El ciervo com�n (Cervus elaphus) est� ampliamente distribuido por Europa, donde forma parte de sus estampas de monta�a y es un importante recurso cineg�tico. Los tax�nomos han descrito diferencias en la especie seg�n zonas geogr�ficas y han establecido varias subespecies de ciervos, entre ellas, la ib�rica (Cervus elaphus hispanicus). El trabajo coordinado por el catedr�tico de la UCO Juan Carranza ahonda ahora en las diferencias gen�ticas en la subespecie aut�ctona. Observa tantas diferencias gen�ticas que establece dos linajes diferenciados. En trabajos previos, su grupo ya hab�a identificado estas diferencias, pero ahora, a partir de un an�lisis filogen�tico m�s detallado se establecen con mayor precisi�n las �reas en las que se encuentran ambos linajes en Espa�a as� como las relaciones entre ellos y con el resto de los ciervos europeos.
�Se utiliza tanto ADN mitocondrial como nuclear (microsat�lites) y lo interesante es que ambos procedimientos cuentan historias diferentes, pero complementarias�, explica Carranza. �Podemos decir que a pesar de la existencia de estos dos linajes, el ciervo de la Pen�nsula Ib�rica permanece como una subespecie bien diferenciada de las subespecies del norte de Europa lo que indica que para proteger al ciervo ib�rico se deben seguir controlando tanto las introducciones de ciervos de otras �reas de Europa como impedir las traslocaciones de ciervos entre los dos linajes espa�oles si queremos conservar este elemento de nuestra biodiversidad�, resume el investigador principal.
A partir del estudio del ADN, los cient�ficos han podido identificar no s�lo estos dos grupos locales diferenciados, sino establecer qu� zonas pueblan y desde cu�ndo. Un linaje se encuentra muy localizado en la provincia de C�ceres, con individuos distribuidos tambi�n por Burgos y Navarra producto de introducciones recientes. El otro ocupa mayoritariamente el resto de Espa�a, desde la Cordillera Cant�brica a las Subb�ticas y desde la Sierra de la Culebra (Zamora) al Pirineo Oriental. No obstante, los cient�ficos han encontrado en ocasiones porcentajes de un linaje dentro del �rea de distribuci�n del otro.
Refugios glaciares en Iberia
Estos ciervos pueblan la Pen�nsula Ib�rica desde antes de la �ltima glaciaci�n. El sur de Europa (las actuales Espa�a y Portugal, la Pen�nsula It�lica y los Balcanes), se convirti� en un refugio para este mam�fero, que habita bosques frondosos de zonas monta�osas. Entonces, un linaje se diferenci� en torno a Extremadura y posiblemente Portugal y el otro, en el sur. Al t�rmino de la �ltima edad de hielo (hace aproximadamente 12.000 a�os) y conforme se templaba el continente, los venados se fueron expandiendo hacia el norte.
Es interesante constatar que s�lo los ciervos de uno de estos linajes, en concreto el del centro y sur de Espa�a, aparecen como antepasados de los del norte de Europa, lo que indica que s�lo ellos participaron en la recolonizaci�n postglacial del norte de Europa, mientras que los del linaje del oeste de Iberia probablemente se quedaron en la pen�nsula.
Para su trabajo, los investigadores han tomado muestras no s�lo de las poblaciones ib�ricas, sino tambi�n de ejemplares de las subespecies de ciervo escoc�s, de Noruega y el mayoritario existente en el centro y este de Europa.. El trabajo ha sido publicado recientemente en Ecology and Evolution.
La influencia humana y la necesidad de conservaci�n
Las poblaciones de ambos linajes, no obstante, no han permanecido inalteradas en los �ltimos a�os. Los investigadores han detectado la presencia de ejemplares que han sido translocados respecto a sus �reas geogr�ficas naturales y creen que esto puede ser debido a introducciones para actividades de caza. Esto est� produciendo tanto la homogenizaci�n de la subespecie aut�ctona como la mezcla gen�tica con ciervos de otras subespecies europeas, lo que conlleva la p�rdida de la identidad de la subespecie ib�rica como parte de la fauna silvestre y de la biodiversidad de la Pen�nsula Ib�rica.
Juan Carranza, Mar�a Salinas, Dami�n de Andr�s & Javier P�rez-Gonz�lez. �Iberian red deer: paraphyletic nature and mtDNA but nuclear markers support its genetic identity�. Ecology and Evolution. doi: 10.1002/ece3.1836