ión melancólica, que ahora nuevamente se llama hipocondríaca. Viéndole Alonso Pérez de Montalbán, su
amigo, tan triste, le convidó a comer el día de la Transfiguración, que fue a seis de agosto, y después d
e dos disgustos, como si para una vida no bastase uno, que le tenían casi rendido a una continua pasión melancólica, que ahora nuevamente se llama hipocondríaca. Viéndole Alonso Pérez de Montalbán, su
amigo, tan triste, le convidó a comer el día de la Transfiguración, que fue a seis de agosto, y después de haber comido, estando todos tres discurriendo en varias materias, dijo que era tanta la congoja qu