L�pez Bellido recuerda que en 2015 no son m�s de diez las variedades de cultivos energ�ticos las plantadas en los cinco continentes. Ocupan en torno al 12% de los terrenos agr�colas. Entre ellas se encuentra la soja, el ma�z, el algod�n y la colza. En Europa son cinco pa�ses, entre ellos Espa�a, los que producen un �nico cultivo con modificaciones gen�ticas: ma�z.
El trabajo cient�fico de las academias estadounidenses muestra beneficios asociados a esta tecnolog�a. De este modo, el uso de insecticidas ha disminuido entre 1995 y 2010 en Estados Unidos en cultivos como el ma�z y el algod�n. �No hay evidencia de la relaci�n de causa y efecto entre los cultivos transg�nicos y los problemas ambientales�, recuerda en su texto L�pez Bellido.
El informe tampoco refleja conflictos con la salud humana y animal. �Aunque estudios epidemiol�gicos a largo plazo no han sido directamente abordados respecto al consumo de alimentos transg�nicos, los datos disponibles no han mostrado ninguna enfermedad o afecciones cr�nicas en las poblaciones relacionadas con el consumo de alimentos transg�nicos�, explica el profesor universitario em�rito. Al contrario, �existen algunas evidencias de que los cultivos transg�nicos resistentes a insectos han tenido beneficios para la salud humana por la reducci�n de intoxicaciones con los insecticidas�.
Suministro de alimentos
En una segunda parte, L�pez Bellido recuerda que �el crecimiento de la poblaci�n y los l�mites de las tierras de cultivo y de agua dulce y el cambio clim�tico tienen profundas implicaciones para la capacidad de la agricultura para satisfacer en este siglo las demandas de alimentos, piensos, fibras y combustibles�. En 2050, seg�n Naciones Unidas, se espera una poblaci�n mundial en torno a 9.200 millones de habitantes y 0,18 hect�reas de tierra agr�cola por persona, por las 0,47 hect�reas por persona de 1950.
Para el experto, �la biotecnolog�a agr�cola ser� un factor clave en la producci�n sostenibles de alimentos en el futuro�. Con la ingenier�a gen�tica se dispone de una selecci�n de genes para introducir en la c�lula vegetal �sin ning�n tipo de consecuencias no deseadas�.
Por todo ello, el especialista afirma que �carece de fundamento en t�rminos reales el miedo a que los genes incorporados al alimento transg�nico puedan integrarse en nuestro propio organismo� y que �jam�s en la innovaci�n cient�fica y t�cnica se han establecido mecanismos de seguridad tan estrictos� como los dise�ados para estos cultivos. L�pez Bellido lamenta �la pol�tica restrictiva y la moratoria de facto� mantenida por la Uni�n Europea porque �est� da�ando seriamente la investigaci�n b�sica y el desarrollo de nuevas aplicaciones�.
La comisi�n redactora del informe estaba expuesta por 111 cient�ficos y 26 revisores. Se escuch� la opini�n de 80 personas con conocimientos, perspectivas y experiencias con este tipo de cultivos y se analizaron m�s de 700 comentarios y documentos de diferentes organizaciones o escritos a nivel individual. El informe, de 388 p�ginas, tiene 1429 referencias bibliogr�ficas.