ADVERTENCIAS DE ANDRÉS DE ALMANSA Y MENDOZA PARA INTELIGENCIA DE LAS
SOLEDADES
DE DON LUIS DE GÓNGORA
Al duque de Sessa y Baena, marqués de Poza, almirante de Nápoles
Ilmo. y Excmo. Sr.
Nací tan obligado a Vuestra Excelencia que, fuera de las mercedes recibidas de sus padres en Roma, mi inclinación me lleva, más que violenta, voluntariamente.
Y este deseo de
servirle,
si en algún tiempo fue niño, ha llegado a ser gigante a manos de las
mercedes
que de las suyas recibo, cuya razón lleva a ellas
este humilde discurso;
humilde en el modo, si bien valiente en el
osar:
no porque tenga necesidad de alumbrar su ingenio, sino de divertir su
gusto.
Y yo puedo decir, y más defendiendo obras de don
Luis de Góngora,
lo que dijo el
Apóstol
a los de Galacia:
"non veni ad vos in sublimitate sermonum, sed in ostensione veritatis."
Aquí doy principio, con los miedos y pavores con que entra el tercer párrafo.
Ardua, difícil y desigual empresa sigo en tan
frágiles
fuerzas, pues sin
experiencia,
que suele alcanzar aún más dilatados límites que la especulación, sin
conocimiento
o estudio de su ciencia, con lenguaje corto y mal
limado
estilo, fiado solo en la luz
natural,
quiero salir al campo a defender un torbellino de pareceres y objetos (si se les puede dar este nombre) que la ventolera de algunos con título de doctos, curiosos y valientes ingenios
han levantado
contra las
Soledades
del sacro
genio
don Luis de Góngora, quizá por parecerles soledades, cuyo nombre tan sin abrigo las muestra, o imaginan faltas de defensa. Y como en Roma los que no se atreven de sacar en público sus sentimientos los fijan en la estatua de Pasquín, les ha sucedido a muchos, a quien faltándoles el ánimo, si no quiero decir las fuerzas, pareciéndoles que soy de piedra, por lo que de ignorante tengo, me intiman estas que ellos llaman
censuras,
como si para defensa de un hombre como don Luis, aun cuando en el ser natural fuera de piedra, no me animara de
espíritus
vitales, y cuando no por una, de cada artejo hiciera lengua en tan justa causa; aunque en verdad, que pues a boca llena se llaman
doctos e ingeniosos,
pudieran echar de ver que no soy mudo. ¡Si dieran estos sus sentimientos en papel, o el dueño o algún aficionado respondiera, si no quieren condenarlo en estatua! Tiran la piedra y esconden las
manos,
diciéndolos a quien saben que es su hijo, y sírvense de aquella reglilla de derecho
"Filiq &."
Y aunque no soy yo tan semejante que pueda yo hacer esta representación, por haber sido un aborto de su
ingenio
, darame forma lamiéndome como la osa a los suyos o sus gritos engendrarán en mí un ánimo de león. Y si de Anteón fingió la antigüedad que en las luchas cuando sentía desfallecer las fuerzas se dejaba caer en su madre la tierra, que se las alimentaba de nuevo, y con ánimo de verdadero héroe volvía a la pelea, cuando en mí faltaren, arrimareme a las obras de mi padre, que es lo mismo que a él, y en leyéndolas, cobraré un osar valiente.
Cierto que creo que pudiera estar excusado de
responder a estas objeciones,
supuesto que ni las ha opuesto hombre verdaderamente ingenioso y por mi cuenta, salva la corrección de Vuestra Excelencia. No hallo en Madrid quien lo sea, que en Italia nadie ignora tener licencia de censurar sino los que han escrito o que actualmente estén leyendo cátedra, y admítenlos a las academias solo para oyentes, porque quien no tiene verdadero conocimiento de una cosa siempre anda a ciegas en ella. Veamos quién hoy en esta corte, exceptuando a Vuestra Excelencia, a los señores duques de Feria, conde de Salinas, Luis de Cabrera,
el maestro Valdivielso, don Lorenzo Ramírez, Lope de Vega, Cristóbal de Mesa, maestro Espinel, Cristóbal Suárez de Figueroa, Manuel Ponce, Francisco de Rioja, el maestro Toledo y el Padre maestro Hortensio
Lope de Vega, Cristóbal de Mesa, maestro Espinel, Cristóbal Suárez de Figueroa, Manuel Ponce, Francisco de Rioja, el maestro Toledo y el Padre maestro Hortensio, pueden hablar en estas materias; que si algunos por haber hecho cuatro versos, sin conocimiento de la
Poética
de
Aristóteles, de Horacio, de Tasso y de Minturno,
se hallan en concepto suyo capaces, cuando a mí no me engañen, a su misma suficiencia engañan, pues habiendo de ostentar algún acto, verán cuán atrás se hallan.
Dicen lo primero que ha usado en las
Soledades
y
Polifemo
desiguales
modos en su composición, y que debía el
Polifemo
ser poesía
lírica
y las
Soledades
heroica,
y que cambió los modos. Pésame que he de entrar por objeción tan frágil. El
Polifemo:
si de su naturaleza el poema heroico se destinó a narraciones, allí él se introduce por musa que canta una narración de un episodio que Virgilio como paréntesis delectable puso a la prolija navegación de Ulises; y las
Soledades
por ningún camino podían ser heroicas, que dando
Horacio
modos en su
Poética
qué materias se habían de descubrir en verso lírico, dijo: pinta un delfín el mar, una soledad. Y
Aristóteles
llamó a las obras sueltas ditirámbicas por indeterminada materia, a quien el arbitrio del poeta queda vestirlas del verso que quisiere; y que esta sea una obra suelta, véase que es una silva de varias cosas en la soledad sucedidas, cuya naturaleza adecuadamente pedía la poesía
lírica
para poderse variar el poeta. Cuanto más, que el mayor error que este objeto tiene es negar que ignora los modos de la poesía quien todos a boca llena llaman
príncipe
de ella, por
vocación
natural y por perfección del
arte
ilustrado con
experiencia
tan prolija. Cuán llana verdad sea esta, si lo negaren sus émulos, lo confesarán sus obras. Demás que la lengua castellana no tiene determinado qué poesía convenga a unas materias más que a otras, si no es en las que son naturales nuestras, como en la copla castellana y arte mayor. Porque los versos que de Italia hemos tomado endecasílabos, en que generalmente se escribe, con mudar los estilos los inclinamos a cualesquiera discursos: si
heroicos,
llenar de voces
graves
el verso en la igualdad de su cadencia, y si
líricos,
de voces
blandas.
Y así como abrazamos el modo de la composición, pueden los dueños de ella mudarla con la mudanza de las voces.
Lo 2º oponen que usa de
vocablos nuevos,
y pésame que cosa tan moderna como los diálogos de
Justo Lipsio
no hayan visto, y si visto, olvidado. Y
Horacio,
reprehendiendo a
Catón,
que había dado esa misma culpa a
Virgilio,
los defiende con sus versos [Ovidio]:
"Ut silvae foliis pronos mutantur in annos &."
Y san
Jerónimo
en el prólogo de
Job,
dando la definición de poesía, dijo que venía de
poetes,
nombre griego que quiere decir locuciones exquisitas. Y si alguna persona con justa causa puede ampliar la lengua es el señor don Luis, que es el
dueño
de ella, porque los valientes atrevimientos se conceden a los valientes
ingenios.
Habrá cien años no tenía nuestra lengua la mitad de la abundancia de los vocablos que hoy gozamos, y los contemporáneos de aquellos tiempos vivían contentos con ella. Y cualquiera introductor de nuevas voces padeció esta guerra que hoy el señor don Luis; y si no, volvamos los ojos al divino
Garcilaso,
gloria de la casa de Feria y
príncipe
de la poesía española, a quien se le debe como a fuente, y veamos lo que en esto tuvo que tolerar; pues si aquellos
vocablos
que en tiempo suyo parecieron nuevos, el uso los tiene connaturalizados y recibidos, lo mismo le sucederá de aquí a diez años a los que ahora parecen voces nuevas. Lo que debían mirar era si tenían propiedad, si estaban originadas de la lengua latina, si bien hispanizadas, adecuadas e introducidas en la nuestra, o si habían podido ser
directe
o
indirecte
genuinas de ella: que, si así son y tienen propiedad, aunque no estén en posesión, siendo hidalgas de solar conocido, se la iremos dando con el uso. Demás que ellas están
colocadas
en tan
lindos
lugares que los que más desean entrarles el diente no saben por dónde. Y ha subido nuestra lengua por el señor don Luis a la
alteza
de la latina, que en razón de buenos estudios nadie niega ser la princesa de los idiomas, por la galantería de sus frasis, partición de las oraciones, verdura de las elocuciones y abundancia de voces, supliendo en la nuestra un
la
y un
que
como en ella, y en imitación de la lengua santa y en algunas voces de raíz griega. Y caso que no fueran inventadas por él, se le debía agradecimiento por el principio, y cuando no buenas, ¿no dijo el jurisconsulto
Javoleno
en la ley 3ª:
"error &"
…?; y siendo el Sr. don Luis emperador en nuestra lengua, será digna de veneración cualquiera determinación suya.
Lo 3º dicen que no entienden la
variedad
de locuciones y de oraciones partidas, y que un ingenio tan claro y que lo solía ser tanto ha querido, no con alteza de conceptos, sino con oscuridad de palabras, hacer inaccesibles estas obras. Excusado tuviera el
responder
a esta objeción aceptando la confesión de que no saben o que no entienden, mas deseo hacer compatible y no sé cómo decir que no entienden y dan
censura.
Eso es meter la mano en la mies ajena. O lo entienden o no: si lo entienden, no oscuro; si no lo entienden, no lo juzguen. A este propósito me acuerdo de una agudeza de san
Agustín
condenando la maliciosa ignorancia de los escribas y fariseos que dijeron a los soldados que guardaban el sepulcro de Cristo que dijesen que durmiendo ellos habían venido los discípulos y hurtádole; y argúyeles: si dormidos, ¿cómo testigos?; y no hay que hacer la aplicación. Y es tan propio de las silvas y soledades locuciones, que aun caminando dos personas, por ignorantes que sean, y no hay a quien no haya sucedido, si ven romper el alba o cerrar la noche, o desde un erizado risco descubren el mar, haya montuosa o llana tierra, discurren con varias elocuciones pintando la cosa que más próxima tienen, con que divierten el cansancio del camino. Y no hay obra escrita de ninguna materia que no tenga este modo, pues de eso sirven en las narraciones los episodios y las paréntesis en la larga oración.
Mas, sentido el señor don Luis de parecerles a algunos que aunque era único
en las burlas
tan de veras de que el mundo estaba lleno suyas, no sabía seguir la eclíptica de lo
heroico
y
levantado,
y que la
dulzura
de su modo no había de pasar a la alteza
lírica
y heroica, quiso enseñar no solo serle fácil, mas ser ya difícil a sus émulos, si hay quien se atreva a serlo. Su inteligencia, y no con
oscuridad
de voces, sino con preñados
fecundísimos
de conceptos, que inculcándolos, se verá cuán fértil cosecha; sino que, por no estudiarlos, o ya por falta del entendimiento o malicia de la voluntad, los condenan por mayor y dan por no inteligibles, sin mirar que eso les obliga más a entenderlo; o habemos de decir de ellos lo de la fábula de la raposa que cuenta
Mino,
y que no pudiendo alcanzar las uvas, las dejó por agraces. Mas ya quiero concederles los nombres de valientes ingenios, doctos y curiosos, y estos tales principios tuvieron en la sabiduría y el mismo don Luis. Y si como dijo san
Pablo:
"cum essem parvulus &,"
si cuando mozo habló como
mozo
y como a entendimientos jóvenes, ya cuando es
varón
habla como tal, obligándoles a su estudio.
Cuán llana verdad es esta verase en mí por tantas razones como arriba expuse, incapaz de entender materias tan graves, y con todo, la inteligencia de estos versos no creo se me ha escapado en dos de ellos, si no es que me oponen que como
hijo
pude heredar el
espíritu,
a que ya tengo respondido. Mas en lo que yo tengo aceptada la herencia es en la
defensa
de su honor, ajustándome con el consejo de la primera verdad
"Fili ne glorieris &:"
antes te debes alegrar con su honra. Y para defenderla en guerra tan porfiada, si no igual, con corta inteligencia, si bien con un valiente ardimiento, doy principio a algunos versos en que he reparado, y es fuerza hayan otros encontrado con ellos.
[1] [calderón] Zafiros pisa, si no pace estrellas
Está en el octavo que está sobre ellos; y esta voz
pace,
si bien
humilde,
no tiene la metáfora otro término con que darse a entender; la esposa:
"et pace &."
[2] [calderón] Segundo de Arión dulce instrumento
El gemido de este navegante enfrenó el mar y fue instrumento como el de Arión, sacado a tierra por el delfín.
[3] [calderón] Que a una Libia de ondas su camino
Los arenales de Libia: el aire meneando las arenas hace montañas de ellos, y como el mismo azotando el mar hace montañas de agua, usó este
término
que es muy
propio.
[4] [calderón] De Júpiter el ave
Es el águila.
[5] [calderón] Entre espinas crepúsculos pisando
Los intermedios tiempos del romper y cerrar la noche llamamos crepúsculos, y dice que al anochecer, entre la incertidumbre y guerra de la luz y las sombras, riscos que aun igualara mal volando la más expedida ala, entre espinas los pisa.
[6] [calderón] Del mar siempre sonante
El
Profeta
Rey:
"multitudo sonitus aquarum."
Y de aquella altura que era árbitra de la campaña, si inexpugnable muro del mar, descubrió la luz.
[7] [calderón] Animal, si nocturno, tan luciente
Es el carbunco, que en las tinieblas ilustra con la piedra de su frente la región de la oscuridad.
[8] [calderón] O el austro brame o el arboleda cruja
Esta voz
cruja
es provincial y debe correr por toda España, aunque es voz que tiene
R,
que muestra
gravedad
.
[9] [calderón] Las agujas que ilustran tu edificio
Toda forma piramidal se llama aguja, y como el fuego, como remata en punta le llama el griego
Pirus,
y la choza remata en esa forma, que es la de aguja, y como hecha de ramos, el cielo no bosquejó modelos sino sacola del primer embrión.
[10] [calderón] Ni la que su alimento
el áspid es gitano
Fingieron los poetas que la envidia se sustentaba de áspides.
[11] [calderón] Trofeos dulces de un canoro sueño
Canoro por la dulzura con que se duerme.
[12] [calderón] Rayó el verde obelisco de la choza
Lo mismo es obelisco que pirámide.
[13] [calderón] De islas que paréntesis frondosas
al periodo son de su corriente
No son tan verdes las islas cuanto fresca y agradable la metáfora.
[14] [calderón] El Sileonio buscaba
Teniéndolas por ninfas, buscaba el fauno de aquellas montañas.
[15] [calderón] O si del Termodonte
Nombre propio de un río cerca del cual tenían las amazonas su vivienda.
[16] [calderón] El yugo de ambos sexos sacudido,
al tiempo que, de flores impedido
el que ya serenaba
la región de su frente rayo nuevo,
purpúrea ternezuela conducida
de su madre, no menos enramada,
entre albogues se ofrece, acompañada
de juventud florida.
Treinta robustos montaraces dueños
de las que aun los pitones dos pequeños
en la tierna hijuela temer vieras,
no ya en la vaca, no en las empulgueras
del arco de Diana,
damería serrana.
Dejado el yugo por haberle cargado de flores sobre los cuernos nuevos de la hija, ambas cargadas de rosas y por eso purpúreas. Treinta mancebos dueños de aquellas, que, haciendo del melindre damería serrana, temían los pitones o cornezuelos nuevos de la ternera y no los cuernos de la vaca, semejantes a las empulgueras del arco de Diana.
[17] [calderón] No el torcido taladro de la tierra
Taladro es voz usada en la samblería y tiene gallarda propiedad.
[18] [calderón] Vaga clicie del viento
Clicie, gigantea, gira o mirasol son nombres de aquella flor que va volviendo al sol; y aunque el glorioso Padre san Teodoreto quiso que fuese símbolo de la fe, porque tiene por objeto al sol de Dios, llama don Luis a la vela del navío Clicie porque se revuelve y gira a la parte que el viento corre.
[19] [calderón] Monstruo escamado de inconstantes hayas
Llama monstruo al mar escamado de bajeles y llámanse hayas por hacerse de ellas, y también leños o pinos.
[20] [calderón] Náutica industria investigó ya piedra
Esta estancia, que empezado en este y en diez y ocho versos siguientes, descubre el modo de la aguja de marear, retocada en el imán, amiga descubridora del Norte, pues siempre le mira.
[21] [calderón] Y viendo las que al sol el occidente
le corre en leche azul de aguas marinas
turquesadas cortinas
La vía láctea, como está en el cielo y es de leche, la llama leche azul o turquesada, y hacen correspondencia con ellas las aguas del mar, y por esa semejanza usó tan gallarda locución.
[22] [calderón] Cabo le hizo de esperanza buena
Dobló el cabo de su nombre.
[23] [calderón] Cuando halló de fugitiva plata
la bisagra si estrecha abrazadora
de un océano y otro siempre uno
Descubre aquí el desembocar del estrecho del mar del norte al del sur por Magallanes, y no sé yo que hasta hoy haya habido tan
galante
metáfora.
[24] [calderón] Fue templado Catón, casta Lucrecia
Como dio Egipto los olores a los griegos y los griegos a los romanos, en tanto que en Roma no los hubo, porque provocaban el apetito de Venus, fue templado Catón, casta Lucrecia.
[25] [calderón] En suspiros con esto
y el mar anegó en lágrimas el resto
de su discurso el montañés prolijo
que el viento su caudal, el mar su hijo
Acaba el viejo su discurso náutico anegándole en suspiros y en lágrimas como el mar había anegado su hacienda y su hijo volcando la nave.
[26] [calderón] A robusto nogal que acequia lava
Acequia es nombre propio del Andalucía, agua guiada por alguna zanja a huertas y molinos.
Como este papel ha tenido nombre de
defensa y no de apología,
no he querido, así de italianos como
de latinos y griegos,
sacar las
traducciones
de donde el señor don Luis ha imitado todos los modos de esta obra, aun en los ápices; aunque es gran gallardía la
imitación de los antiguos
por la autoridad que tienen y por la verdad especulada de sus doctos estudios. Y si
Séneca
dijo que un valiente osar engrandece los intentos, yo podré decir de mí que, si no alcancé, caí de un honrado atrever. Aunque con nacer tan desobligado por las razones que arriba expuse, parece he penetrado el pensamiento del autor, con más razón creeré no haber dudado nadie de su inteligencia. He dado lo que
puedo.
Vuestra Excelencia debe parecerse a Dios en admitir deseos, cuando las obras han faltado, no por cortedad de voluntad. Quedo muy cierto que mis cosas hallarán agrado en sus ojos, con que ha visto la prolijidad. Tenga la debida, como
sus criados
de Vuestra Excelencia deseamos. &.
De Vuestra Excelencia criado que sus pies besa
Andrés de Almansa y Mendoza