Lunes, 24 Febrero 2020 09:35

Reportajes UCO: ¿Pueden las universidades cambiar el mundo? Comencemos por un café

Escrito por G.C./M.J.P.
Equipo al completo del Área de Cooperación y Solidaridad de la UCO, dirigido por Tomás de Haro Equipo al completo del Área de Cooperación y Solidaridad de la UCO, dirigido por Tomás de Haro G.C.

“Para el año 2030 imagino una universidad útil para la sociedad, con una docencia muy comprometida y que lidere, entre otras cosas, la respuesta científica a todos los retos que en términos de desarrollo nos quedan por afrontar, porque nos va la vida en ello”. Así de claro lo tiene David Comet, coordinador de la campaña de consumo responsable impulsada por el Área de Cooperación y Solidaridad de la Universidad de CórdobaDesde el pasado año y hasta finales de 2020, la UCO lidera y coordina un proyecto -financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo -para que las universidades públicas andaluzas contribuyan a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

En concreto, participan en esta campaña la Universidad de Sevilla, Universidad Pablo Olavide de Sevilla, Universidad de Jaén, Universidad de Málaga y Universidad de Granada, todas bajo la batuta de la Universidad de Córdoba. A escala andaluza es un hito, pues es la primera vez que una universidad pública andaluza coordina una campaña de este tipo, que reúne de forma sistemática y coordinada las acciones en materia de consumo responsable que cada universidad venía haciendo de forma aislada. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? “Las universidades españolas han sido agentes promotores del comercio justo y responsable en España desde hace varias décadas”, explica David Comet. Desde que en 2007 la cooperativa IDEAS pusiera en marcha la campaña ‘ Universidades por el Comercio Justo ’, a la que la UCO se adhirió en 2008, son varios los impulsos que ha recibido por parte de la universidad española. En concreto, la UCO acogió en noviembre de 2012 la celebración de la reunión de la sectorial de Internacionalización y Cooperación de la CRUE, denominada entonces CICUE (Comisión de Internacionalización y Cooperación de las Universidades Españolas), en la cual la Universidad de Córdoba, entre otras instituciones, propició que se firmara una declaración de las universidades españolas a favor del comercio justo y el consumo responsable a la que se sumaron 21 universidades. Este compromiso fue a más y en enero de 2017 la CRUE realizó una declaración institucional sobre el comercio justo y el consumo responsable. En él se fijan una serie de compromisos que las universidades tienen que cumplir: campañas de sensibilización, compra pública ética y responsable, actividades de docencia, investigación, formación en este campo, etc. Este último nivel de institucionalización del compromiso de las universidades con el comercio justo y responsable está ya vinculado con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. El camino, por tanto, ha sido largo y durante el mismo la Universidad de Córdoba ha representado un papel clave.

                                                                                                                       

                                                                                                                   David Comet, coordinador de la campaña de las universidades andaluzas por el consumo responsable.

 

Un café para cambiar el mundo

La campaña que durante año y medio están llevando las universidades andaluzas se articula en torno a actividades de carácter formativo, sensibilización y comunicación social. En concreto, en el primer cuatrimestre del curso se han celebrado cinco Ferias de Consumo Sostenible en Sevilla (Universidad de Sevilla y Universidad Pablo de Olavide), Córdoba, Jaén y Granada que han tenido una evaluación muy positiva por parte de las universidades y las entidades participantes. En estas ferias, abiertas a toda la comunidad universitaria y a la sociedad en general, se dan a conocer iniciativas relacionadas con el consumo y la producción responsable y sostenible. “Las universidades quieren seguir potenciando estas actividades porque lo ven como una oportunidad para vincular el entorno empresarial y económico vinculado a la economía social y solidaria o a formas de producción sostenible con la actividad académica”, explica David Comet. “Es como unir dos mundos. La academia dedica muchos de sus esfuerzos a investigar, pero no siempre estas investigaciones tienen una traslación social palpable. Este proyecto, sin embargo, une dos mundos que se tienen que retroalimentar”, sostiene. 

Tomás de Haro, catedrático de Economía, Sociología y Política Agrarias y director del Área de Cooperación y Solidaridad de la UCO donde se enmarca esta campaña, abunda en esta línea. “Las universidades tienen el reto de contribuir a la Agenda 2030, y qué mejor forma de hacerlo que potenciando dentro de la universidad la referencia a formas de producción y consumo responsable y sostenible en ámbitos como la agroecología, el comercio justo, la agricultura ecológica, la banca ética, las energías renovables… Todos esos modelos empresariales tienen que entrar dentro de la universidad para que esta forme a estudiantes sobre las formas alternativas de entender la economía y que, además, son el futuro, ya que la capacidad ecológica de la Tierra no da para un sistema que no sea más sostenible desde todos los puntos de vista. La universidad tiene una responsabilidad de que esto sea así”.

Para muchas personas, estas ferias suponen un primer acercamiento a otras formas de producción y consumo responsable que en la universidad se llevan fomentando desde hace tiempo. Un ejemplo de ello son los productos de comercio justo. Desde que las universidades españolas se adhirieron a la campaña ‘Universidades por el Comercio Justo’ y, posteriormente, a la declaración de la CRUE, se comprometieron a introducir productos de comercio justo en sus cafeterías. La Universidad de Córdoba ofrece en sus cafeterías café y cacao de comercio justo como opción al convencional. Otras, como la Universidad Autónoma de Barcelona, lo ofrecen como única opción desde 1999, aunque lo normal es que las cafeterías universitarias oferten los dos tipos de café. “Eso reduce el impacto en términos de desarrollo de esa iniciativa”, opina Comet. “Imagina todo el volumen de café que las universidades son capaces de consumir en sus cafeterías. Si eso se limita a algo opcional, el volumen de desarrollo que implica el comercio justo se ve mermado. La compra pública tiene la limitación de que si no se hace de una manera más convincente y más valiente, en términos de desarrollo sostenible, ese tipo de iniciativas no tiene mucho impacto”, explica. “Si todos los estudiantes y profesores supieran que, a través de su consumo, pueden contribuir a que las desigualdades económicas vayan eliminándose, optarían siempre por el café de comercio justo”, razona. Y es que este tipo de café, y otros productos de comercio justo como el cacao o el azúcar, implican condiciones dignas de trabajo para el productor. “Ahora que se habla tanto de la crisis de los agricultores, el comercio justo ha aportado una solución a ese problema para productores de países empobrecidos: fijar precios mínimos, favorecer la sostenibilidad de las zonas rurales, equidad de género, etc. Es una herramienta muy sencilla para promover el desarrollo sostenible que fijan los ODS y la Agenda 2030”, sostiene Comet.

                                                                                                                      VI Feria de Consumo Responsable celebrada en la UCO, enmarcada dentro de la campaña andaluza.

La Agenda 2030 llega a las aulas

Otra de las líneas de trabajo de este proyecto consiste en la impartición de 24 talleres formativos relacionados con distintas temáticas del consumo responsable, que se han impartido en diferentes Grados y Másteres de las universidades participantes y que están teniendo una gran acogida entre el profesorado participante. José Antonio Pedraza, profesor ayudante doctor de Organización de Empresas, imparte la asignatura de Gestión de Empresas Hoteleras y de Restauración en el Grado de Turismo y aceptó la invitación para que la ONG CIC-Batá impartiera un taller sobre turismo responsable en su asignatura. “Abrimos un espacio para la reflexión considerando la mirada a los efectos de nuestro comportamiento como consumidor ya que, como compradores, a diario influimos en el medio ambiente, la economía y los asuntos sociales. En el taller se analiza y reflexiona sobre las condiciones de producción y la contribución del tejido productivo a problemas como la degradación ambiental, la obsolescencia planificada, la basura, la producción de alimentos, etc.”, comenta. 

En el caso del turismo, Pedraza explica que “Córdoba recibe en torno a 1,2 millones de visitantes y 2 millones de pernoctaciones. Todo ello genera dinamismo en la economía cordobesa, pero pudiera generar en el futuro un problema de saturación que afecte a la convivencia entre vecinos y turistas. Los destinos necesitan gestionar la llegada de turistas de manera más eficiente y sostenible porque de lo contrario el ruido, la ocupación de espacios públicos y la especulación inmobiliaria entre otros generan conflicto entre ciudadanos y visitantes. Hay que buscar el equilibrio entre los beneficios que genera el turismo y las consecuencias negativas sobre la conservación del patrimonio y el medio ambiente”. 

En cuanto al interés suscitado entre el alumnado, Pedraza comenta que “la aceptación fue estupenda. La participación en las discusiones y charlas que surgen y proponen en el taller suele ser alta. Los estudiantes reflexionan críticamente sobre cuestiones relacionadas sobre el consumo. Esta capacidad de emitir juicios, interpretar este tipo de problemas de índole social, económica o ética no solo es interesante para crear conciencia del problema, también los prepara para el ejercicio de actividades de carácter profesional”. Alba de la Torre Tavira, alumna de 3º curso del Grado de Turismo y Traducción, asistió al taller de turismo responsable y así lo confirma. “Me pareció muy interesante este taller porque nunca nos hablan de estos temas en clase y aprendes algo que no sabías antes, por ejemplo, el impacto medioambiental del turismo, la generación de residuos… Me gustaría que se incorporara a otras asignaturas, por ejemplo, en contabilidad analítica, podríamos ver cómo reducir costes en la gestión de bares y restaurantes con una menor generación de residuos plásticos de un solo uso”, explica.

                                                                                                     

                                                                                                                 Taller de turismo responsable impartido en la asignatura de Gestión de Empresas Hoteleras y de Restauración en el Grado de Turismo.

 

Los alumnos de 4º curso de la asignatura de Educación Ambiental del Grado de Ciencias Ambientales también han recibido un taller a cargo de la cooperativa Ecotono en el seno de esta campaña. Su profesora, Regina Berjano, perteneciente al Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal, lo tiene claro. “Quería que mis alumnos tuvieran la oportunidad de conocer a gente que está haciendo cosas interesantes en torno a la educación ambiental o a los ODS. El taller se complementa muy bien con la asignatura, porque tenemos mucha teoría de educación ambiental y, aunque hacemos muchas visitas y salidas fuera, están casi todas relacionadas con las instituciones, pero no hemos podido profundizar en cómo ganarse la vida siendo educadores ambientales, por ejemplo, a través de una cooperativa como es Ecotono”, explica. “El taller les da una visión que no habían visto nunca en clase: qué bagaje tenían los fundadores de la cooperativa, cómo llegaron a la conclusión de que la mejor opción que tenían era montar una cooperativa por el tema de la sostenibilidad, etc. Fue una hora, ¡se hizo cortísimo!”, comenta Berjano. Y cortísimo se le hizo también a Carmen María Crespo Melero y Juan José Cuadrado Herrerías, estudiantes de 4º curso de Ciencias Ambientales. Carmen considera que “este tipo de talleres deberían incorporarse a cualquier Grado, ya que abarcan distintos ámbitos al estar la cooperativa compuesta por personal de distintas disciplinas”, mientras que Juan José valora que en la charla de la cooperativa ambiental “aprendí diferentes posibilidades de salidas laborales de forma autónoma y las experiencias y problemáticas reales”. Y va más allá: “la universidad puede contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030 al igual que cualquier individuo, educándose, formándose y cambiando su comportamiento hacia uno más respetuoso con el medio que le rodea”.

¿Por qué la Agenda 2030 debe incorporarse a la universidad?, le preguntamos también a los profesores universitarios. Las respuestas son contundentes. Regina Berjano considera que la universidad debería incorporar la Agenda 2030 y los ODS en todos los grados que oferta: “es absolutamente posible hacerlo en todas las materias”. Para ella, “nosotros somos el horno donde están cocinándose los futuros trabajadores y las personas que van a estar liderando la economía y el sistema político y social del futuro y, además, son las personas que están en el máximo nivel de formación académica y, por tanto, son las que más deberían de pensar hacia dónde va nuestro mundo. En este momento en el que hay un consenso global y está tan claro de que estamos en un momento crítico en el que es necesario tomar decisiones y que estas tienen que tomarse ya, tiene que estar claro cuáles son los criterios de sostenibilidad que podemos implementar en cada una de las profesiones que vamos a tener en el futuro. Si necesitamos un cambio y ese tiene que ser hacia la sostenibilidad, lo deseable es que se incluyan ya desde el inicio de todos los grados”. 

De la misma opinión es José Antonio Pedraza. “La Universidad aspira a ser motor de la sociedad actual en la formación y la transferencia de conocimiento. La formación humanística incluye enseñar aspectos como la tolerancia, el respeto, la capacidad para resolver problemas, fomentar el compañerismo y el trabajo en equipo. El compromiso es formar buenos profesionales, pero también los mejores ciudadanos. En la transferencia de conocimiento el compromiso es generarlo y transferirlo de acuerdo con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El vínculo de la universidad con otros agentes de la sociedad, empresas, administraciones y tejido asociativo, consiste en ir incorporando en la investigación y en las relaciones de colaboración con estos agentes principios, valores y objetivos de desarrollo sostenible”.

El 90% del profesorado de todas las universidades participantes en esta campaña quiere seguir colaborando con la misma tras haber pasado por los talleres. “De aquí a un tiempo no muy lejano no será una opción estudiar los sectores económicos desde un punto de vista de la sostenibilidad, sino una necesidad”, apunta David Comet. “La universidad tiene que incorporar la Agenda 2030 porque todos los indicadores científicos nos dicen que, o cambiamos el modelo que tenemos de desarrollarnos económicamente, o la capacidad ecológica de la Tierra no dará para garantizar el bienestar de todo el planeta”. 

Eva Trigo, directora de la Oficina de Cooperación de la Universidad de Sevilla, que lleva trabajando los ODS desde hace 4 años, considera que “en el caso de las universidades es especialmente relevante incorporar la Agenda 2030 y los ODS porque podemos aportar resultados de investigación y creación de la tecnología necesaria para conseguir algunos de estos objetivos; y además somos depositarias de la función de formación de los y las futuras profesionales, quienes tendrán que tomar decisiones en sus respectivos puestos de trabajo y responsabilidad en pro de la consecución de los ODS”. “Por ello -añade- nuestra valoración de esta última campaña de las universidades andaluzas por el Consumo Responsable ha sido magnífica, sin duda debido al impulso renovado que ha supuesto integrarlas dentro del proyecto de Universidades por el Comercio Justo liderado por la Universidad de Córdoba, gracias a su especialización en esta temática dentro de su actividad de Cooperación Universitaria al Desarrollo”. Matilde Peinado Rodríguez, directora de secretariado de compromiso social y de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Jaén, la primera universidad de España que se adhirió a la campaña Universidades por el Comercio Justo, y que viene desarrollando diferentes actividades por el Comercio Justo y el Consumo Responsable ininterrumpidamente desde el año 2012, sostiene que es fundamental “trabajar desde la transparencia, la visibilidad y la proyección social que debe de tener una institución como la nuestra: la formación integral de una ciudadanía activa y comprometida en la construcción de un mundo mejor”.

La Universidad de Córdoba tiene claro que va a seguir trabajando en esta línea. El horizonte del 2030 no debería ser una utopía. Así lo imagina José Antonio Pedraza, profesor participante en la campaña. "La universidad de Córdoba, y el resto de universidades, deben aspirar a ser un espacio de progreso y modernidad para la sociedad, donde haya pensadores que enseñan a pensar. Erigirse en un lugar que explore, cree y aporte soluciones locales y globales. Los desafíos globales sobre el cambio climático, la protección de la diversidad de expresiones culturales, la equidad de género, los derechos humanos, etc. necesitan de una universidad ambiciosa que persiga estos objetivos. Tenemos que evitar que en la era del conocimiento y la información la universidad no esté conectada con las personas y las empresas. Una universidad con libertad para generar, transmitir y divulgar conocimiento e ideas útiles para lograr resolver los problemas heredados del modelo de sociedad industrial basada en el consumo".

Los contenidos y actividades completos de la campaña pueden consultarse en https://www.uco.es/vidauniversitaria/cooperacion/consumoresponsable/

 

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