Una vez esté asentado sobre el dorso de la misma, el técnico se acercará al pene del caballo desviándolo hacia un lado para introducirlo en la vagina. La vagina artificial se mantiene inmóvil, colocándola en paralelo al abdomen del caballo con su extremo distal elevado, alineada con la base del pene y apoyada contra la yegua o el maniquí para facilitar los golpes pélvicos. En algunos casos se puede provocar un estímulo adicional comprimiendo el glande para simular el efecto cérvix, aplicando masajes o paños calientes en la base del pene o empujando la vagina hacia el caballo. Por otro lado, la sensación de inestabilidad puede inhibir también la eyaculación en el caballo, por lo que debemos asegurarnos de que la yegua soporte presente un tamaño adecuado para el semental y si se tratara de un semental con problemas de estabilidad podemos ayudarlo colocando la yegua más baja, sujetando las extremidades anteriores o permitiéndole una zona de agarre con la boca.

Es importante comprobar si se produce la eyaculación bien colocando los dedos suavemente sobre la zona ventral de la base del pene para palpar los pulsos de la uretra peneana con la mano derecha o bien observando los movimientos de la cola. En el momento de la eyaculación se baja la parte distal de la vagina para permitir que el esperma pase rápidamente al recipiente de recogida y no se altere con el látex o la temperatura de la vagina. Una vez que el caballo desmonta, se retira suavemente la vagina comprobando el colector para verificar de forma definitiva si la eyaculación se ha producido. De esta forma se recoge esperma libre de contaminación y tan pronto como sea posible debe ser trasladado al laboratorio para su evaluación y procesado (Love, 1992; Hurtgen, 1992)

Figura 7.6: Reintroducción del semental a la zona de recogida, estimulación y recogida de esperma.

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