[16]
De don Mateo Pérez de Cárdenas
De Helicón por su falda se derriba
el agua cristalina, hasta que llega
a dar en la florida y
fértil
Vega,
que en vuestro claro
ingenio
el sol cultiva;
donde Dafnes también, menos esquiva [5]
con sus hermosos brazos ya le ruega,
para digna corona que os entrega,
que es más que para vos, el don reciba.
Al fruto responded de sus
amores,
con el que en vuestra Vega habrán cogido [10]
los Titiros de Arcadia moradores;
porque de su
zampoña
convencido
quede, y pagado, pues que son mejores
que las que él inventó ni el mundo ha
oído.