Miércoles, 28 de Octubre de 2015 12:09

Los bosques mediterr�neos tienen capacidad para recuperarse de incendios forestales de forma natural

A. M.
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Jorge Mataix, profesor de la Universidad Miguel Hern�ndez Jorge Mataix, profesor de la Universidad Miguel Hern�ndez

El profesor de la Universidad Miguel Hern�ndez Jorge Mataix muestra en la UCO estrategias para recuperar zonas quemadas a partir de datos cient�ficos


El fuego forma parte de la naturaleza. En ecosistemas como el mediterr�neo, especies vegetales como el pino carrasco o la jara est�n adaptadas para convivir con incendios producidos de forma natural cada cierto tiempo. Ante un auditorio repleto de alumnos de la Universidad de C�rdoba, el profesor de Ciencias de los Suelos de la Universidad Miguel Hern�ndez de Elche Jorge Mataix ha explicado c�mo diferentes factores inciden en la recuperaci�n de una zona afectada por un incendio forestal y ha mostrado algunos ejemplos de recuperaci�n en parques naturales de la provincia de Alicante. La conferencia forma parte de un ciclo organizado con motivo del A�o Internacional de los Suelos por el Departamento de Edafolog�a de la Universidad de C�rdoba y del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3, en colaboraci�n con la Facultad de Ciencias y de la Escuela T�cnica Superior de Ingenier�a Agron�mica y de Montes.

Mataix ha incidido en que �aunque el fuego est� presente en el ciclo natural, tenemos un problema por el cambio de r�gimen� que ha producido la acci�n humana. �No existe una gran diferencia entre que caiga un rayo en un monte o que lo queme una persona. S�lo necesitamos saber si le tocaba quemarse o no, ya que el fuego es un factor biol�gico m�s del ecosistema�, ha explicado. No obstante, �tenemos que reducir el n�mero de incendios causado por el ser humano que tenemos que reducir mediante prevenci�n, pero no hay que alarmarnos siempre que haya un incendio forestal, depender� de c�mo sea�, ha admitido.

Cuando un ecosistema ha coevolucionado con el fuego, las especies adaptadas a �l necesitan la presencia de este factor para proseguir su ciclo biol�gico. Sucede, por ejemplo, con el pino carrasco (Pinus halepensis), com�n en la zona mediterr�nea, con poblaciones desde Andaluc�a a Provenza, en Francia. Sus pi�as est�n desarrolladas para eclosionar cuando hay un aumento s�bito de temperatura, producido por un incendio de car�cter medio. Entonces, las semillas caen al suelo y regeneran la zona que ha sido quemada. �El problema es que sucedan incendios que no den tiempo a que el pino adquiera madurez sexual y pueda producir pi�as f�rtiles, como ha pasado en zonas con sucesivos incendios forestales provocados por el ser humano�, ha recordado el experto.

Normalmente, los fuegos de baja intensidad cumplen una funci�n en el ecosistema: limpian de vegetaci�n muerta un entorno espec�fico. Sin embargo, los incendios m�s virulentos, de alta intensidad, producen una eliminaci�n de toda la cubierta vegetal de un espacio. Tambi�n se ven afectados los bancos de semilla que permanecen en la superficie y los suelos son da�ados, ya que las propiedades se ven afectadas, especialmente en lo relativo a nutrientes o en la formaci�n de c�rcavas si se ve sucedido por lluvias fuertes. Hay algunas pistas para conocer la intensidad de un fuego, ha explicado Mataix en su ponencia. Una es el color de la ceniza. Cuando los restos son m�s claros, se ha prendido toda la materia org�nica que hab�a y el da�o ha sido mayor.

Sierra de Mariola

Mataix ha mostrado c�mo la red de especialistas en incendios forestales a la que pertenece ha ayudado a la recuperaci�n de entornos afectados por estos sucesos. Concretamente, en el parque natural de la sierra de Mariola (Alcoy, Alicante) se provey� el suelo de una cubierta vegetal por medio de paja en hect�reas vulnerables por escorrent�as y erosi�n del suelo por fuertes precipitaciones. �La iniciativa sirvi� para concienciar a la poblaci�n local de que hay que tomar medidas espec�ficas al incendio�, ha repasado. En este sentido, en la zona se sol�an retirar los �rboles quemados por medio de arrastre. Por medio de muestreos y de trabajos de campo, los cient�ficos demostraron que esta t�cnica era menos efectiva que el mantenimiento de esta vegetaci�n y la recuperaci�n natural del entorno. A ra�z de estos trabajos, las autoridades locales empiezan a contar con la voz de estos especialistas para la recuperaci�n de otros incendios.