RESPONDE ALCALÁ A CADA COPLA DE MONTEMAYOR POR LOS CONSONANTES
Tu sopa fue sin sabor,
más que la dio cortesano,
ni que el más simple aldeano
nacido en Monte Mayor,
que es pueblo bajo y
villano.
Tus metros son la granuja
que, estando en la sedería,
tu
abuelo
se los comía
con la punta del aguja
cuando botones hacía.
Hiciste que se pregone
la falta de tu
saber,
porque aquí no puede ser
concomitante ratione,
ni lo sabes discerner.
Ni es respuesta
verdadera,
ni competente ni clara,
mas cierto más acertara
si al manjar se refiriera
que se guisa sobre el hara.
Tú pones escuridad
en lo claro, y es ansí
que quien tú dices aquí
no le doy yo claridad,
mas de ella la recibí.
Y con la luz que me dio,
aunque pecador indigno,
entendí tu
desatino
y el rigor con que salió
de tu sentido
malino.
En tu pedernal se esmalta
el
fuego
y de ti depende,
y sin yesca y leña emprende
una centella que salta
y por el monte se extiende.
Y si tal fuego no ataja
la humildad de tu escuela,
tu
soberbia
se revela;
y el mayor fuego aventaja
cuando menos se rebela.
Siendo tú tan buen
marrano,
me quisiste motejar:
mejor te fuera callar,
que a ti tarde ni temprano
te quisieron cristianar.
Cuando niño se te dio
la vieja
circuncisión,
porque eres de aquel
montón
que de Castilla salió
por crimen de la Pasión.
Pues bien es que te repese
el pesar con que te ofendes,
y si en el peso desciendes,
que la
fe
te contrapese
y de tal pesar te enmiendes.
Mas aunque más te blasone,
no te das por ello un higo,
porque no hay en ti
castigo
ni tu razón se compone
a que te acuerdes conmigo.
Mas también es menester,
amigo Montemayor,
que informemos al lector
si pudieras componer
tu copla sin este
error.
Y que fuera tan bastante
su sentido y elocuencia,
y no menos
elegante,
si no la misma sentencia,
con
mudar
un consonante.
Porque quien sabe tachar
ha de tachar avisado,
que después de haber tachado
sepa también
enmendar,
so pena de haber
errado.
Pues para hacer yo así
y dar clara relación
de lo que
reprehendí,
de esta trovada Pasión
pondré dos coplas aquí.
Siendo ya el tiempo llegado
en que Cristo determina
de ponerse en tal estado
que caiga sangre divina
sobre el humano pecado:
se puso el Señor en pie,
con sus discípulos junto,
a la mesa donde fue
hecho y ordenado el punto
más delicado de fe.
Y estando allí el Uno y Trino
con su compaña real,
luego en el instante vino
el cordero material
ante el Cordero divino.
Uno sin vida, a la llana,
y el otro sobre quien pesa
la reparación humana;
uno está de noche en mesa
y otro en cruz por la mañana.
Pues para que tú no
erraras
fuera menester buscar,
porque el trovar es hallar,
y si buscaras, hallaras
y trovaras sin errar.
Y así dijeras
divino
adonde
Trino
pusiste;
y siguiendo el mismo tino,
donde
divino
dijiste,
pudieras poner
benigno.
Y esto, no para enseñarte
(porque dártelo a sentir
será nunca
concluir),
pero para disculparte
pudieras así decir:
estando allí el rey benigno
con su compaña real,
luego en el instante vino
el cordero material
ante el cordero divino.