FEIJOO Y MONTENEGRO
(Don Fr. Benito Jerónimo)
FEIJOO Y MONTENEGRO
(Don Fr. Benito Jerónimo)
Maestro General del
Orden
de San Benito, del Consejo de S. M., etc.
Teatro Crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias, para desengaño de errores comunes,
8
tomos
en 4º impresos en diferentes años desde
1726
hasta 1760 y reimpresos 15 veces en varias Imprentas.
Siempre han tenido en España los
Regulares
un grande influjo en los progresos, y decadencia de la literatura. En algunos libros extranjeros se les atribuye a ellos principalmente el
atraso
que han experimentado las ciencias, y artes, desde fines del siglo
XVI.
“La
ignorancia,
y la pereza de los Frailes, dice el Dr. Eduardo
Clarke,
contra los cuales aquel (Erasmo) tanto declamó, han variado muy poco desde entonces, a lo menos en España. Muy pocos de ellos
saben
hablar, ni aun entienden siquiera el latín: y son muchos menos todavía los que se aplican a las ciencias útiles. Todos sus estudios están reducidos a la escolástica, y a la controversia. No hablo aquí sino de los Frailes en general, con las limitaciones que es justo hacer. Sé la estimación que se merecen los Flórez, Ponces, un Burriel, un Panel, etc. Pero a la verdad estos Religiosos son muy raros, y brillan entre sus hermanos, como las lámparas en los sepulcros”.
1
Don Antonio Pons ha manifestado ya las muchas
alucinaciones
en que incurrió aquel inglés, hablando de nuestras cosas: y no sería difícil demostrar, que esta es una de las mayores, a lo menos en los términos en que se expresa.
Pero es indubitable que dos acaecimientos literarios, a que principalmente dieron origen algunos Regulares, influyeron mucho en la
decadencia
de nuestra literatura. El primero fueron las famosas disputas de
Auxiliis,
que dividiendo en dos escuelas principales toda la Teología, y aun la Filosofía, y otras ciencias que no tienen la menor relación con aquellas sublimes materias, retrajeron a los ingenios de aplicarse a otros estudios, y conocimientos. Los Regulares Españoles más juiciosos han conocido este daño: y así decía el P. Fr.
Jerónimo
de Salamanca, Religioso Capuchino: “Yo tengo por cierto, que desde que se movieron las disputas de ciencia Media, y Física Predeterminación, con tanto ardor de las partes, padeció España notable quiebra en todas las ciencias. Es verdad que
florecían
entonces unos ingenios monstruosos, aquellos grandes Teólogos Domingo Báñez, Diego Álvarez, Tomás de Lemos, Zumel, Luis de Molina, Gregorio de Valencia, Gabriel Vázquez, el Eximio Suárez, y otros muchos ingenios capacísimos para la ciencia universal, y que elevaron la Teología a su mayor perfección: pero es igualmente cierto, que los sucesores de esos Gigantes degeneraron en Pigmeos, comparados con sus Maestros, sin que pudiese España consolar su pérdida con lo de David:
Pro Patribus tuis nati sunt tibi Filii;
porque enardecidos en las sobredichas disputas, se vio toda su Teología redundante de
inútiles
cuestiones puramente metafísicas, y de las que se dicen de supuesto imposible, cuando al mismo tiempo los Teólogos de las otras Naciones peleaban gloriosamente con los Herejes sobre el punto gravísimo de las tradiciones, de la autoridad de la
Iglesia,
y sus Concilios, de la infalibilidad del Romano Pontífice, y su potestad suprema, y monárquica, del carácter de la verdadera Iglesia de Cristo, y Religión, con otros puntos de la Historia Eclesiástica”.
2
El otro acaecimiento fue la ficción de los falsos Cronicones, los cuales corrompiendo nuestra historia nacional, han hecho transcendental este daño a otras ciencias, y que en gran parte se fundan sobre la misma historia.
Se descuidó del estudio del
dogma,
y de las demás verdades teológicas, por atender casi únicamente a la defensa las opiniones que caracterizaban a cada escuela. Y la impostura de los falsos Cronicones, corrompiendo nuestra historia nacional, ha hecho transcendental este daño a la jurisprudencia civil, y canónica, cuyo estudio en gran parte se funda sobre la misma historia.
Mas como quiera que haya sido en otros tiempos, en este siglo no puede dudarse que los Regulares han sido de los primeros en aprovecharse de las luces de las ciencias, y las artes, y que han
contribuido
mucho para fomentarlas, y propagarlas. Si viciaron nuestra historia Eclesiástica, y profana con la ficción de los Cronicones en el siglo pasado, en éste la han purgado, y hecho nuevos descubrimientos por medio de la Diplomática, y de la Crítica. Tampoco han faltado entre los Regulares Españoles quienes se hayan aplicado a las ciencias naturales y a los demás ramos de la literatura. Los pocos conocimientos que había de Física y de Matemáticas a principios del actual reinado, ¿a quién se debieron, por la mayor parte, sino a los Regulares?
¿Quién ignora lo que padecieron los PP. Feijoo, y Rodríguez por querer reformar la Medicina? el P. Ribera por combatir la barbarie de Salamanca; y el P. Isla por satirizar los defectos introducidos en el púlpito? Cuando el Consejo ha exhortado a las Universidades, y sabios de España a que escriban cursos de todas las ciencias, más conformes al gusto que reina ahora generalmente en Europa, ¿quién ha sido el primero en este trabajo sino un Religioso Capuchino? Los nombres de los PP. Miñana, Interián de Ayala, Berganza, Sarmiento, Rodríguez, San José, Flórez, Risco, Ribera, Scio, Buriel, Isla, Andrés, Aymerich, Lasala, Colomés, Eximeno, Serrano, Mohedano, Villaroig, Cabadés, ocuparán siempre un lugar muy distinguido entre los Sabios Españoles.
Pero cuando no hubiera otro, bastaba para acreditar a todos el P. Feijoo. Habrá algunos que se hayan aventajado a este
sabio
en ciertos ramos de literatura; pero ninguno se le podrá comparar, ni en la universalidad, ni en la felicidad de producirse, ni en la firmeza para combatir las preocupaciones vulgares. “Él solo, dice el citado
Clarke,
ha hecho más para formar el
gusto
de los españoles, y para enseñarles a pensar, que todos sus
predecesores.”
España tiene en esta parte una
ventaja,
de la que han carecido ciertamente otras
Naciones.
En estas la ilustración ha andado acompañada regularmente de la impiedad; y los progresos del entendimiento han ocasionado frecuentemente disputas peligrosas, y opiniones extravagantes, y perjudiciales a la Religión, y al Estado. En España ha salido una gran copia de luces del mismo lugar, donde algunos creen que tiene colocado su trono, la superstición. Porque, ¿quién ha declamado con mayor vigor contra la falsa devoción, contra las opiniones vulgares acerca de las brujas, duendes, y energúmenos; contra los abusos de la autoridad, y contra los vicios de la enseñanza de nuestras Universidades, que el P. Feijoo?
Las obras de este
sabio
produjeron una fermentación
útil;
hicieron empezar a dudar; dieron a conocer otros libros muy distintos de los que había en el país; excitaron la curiosidad; y en fin
abrieron
la puerta a la razón, que antes habían cerrado la indolencia, y la falsa sabiduría.
El arduo empeño que emprendió el P. Feijoo le suscitó infinito número de contrarios, y no pocos embarazos. Pero su
patriotismo,
ayudado de su pluma feliz, y más particularmente del arreglo de su conducta,
triunfó
de todos ellos, y grabó su nombre en el templo de la
inmortalidad.
El Papa
Benedicto
XIV, el Cardenal Querini, y un gran número de
Literatos
del primer orden lo honraron con sus
elogios.
Fernando VI le concedió honores de
Consejero.
Nuestro Augusto Monarca Carlos III hizo la mayor estimación de su persona. Y toda la Nación
venera
el nombre del principal restaurador de su literatura. “La fama del eruditísimo Feijoo, dice el Sr.
Conde
de Campomanes en su
Vida,
durará
entre nosotros, mientras la Nación sea culta, y en los fastos de su literatura hará época la de su tiempo”.
El dar idea de todas las obras de este Sabio sería un trabajo muy prolijo, y nada necesario, pues andan en manos de
todos,
a lo menos, su Teatro, y Cartas, de las que se han hecho quince ediciones; y así bastara poner aquí la cronología de todas ellas, y de sus impugnaciones, y apologías, según la arregló el Ilmo. Señor Conde de Campomanes, digno Escritor de la
Vida
del P. Feijoo, que está en el primer tomo del
Teatro Crítico,
con un ligero extracto de su contenido.
Año de 1725.
Carta Apologética de la Medicina Escéptica del Dr. Martínez.
Va añadida en la última impresión.
1726.
Tomo Primero del Teatro Crítico,
publicado
en 3 de septiembre.
[…]
Carta Apologética
de este tomo, escrita por el Dr. Martínez, publicada en 5 de octubre, en la cual se
defiende
incidentemente la Medicina de las impugnaciones del Teatro.
Breves apuntamientos
en
defensa
de la Medicina, y de los Médicos contra el Teatro, por el Dr. Don Pedro Acuenza, Médico de Cámara, publicado en 22 de octubre.
Templador Médico
del Dr. Don Francisco Rivera, Médico que fue después de Cámara, contra el
Teatro Crítico,
en 29 del mismo mes.
Diálogo harmónico
sobre
el Teatro Crítico en
defensa
de la Música de los Templos, por Don Eustaquio Cerbellón en 3 de diciembre.
Contra defensa crítica
a favor de los hombres, contra la nueva defensa de las mujeres, que es uno de los
Discursos
del Teatro: papel anónimo, que salió en 17 de diciembre.Contra defensa crítica a favor de los hombres, contra la nueva defensa de las mujeres, que es uno de los Discursos del Teatro: papel anónimo, que salió en 17 de diciembre.
Medicina Cortesana,
satisfactoria del Dr. Rivera al P. Feijoo, en 24 del mismo.
1727.
Anotaciones al Teatro Crítico:
anónimo,
en 21 de enero.
Juicio final de la Astrología,
en
defensa
del
Teatro Crítico,
su Autor el Dr. Martínez, en 4 de febrero.
Discurso Filosófico Crítico
sobre
el Corolario del paralelo de lenguas:
anónimo,
en el mismo día.
Estrado Crítico
en
defensa
de las mujeres, contra el
Teatro Crítico:
anónimo, en 16 del mismo.
Antiteatro:
su Autor Don Jerónimo Zafra, en 25 de febrero.
Noticias Críticas
sobre
el
Teatro Crítico:
anónimo,
en 11 de marzo.
Residencia Médico-Cristiana
contra
el
Teatro Crítico,
por el Dr. Don Bernardo Araujo, Médico que fue de Cámara, en 25 de marzo.
Antiteatro Délfico
del
Teatro Crítico:
anónimo,
en el mismo día.
Escuela Médica
en respuesta al
Teatro Crítico,
por el Dr. Don Francisco Suárez de Rivera, en 15 de abril.
Medicina Vindicata
contra el P. Feijoo, por el Dr. Don Ignacio García Ros, en 6 de mayo.
Cátedra de desengaños Médicos
en defensa del P. Feijoo:
anónimo,
en 1 de julio.
Respuesta
a la Carta inserta en el
Teatro Crítico
de Feijoo sobre el estado del matrimonio en 16 de diciembre.
1728.
Tomo II del Teatro Crítico,
en 6 de abril.
[…]
Tertulia Histórica:
impugnación
del
Teatro Crítico:
anónimo, en 20 del mismo.
1729.
Tomo III del Teatro Crítico,
en 31 de mayo. Precede un
prólogo apologético,
en que se
defiende
de las
impugnaciones
que le había hecho el autor de un escrito intitulado
Tertulia apologética,
y particularmente en lo que había dicho sobre Fr. Jerónimo Savonarola.
[…]
1744.
El Príncipe de los Poetas Virgilio,
contra
las
pretensiones de Lucano apoyadas por el P. Feijoo: su Autor el P. Joaquín de Aguirre, de la Compañía de Jesús, en 24 de marzo.
1745.
El tomo II de Cartas eruditas,
en 20 de julio. Se trata en ellas de la necesidad de reformar los abusos que se han introducido en la República. Se prueba que la elocuencia debe más a la
naturaleza
que al arte. De las causas del
atraso
que padecen las ciencias naturales en España. De la Crítica. Sobre el aprecio que debe hacerse de los inventores, con motivo del nuevo arte de beneficiar la plata, inventado por Don Lorenzo Felipe de la Torre, etc.
1746.
Carta Respuesta a la 17 de las eruditas
del P. Feijoo: su Autor el P. Don Antonio Rodríguez, Monje Cisterciense, en 4 de enero.
Liber apologeticus artis magnae B. Raymundi Lulii Doctoris illuminati & Martyris, scriptus intus & foris ad justam & plenariam defensionem famae, sanctitatis, & doctrinae ejusdem ab injuriosâ calumniâ ipsi inique, opinative, et qualitercumque illatâ. Auctore R. P. Fr. Bartholomaeo Fornes, Praedicatore Apostolico, & Generali, S. Theol. Lectore, & in Salmantina Universitate Philosophiae, ac S. Theol. Baccalaureo, ac linguae Hebraicae, & S. Theol. Procathedratico,
publicado
en 20 de diciembre.
1749.
Examen de la Crisis del P. Feijoo
sobre el Arte Luliano.
[…]
Reflexiones Crítico-Apologéticas
sobre
las obras del P. Feijoo, en dos tomos, en
defensa
de las flores de San Luis del Monte: de la constante pureza de fe, admirable sabiduría, y utilísima doctrina del iluminado Dr. Y esclarecido Mártir el B. Raimundo Lulio: de la gran erudición, y sólido juicio del clarísimo Dr. El V. Fr. Nicolao de Lira; de la famosa literatura, y constante veracidad histórica del Ilmo. Y V. Sr. Fr. Antonio de Guevara; y de otros
clarísimos
Ingenios, que ilustraron al orbe literario: su Autor el P. Fr. Francisco de Soto y Marne, Lector de Teología en el Convento de S. Francisco de Ciudad Rodrigo, y Cronista general del Orden de San Francisco: publicáronse en 6 de mayo.
Justa Repulsa de inicuas acusaciones,
escrita por el Rmo. P. Feijoo, contra los dos tomos antecedentes del P. Soto y Marne, en 23 de septiembre.
1750.
El tomo III de Cartas eruditas,
en 4 de agosto.
[…]
El tomo II del examen de la crisis
del P. Pascual, en defensa de la doctrina de Lulio, en 15 de diciembre.
1753.
El tomo IV de Cartas eruditas,
en 14 de agosto.
[…]
1754.
Satisfacción
a la Carta 16 del tomo IV de las eruditas sobre los Francmasones: su Autor el R. P. Fr. José Torrubia, Coronista general del Orden de San Francisco.
1755.
Cartas
escritas sobre el terremoto acaecido en 1 de noviembre de este año, las cuales se publican en esta última impresión, porque antes andaban sueltas.
1760.
El tomo V de Cartas eruditas,
que fue el último, en 20 de mayo.
[…]
Nació el P. Feijoo el día 8 de octubre de 1676 en Casdemiro, pequeña Aldea del Obispado de Orense: y murió en el Colegio de San Vicente de Oviedo en 26 de septiembre de 1764.
1.
Etat
present de l'Espagne et de la Nation Espagnole. Lettres escrites a Madrid, pendant les annés 1760, et 1761, par le Dr. Eduard. Clarke Membre de la Université de Cambridge. A Bruxelles 1770.
2. En la Aprobación del 6 tomo de la
España Sagrada
del Padre Maestro Flórez.