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Miércoles, 27 de Julio de 2016 10:25

CMUDE 2016: Profesionalidad, respeto y convicci�n en el primer debate del Mundial

G.C. - T.C.
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Un momento del primer debate del Mundial de Debate. Un momento del primer debate del Mundial de Debate. G.C. / T.C.

Son las nueve y 20 minutos de la ma�ana. Se acaban de hacer las adjudicaciones, y los debatientes, en masa, se dirigen r�pidamente a las aulas en las que tendr� lugar su primer debate del campeonato. Todos, papel y bol�grafo en mano, apuran los quince minutos de los que disponen para preparar sus argumentaciones.

Mientras tanto, los miembros de la organizaci�n preparan los espacios y ponen a punto los cron�metros. Siete minutos por intervenci�n.

En una de las aulas est�n los cuatro equipos y tres jueces, que celebran lo bien organizado que est� el campeonato. Los debatientes se dividen en dos equipos, el Gobierno y la Oposici�n, y ambos cuentan con una C�mara Alta y una C�mara Baja, que debatir�n con seriedad, respeto y convicci�n al estilo del Parlamento Brit�nico. Se acerca el momento de comenzar, el primer ministro abre la ronda de debate y el cron�metro comienza su cuenta atr�s.

Llama much�simo la atenci�n la preparaci�n y la calidad de las argumentaciones entre j�venes que a�n est�n cursando sus estudios o que a�n son aprendices en el campo de la oratoria.

El debate va avanzando y cada vez se nota m�s intensidad en las diferentes argumentaciones acompa�adas de los puntos de informaci�n de los contrincantes, que rebaten los argumentos presentados por el equipo contrario poni�ndose en pie y alzando la mano. Mientras, los compa�eros de los debatientes traducen sus aplausos de apoyo al discurso en golpes en la mesa, que con cada intervenci�n se suceden de manera m�s seguida. Eso s�, con una profesionalidad y un saber estar dignos de una c�mara parlamentaria.

Una vez finalizado el debate, los jueces se quedan deliberando en la sala mientras los participantes del debate se saludan con deportividad, a pesar del �mpetu con el que han peleado sus respectivas posiciones. Est�n nerviosos, unos m�s satisfechos que otros, pero el resultado ha sido de una gran calidad.

Estos j�venes no tienen nada que envidiar a los representantes pol�ticos que hay en la actualidad. Durante sus intervenciones han hablado de consenso, de negociaci�n, de di�logo, conceptos que constituyen la base de la democracia, y que resultan muy oportunos dada la situaci�n pol�tica actual en Espa�a.

Sin lugar a dudas, la gran mayor�a, por su representaci�n, podr�n optar en un futuro a ser parte del entramado pol�tico de diferentes pa�ses. Al contrario de lo que, en ocasiones, se afirma sobre los j�venes, visto esto se puede decir que hay esperanza.