Asistieron a la dichosa muerte del glorioso doctor san
Isidoro,
Eparcio y Joan, obispos muy queridos suyos, y Redempto,
presbítero
de Sevilla, el cual, o por más
docto
o más diligente, como testigo de vista, la
escribió
de la manera que la refieren los breviarios e historias de España. Consérvase este libro en la biblioteca de San Ildefonso, en Alcalá de Henares, en letra gótica, de antigüedad de más de 600 años.