En alabanza de la ingeniosa obra del licenciado don Juan Ordóñez, cirujano de cámara de nuestro gran monarca Carlos Segundo, y venerando compañero de nuestra Tertulia Médico-Física Sevillana, de un su aficionado, amigo y compañero.
Soneto.
Vive oculta la perla más preciosa,
y el oro de la Arabia está escondido,
y uno y otro descubre el que, atrevido,
hasta gozar sus frutos no reposa.
Así, don Juan, ¡oh, tú!, a la perezosa
antigüedad,
que solo en el descuido
los efectos más raros dio al olvido,
hoy descubres su causa misteriosa.
Que fuera error vivir en su porfía
aquel que en la
ignorancia
busca asilo,
cuando
respuestas
das tan elocuente,
que dejas convencida a la
osadía,
con lo dulce y
suave
de su estilo,
de tanto preguntar impertinente.