Título del texto editado:
“A don Fernando de Valdés, colegial del muy insigne Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid, provisor general en todo su obispado, catedrático de propriedad de decreto y abad de San Juan de Cenero”
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A don Fernando de Valdés,
colegial
del muy insigne Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid, provisor general en todo su obispado, catedrático de propriedad de decreto y
abad
de San Juan de Cenero
Como el ánimo generoso nunca tiene respeto en el beneficio que hace al agradecimiento, siempre que le aventura le logra; y así es proprio de pechos nobles favorecer con piadosa acogida a los que no conocen. Fiado en esta liberalidad, di a la estampa doce
comedias
de Lope de Vega Carpio, librando la perpetuidad de su
fama
en mi atrevimiento y la disculpa de mi osadía en la grandeza de vuestra merced. Si el don fuera mío, llegara con miedo a ponelle en tales manos, porque me llevara el procurarle vida, aunque los antiguos con tablas viejas y sacos rotos acreditaban las paredes del sagrado de su Dios de los mares cuando escapaban despojados de tormentas deshechas. Mas, siendo fruto del ingenio de un excelente
poeta
en nuestra lengua castellana, justamente le amparo del honor de ella y doy seguro a mis deseos contra la ambición del interés, porque ofrecer lo ajeno arguye solamente voluntad de servir. Reciba vuestra merced el sentimiento de pedir para dar evidencia de mi
pobre
caudal, y pues la verdadera estimación nace del conocimiento, puedo confiadamente prometerme que vuestra merced granjeará, a pesar de la envidia que acomete lo bueno, a estas obras perpetuidad en el tiempo, y yo gracia cerca de su autor y los que saben por la elección que he hecho de protección de nobleza y aprobación de ciencia. Pues tan sin peligro de lisonja puedo afirmar se hallan en vuestra merced los adornos y partes
excelentes
que buscamos los pequeños para nuestra seguridad y defensa, obligando al atrevido vulgo confiese esta verdad. Y porque haga de las suyas, que es morder y
lastimar,
esto se convierta en culparme a mí, que con tesoro ajeno quiero merecer tal patrón y señor, cuya sangre, letras y prudencia publican el insigne Colegio de Santa Cruz de Valladolid y el aplauso universal de los oyentes que con tanto gusto y fruto frecuentan su cátedra de vuestra merced, a quien guarde nuestro señor.
Andrés López