La radicalización violenta es un proceso complejo que ni las variables de “educación, edad, género o estatus económico pueden explicar”, según defendió esta tarde el profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba Manuel Moyano, que participó junto a Jocelyn J. Belanger en una mesa redonda en la UCO presentada por Carmen Tabernero, decana del citado centro.
Moyano examinó el creciente fenómeno de la radicalización violenta a la luz de un proyecto de investigación basado en medio centenar de entrevistas efectuadas en un barrio conflictivo a población musulmana inmigrante y local receptora. El trabajo, por el que recibió recientemente el premio Leocadio Martín Mingorance, evidenció que el colectivo musulmán privilegia en su escala de valores a quienes profesan su misma religión y a las personas “que dan la vida por el islam”, mientras que desplazan en la última posición a “la policía, los españoles, los cristianos y a ciertos artistas famosos”.
El colectivo local cristiano, por el contrario, sitúa en su primer puesto de preferencia a los “españoles” y a las personas de su misma religión, al tiempo que relega a los lugares de antipatía a los “marroquíes” y a los “musulmanes. Estos datos constatan, según Moyano, que existe una clara “polarización intergrupal”. El especialista analizó, ante un salón de actos lleno de estudiantes, los factores que concurren en el fenómeno de radicalización y el “proceso de deshumanización” contra el oponente que suele ir acompañado de una inhibición del “freno de la violencia”.
Manuel Moyano defendió el papel de los educadores sociales y las estrategias preventivas para combatir la radicalización violenta. “Hay programas de desradicalización que funcionan”, señaló, “pero exigen una inversión muy grande y no son fáciles”. “Es más eficaz la prevención”, subrayó.
Jocelyn J. Belanger, especialista de la New York University Abu Dabi, se centró, por su parte, en desentrañar la motivación de los grupos terroristas, muy activos en las últimas décadas.