Transcripción realizada sobre la edición: J. Ignacio Díez,
«Viendo yo esta desorden del mundo». Textos literarios españoles de los Siglos de Oro en la Colección Fernán Núñez, Burgos,
Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2003 (Colección Beltenebros, 2), pp. 227-286.
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EXCELENTÍSIMO SEÑOR
La religión, señor, de los que siendo motilones del Parnaso y monas de los excelentes religiosos de este sacro monte, profesos en el sabroso y dulce arte de la Poesía, ora escrita en sus dulces cadencias, ora en suave prosa, si con dificultad tomamos la pluma en esta escuela, con ella mesma salen a luz nuestros borrones. No teniendo
mecenas
que los ampare, muro que los defienda, y maestro que los aplauda, atrevimiento es mío poner en mano de Vuestra Excelencia este discurso, y en ella halla la
disculpa
de su atrevimiento, pues goza de los tres atributos de que necesita mi servicio, que sólo es divertir a Vuestra Excelencia algo de la soledad. Justa es la intención, Vuestra Excelencia Príncipe, con que recibiendo este servicio hace como tan grande y yo como tan menor por llegar a ser más a su sombra. Guarde a Vuestra Excelencia Nuestro Señor como éste su más humilde criado desea.
Criado
de Vuestra Excelencia,
Juan de Mongastón.