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SONETO DE DON ANTONIO DEL CASTILLO
No-ve-las
flores de la fértil Vega
el ciego topo, aunque las tope y muerda,
ni harmónica es la más templada cuerda
si ignora el arte el que a tocarla llega.
A la virtud el
envidioso
niega [5]
el ser virtud, porque la virtud pierda
el nombre de virtud, que no concuerda
la
virtud
nunca con la envidia ciega.
Del título que dais a vuestro asunto,
hallo por infalible consecuencia, [10]
que un Rumbo peligroso es cada punto.
Donde la envidia brama, sin prudencia,
tocando
acuerdos
de alto contrapunto,
topando flores de
erudita
ciencia.