El trabajo de investigaci�n, titulado �Inductores de resistencia para frenar la destrucci�n de ecosistemas amenazados por pat�genos ex�ticos: el caso del alcornocal centenario de Do�ana� tiene como coordinadora a la profesora de la Escuela Superior T�cnica de Ingenier�a Agron�mica y de Montes (Etsiam) Esperanza S�nchez.
La investigaci�n tiene dos objetivos, explica S�nchez. �De forma inicial, pretendemos mapear la extensi�n el pat�geno dentro de Do�ana, esto es, conocer la incidencia actual de la infecci�n�. No obstante, la meta principal es �poner un paralelo un control m�s adecuado del pat�geno�. Para ello, los cient�ficos pretenden determinar unos inductores de resistencia, esto es, unas mol�culas que estimulen los sistemas de defensa propios de los �rboles amenazados. Estas mol�culas contienen como materia activa sales de �cido fosforoso. Los investigadores proponen dos v�as para el uso de esta materia activa. �Una es ensayar la �nica mol�cula de este tipo registrada en Espa�a para usos fitosanitarios en cultivos como tratamiento para la infecci�n; la otra es desarrollar nosotros mismos una mol�cula experimental para tratar la enfermedad�, desarrolla la profesora de la UCO. Los inductores de resistencia se introducen en las plantas por medio de inyecciones en el tronco, para que no se produzcan escapes y no se altere el entorno.
Adem�s de establecer un mapa de la zona afectada en el parque nacional por el pat�geno y de desarrollar estos inductores de resistencia, los investigadores pretenden obtener datos cient�ficos contrastados que demuestre la eficacia de este tipo de productos para el �mbito forestal.
El pat�geno y el �rbol
La seca de la encina y del alcornoque la produce un microorganismo denominado Phytophthora cinnamoni, incluido en la lista de las cien especies ex�ticas invasoras m�s da�inas del mundo por parte de la Uni�n Internacional para la Conservaci�n de la Naturaleza. Se nutre de las ra�ces del arbolado. En principio empieza por las m�s peque�as para luego avanzar hacia el n�cleo del �rbol. Hay que recordar que mediante las ra�ces, la planta toma agua y nutrientes presentes del suelo. La enfermedad se manifiesta con s�ntomas parecidos a los de la sequ�a. De ah� el nombre popular de seca de la encina y del alcornoque.
Al no ser un organismo propio de la Pen�nsula Ib�rica, los �rboles afectados no han desarrollado mecanismos de defensa frente al invasor, lo que lo convierte en m�s da�ino. De origen en principio pap� neoguineano, el microorganismo ha invadido ya la zona euroasi�tica desplaz�ndose por sus propias v�as de una masa forestal a otra. Las principales zonas del planeta afectadas son la Pen�nsula Ib�rica, donde afecta a encinas y alcornoques, y Australia, donde da�a a eucaliptos, recuerda S�nchez. �Se supone que lleg� a Espa�a en los a�os 40 del siglo pasado, y entonces afect� principalmente al casta�o, que la caus� la enfermedad conocida como tinta del casta�o�, rememora la especialista. En aquella d�cada tambi�n se registraron infecciones de alcornoques en Portugal, seg�n los registros del pa�s vecino.
La epidemia repunt� en los a�os 90 del siglo pasado. �Desde entonces ha ido expandi�ndose, lo que es bastante preocupante porque puede afectar tanto a zonas protegidas por las Administraciones p�blicas como a dehesas particulares�, valora S�nchez. En 2008, se detect� por primera vez en el entorno protegido de Do�ana en un proyecto de investigaci�n que pretend�a estudiar el decaimiento de alcornocales por efecto de las aves, pero en el que se observ� tambi�n la incidencia de este microorganismo.