Según el director del Instituto “la fotografía en nanoquímica sirve tanto para caracterizar los diferentes materiales como para demostrar la manipulación de los materiales” y, además, en este caso dan como resultado unas imágenes con un cariz artístico que podrían encuadrarse dentro del “nano – arte”.
Muestra de las aplicaciones estéticas de esta disciplina científica han sido los trabajos de Rebeca Jiménez, Javier Patarroyo y Miriam Chávez, que a través de sus trabajos “Pt NanoUniverse”, “Nano-fish” y “Golden beach besides Salty sea” han conseguido divulgar con imágenes partes del proceso de estudio que llevan a cabo en sus diferentes grupos de investigación en diferentes campos de la Química.
Mientras que el sensor con superficie de carbón vitrificado dopado con nanopartículas de platino de “Pt NanoUniverse” da una imagen de un universo a pequeña escala, la agrupación de partículas core – shell de oro y cerio de “Nano – fish” dan como resultado una imagen con forma de pez. Por último, en la obra “Golden beach besides Salty sea” la aleación de oro sometida a corrosión electroquímica en un medio salino evoca a una playa bañada por las olas del mar.
La calidad de los 20 trabajos presentados a este I Premio Bienal de Fotografía Científica, reseñada por el representante del jurado, Rodríguez Jurado, es un aval para que este certamen se consolide y su trayectoria se haga duradera en el tiempo.
Para Manuel Blázquez se hace necesario resaltar que tras el plano estético de estas fotografías se encuentra un trasfondo científico que ha sido explicado por cada uno de los participantes premiados.