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APROBACIÓN DEL MAESTRO
FRAY
ÁLVARO OSORIO, DIFINIDOR DE CASTILLA DEL ORDEN DE SAN AGUSTÍN
Por mandado de el señor don Alonso Rico,
vicario
de esta villa de Madrid, se me remitió un
libro
cuyo título es
Trabajos del vicio y afanes del
amor,
compuesto por don Rodrigo Correa Castelblanco,
sargento
mayor de el Tercio de Granada y
gobernador
de el Peñón; y aunque ocupada la atención al examen, le he leído con curiosidad, admirado y gustoso, que el
gusto
le trae consigo la admiración: «Quod admirabile, est delectabile est», dijo
Artes.
Admirele porque sacar del mal el bien es maestría, que del empleo militar es de quien podía esperarse menos, conque podré decir del autor lo que al contrario intento dijo nuestro gran filósofo español Séneca : «Quid epectat, qui ofendit, dum obligat» . Mucho bueno se puede esperar de quien con sucesos que estragan edifica.
Leíle gustoso, más que por lo
divertido
—con serlo tanto— , por lo
provechoso
que puede ser a la juventud si en la escuela de los sucesos quieren ser discípulos de los escarmientos, que ese es el intento de el autor y ese motivo una de las razones que hallo para su aprobación; pues le basta a la obra para buena la loable intención con que se escribe: «Opus bonum intentio faci», dijo mi Augustino, siendo, en sentir de mi grande padre, la mejor censura el dolerse de lo que neciamente tuvo por gusto: «Operum honorum initium confessio malorum est» . Con que siendo este libro —como le hallo—
cabal
en la fe y para los que con prevención cuerda le leyeren, no solo no disonante sino provechoso con lo que les avisa a las costumbres, siento que se le puede dar la licencia que pide para darle a la
estampa,
porque con su comunicación —si no le vicia la malicia— ganará, quien le tuviere, un amigo que en lo
político
y
moral
le dé doctrina con que acorte los pasos al despeño, sin que el riesgo de peligrar el poco seso de la mocedad sea tacha para sacarla a luz, porque eso, más que nulidad de la obra, sea mal
gobierno
de quien se maleare con ella: que el mal bien ejercitado es lustre, como usar del bien mal es ignominia. San
Pablo
hizo instrumento de Satanás para sus virtudes: «Datus est mibi stimulus cernis meae Angelus Sathanae, qui meco laphicet». Y Judas, de la triaca del Sacramento, veneno para su ruina; con que de quien usare mal de los sucesos será la
culpa,
y para el autor no puede dejar de ser excelencia y lustre grande saber salir del mal tan bien aprovechado. Este es mi sentir, en San Felipe el Real de Madrid, a 17 de diciembre de 1679 años.
Fray Álvaro Osorio