En agradecimiento de una décima que el conde de Saldaña hizo en defensa del “Polifemo” y “Soledades”
Royendo sí, mas no tanto,
el mar con su alterno diente,
el escollo está eminente
que del Cíclope oyó el canto,
como a sí la
invidia,
en cuanto
cisne
agustamente dino
de sitïal cristalino
su pluma hace
elegante,
si bastón no de un gigante,
báculo de un peregrino.