Título del texto editado:
“A don Bernabé de Vivanco y Velasco, caballero del hábito de Santiago, de la cámara de su majestad”
Título de la obra:
Oncena parte de las comedias de Lope de Vega Carpio, familiar del Santo Oficio [...], sacadas de sus originales
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A don Bernabé de Vivanco y Velasco,
caballero
del hábito de Santiago, de la
cámara
de su majestad
Burlábase Alejandro de los filósofos que, diciendo siempre bien de la pobreza, no se quitaban de las puertas de los ricos. No hay acción cortesana que no tenga por fin alguna pretensión. Dicen los que
escriben
libros que los dirigen a quien los defienda, y bien saben que ningún
protector
hasta hoy ha defendido libro. Lo cierto es agradecer los beneficios recebidos o solicitar la gracia de los que esperan. Entre estas dos líneas cabe la inclinación con la cual ofrezco yo este libro a vuestra merced, y como por tantas esperiencias se ha visto la oposición que tengo a las lisonjas —viviendo dentro de esta breve esfera, como planeta destinado a no exceder su curso—, puedo decir que amo las
virtudes
y partes de vuestra merced, pero tan justamente que no espero ni pretendo agradecimiento ninguno, porque, amando lo que todos aman, antes debo a vuestra merced la causa por que le amo. En tantas ocupaciones llega mejor este libro que los de materias
altas,
pues se puede abrir acaso y leer sin cuidado: tal vez hablarán una dama y su
amante,
tal un villano y su familia, tal un mozo desvanecido y su padre
considerado,
y aun alguna vez un rey con sus criados materias de
consideración
y
advertimiento.
Yo a lo menos he cumplido un gran deseo, que es de que sepan muchos que quien tuvo atrevimiento de ofrecer a vuestra merced don tan
humilde
remitía a su voluntad lo que faltaba a sus fuerzas.
Capellán
de vuestra merced,
Lope de Vega Carpio