Hasta ahora la creencia generalizada es que los individuos en situaci�n de exclusi�n social son menos proclives a llevar a cabo comportamientos prosociales sobre todo cuando son muy sensibles al rechazo social. Seg�n explica Esther Cuadrado, �las personas que siempre est�n muy alerta ante las situaciones de exclusi�n social, como esper�ndolas continuamente, ser�n personas que reaccionen de forma m�s exagerada cuando perciban se�ales de rechazo social y en consecuencia lleven a cabo menos comportamientos prosociales en situaciones de exclusi�n social, e incluso comportamientos antisociales y agresivos�. No obstante, un estudio realizado por investigadoras de la Universidad de C�rdoba y financiado por el Ministerio de Econom�a y Competitividad (MINECO) ha tratado de profundizar en este tipo de comportamientos y ha determinado que existen determinadas situaciones en las que estar excluido puede llevar a comportarse de forma m�s prosocial que estar incluido. As�, el equipo de investigaci�n de la UCO, dirigido por la profesora Carmen Tabernero, ha demostrado que cuando se percibe la posibilidad real de reconectar y abandonar la situaci�n de exclusi�n es habitual encontrar una tendencia hacia los comportamientos de colaboraci�n o solidaridad.
Cuadrado explica que �el ser humano posee una necesidad inherente de sentirse incluido, de sentir que forma parte de un grupo. Por eso, un individuo que experimente una situaci�n de rechazo social intentar� mostrar una cara amigable y hacer ver al grupo que es un miembro valioso a trav�s de comportamientos prosociales, pero eso solamente si percibe que tiene la posibilidad de volver a ser incluido en el grupo. De lo contrario, la situaci�n de exclusi�n social le llevar�a a comportamientos agresivos y antisociales�
Para llegar a esa conclusi�n, las investigadoras de la UCO han desarrollado dos estudios experimentales. En el primero tomaron parte 93 estudiantes universitarios seleccionados aleatoriamente. Tras contestar un cuestionario online para evaluar ciertas variables, los estudiantes pasaban a efectuar unas tareas de reparto de recursos supuestamente con otros participantes conectados online y que les permitir�an ganar puntos intercambiables por dinero. En realidad era parte de la manipulaci�n y, aunque cre�an estar haciendo las tareas dentro de un grupo online, estaban jugando solos frente a su ordenador. La cantidad de recursos que donaban en las tareas de reparto a los compa�eros ficticios sirvieron para evaluar si sus comportamientos eran m�s o menos prosociales.
En el segundo estudio participaron 119 estudiantes seleccionados aleatoriamente. El procedimiento fue similar al del primer estudio. Despu�s de rellenar un cuestionario online los estudiantes fueron informados de que tendr�an que hacer determinadas tareas en grupos online que les permitir�an ganar puntos intercambiables por dinero. Para generar los dos grupos experimentales, los participantes jugaron una ronda de Cyberball, un programa creado para ser utilizado en investigaciones sobre la exclusi�n/inclusi�n social en la que los participantes juegan online a pasarse una pelota. Los participantes jugaron de manera aleatoria en una condici�n de inclusi�n (recibiendo muchas veces la pelota) o en una condici�n de exclusi�n (pr�cticamente no recib�an la pelota). A continuaci�n, efectuaban las tareas de reparto de recursos con los mismos miembros ficticios con los que cre�an haber jugado al Cyberball, de forma que al igual que en el primer experimento, la cantidad de recursos que donaban a sus compa�eros de grupo nos serv�a para evaluar en qu� medida se comportaban prosocialmente.
La intenci�n de las investigadoras era establecer un modelo predictor del comportamiento prosocial tanto en situaciones neutras como en situaciones de exclusi�n frente a las de inclusi�nestableciendo qu� variables pod�an predecir el comportamiento prosocial y las relaciones que pod�an establecer entre ellas. Todas las variables estudiadas (disposici�n a ser prosocial, sensibilidad al rechazo, percepci�n de eficacia individual y grupal para ser prosocial, confianza en los dem�s, ira y deseo de afiliaci�n social) revelaron predecir significativamente el comportamiento prosocial directa o indirectamente.
Entre las conclusiones obtenidas, recogidas en un art�culo publicado en la revista Frontiers in Psychology, las investigadoras exponen que para obtener comportamientos prosociales resulta conveniente promover en los individuos su propia predisposici�n a ello, as� como la certeza de que tanto ellos como su grupo pueden ayudar a los dem�s de una manera eficaz y la confianza que tienen en los dem�s. Igualmente, los resultados de los estudios destacaron la relevancia de contar con programas espec�ficos para reducir la ansiedad de sentirse rechazado con objeto de prevenir comportamientos negativos o violentos.
Esther Cuadrado, Carmen Tabernero and Wolfgang Steinel. �Determinants of Prosocial Behavior in Included Versus Excluded Contexts�. Frontiers in Psychology, 07 J