4-D.
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Amigo:
la deseada que V. me fechó en 14 del pasado, no ha llegado a mis manos
hasta
1.o del presente, retraso notable por desusado en mi correspondencia. No creo, sin embargo, que envuelva gran misterio: esta traía todas las señas de inmaculada, todo el tope creo que haya estado en un maldito
Don
que V. plantó al tío Pedro, mi patrón; con cuyo perendengue no ha habido de conocer en el correo;
«Porque se zurce muy mal
el
Don
con el
Turuleque»
Para otra vez ya lo sabe V.; el nombre pelado, sin añadiduras de dones ni donas.
He recibido con su carta singular contento, lo primero por ver a usted ya libre de su quebranto; y sobre todo por el pasto al alma que en ella me da. Cuanto V. me dice respecto al
famoso
Discurso
de
nuestro
D. A.
es de
perlas.
Una buena parte ya me la había yo adivinado;
adiviné
vg. el Autor, sin que nadie me lo dijera, con solo ver el título de la obra en un Catálogo volante que por chiripa llegó aquí a mis manos; y he adivinado también mucho del alma que encierra el changüí alemanisco y filosofal que reina en todo el Discurso.
Para que este me guste, no es menester que V. me lo envíe: basta que yo lo lea; y ya le he leído, merced a aquel
escolar
ideologista que en Sevilla hubo a prima faz de evaluar a V. al peso. Este tal sabiendo que en ello me daba por el gusto, me ha mandado un ejemplar.
Pero esto no quita que yo
ruegue
al Autor me remita otro; puesto que sin ser rogado, dice expresamente que no le mandará. Y ya que me he puesto colorado no quiero que sea para poco: quisiera merecer la fineza del Sr. Autor que el ejemplar con que me favorezca, viniese
marginado
de su puño aclarándome el busilis de aquellos parajes que más piquen en historia. El modo y conducto ya lo indiqué en mi primera. Bueno será también que en el mismo correo, por separado, me avise la remesa y si quiere acertarlo de todo en todo, que venga su esquelita por mano de aquella Señora que escribió a saber de su salud en mi nombre (a donde puede siempre acudir a saber de mí, si en otra ocasión me hundo o me hunden. Bueno es vivir prevenido).
Ya me imaginaba yo que sin el auxilio de V. que es el
Fúcar
de nuestros Coleccionistas Dramáticos, no podía ahí ninguno publicar una Colección decente de
Comedias
antiguas Españolas. Conozco al Editor, aunque no le he tratado, y no le quiero mal (puede que él no lo crea), no obstante que en tiempos hubimos de romper lanzas, batiéndose él conmigo por su hermano el Doctor (¡talento
malogrado!).
Yo hube de dar a este un mal rato
defendiendo
contra él la honra del Doctor Piquer, y
criticando
el
Elogio
del Doctor Severo López que él había improvisado. Esta reyerta fue el año de
808:
los editores del
Memorial Literario,
que eran entonces Luzuriaga y Beña, nos dieron campo en su periódico: mi nombre de guerra fue el
Br. de
Fórnoles.
Deseo
ver
los
Orígenes del Teatro Español
(por
Moratín),
que V. me anuncia; pero no espero ver en ellos cosas de gran novedad para
mí,
si no había adelantado mucho sus noticias, en estos años que yo estoy por aquí aconchado. Estando él en París, y yo en Londres hacia el año 20
supe
por un
amigo
de los dos que eran muy pobres todavía los materiales, y muy somera la zanja que tenía abierta para los cimientos de tan alto edificio. Moratín tenía más
ingenio
que
instrucción.
Como quiera todo lo que él haya escrito, se dejará leer
sabrosamente:
es pluma
galana.
No me
merece
igual concepto el
Conde
de la Rosa, tengo noticias en esa edición de sus obras, de la cual un amigo me ha copiado el entreacto de la llamada
Comedieta de Ponza,
la cual
comedia
tuve yo antes integra. Creo desde luego lo que V. me dice de su estilo
seco
y despegado.―
«Nervi
deficiunt animique».
La
Carta
en
defensa
de Lope, que por el espíritu sino por el estilo, creí yo muy propia de nuestro A. D., no me ha dicho V.
quién
la escribió. Dígamelo V.; y de camino deme cuantas noticias tenga acerca de los
Traductores
del
alemán
B[outerwek] declarándome qué «completa
Biblioteca»
es esa, con que V. me dice que cuenta para el lucido desempeño de su empresa.
Repito a V. que todo cuanto me ha quedado de
Cómica
Antigua,
impreso
o
manuscrito,
está a la disposición de V.; pero mientras yo esté aquí (estando todo ello en otra parte) no se puede tocar a nada. Ando en diligencias de mudar de lugar y de suerte: hasta ahora nada había hecho por mí, dejándome llevar y traer como un zarandique.
Adiós mi querido
amigo.
De V. invariable
B.
José.
P. D.
Allá va ese papelito de encargos.
¿Quién es el redactor de la
Gaceta de Bayona?
He visto el prospecto y el
n.º 11
en que habla de la
Col. de com.
(de esa Col. no he visto nada todavía).