Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Prólogo sesenta y seis”
Autor del texto editado:
Torres Villarroel, Diego de (1693-1770)
Título de la obra:
Noticias alegres y festivas de las ráfagas de luz que se vieron la noche 16 de diciembre sobre nuestro horizonte. Respuesta de don Diego de Torres en verso corriente, prosa pura y filosofía clara, como Dios las crio, sin las inmundicias y mezcolanzas de las voces griegas y castellanas de Tetuán, a una carta de una dama deseosa de saber la naturaleza, impresión y pronóstico de ese fantasmón aéreo a quien han querido llamar fenómeno los descomulgados del buen lenguaje.
Autor de la obra:
Torres Villarroel, Diego de (1693-1770)
Edición:
Sevilla: Imprenta Real de don Diego López de Haro, s.a. [1737?]


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Fuentes
Información técnica





Prólogo sesenta y seis.


Y ahora empiezo, y no tengo que hacer otra cosa, y, mientras resuene bien templada la guitarra de mi salud, he de prologuizarte muchos años; súfreme, que yo también cargo con la maza de tus papelones y boberías.

Mucho tenía que hablar contigo, pero más prólogos hay que longanizas; este se reduce a decirte que a mí nadie me ha mandado escribir, porque mis amigos no me aconsejan que haga ni diga disparates; yo me lo escribo, yo me lo leo y yo me lo trago sin consulta de nadie y sin más consejero que la buena ventura de mis disparates y el precepto que me insta a todas horas a que huya de la ociosidad. No me precio de filósofo ni he querido hablar con el vocabulario de los físicos en este papel, aunque entiendo alguna cosa de su greguería. Escribo para el vulgo porque este es el que desea informarse de esta novedad, este es el que está asustado, a este es a quien he de sacudir el polvo del espanto y la ignorancia, y a este debo contentar (aunque me lo regañen los críticos), porque entre su divulgada familia andan también de tapadillo muchas personas de gusto y de razón. Los gracianes, los ptolomeos y los aristóteles dirán que esta obra no vale nada, y a esto no puedo responder hasta que se venda. Lo cierto es que todo lo que he escrito hasta hoy son boberías e ignorancias. Bien quisiera escribir discreciones y verdades, pero como soy hombre que lo tengo por imposible. Yo bastante me acuso, me maltrato y me satirizo, y así me quieren y así me compran aun los que no me conocen. Ruégote, por amor de Dios, lector mío, que digas mal de mi prosa, que abomines de mis versos, que escupas mis pronósticos y que te ensucies sobre mis medicinas y que me tengas por el más necio y tonto de los escritores. Alaba, por tu vida, a esos pobretes mendigos de fama, de pan y de estimación que por las esquinas, con cartelones de letras garrafales, andan pidiendo una limosna de alabanza y una caridad de ochavos. Ellos ya se esfuerzan bastante careando su sabiduría y vendiéndose, por las calles y las casas, por los berulamios, los arlequines, los argolios, los quevedos, los quijotes y los panzas de este siglo; pero, si tú no los ayudas con tu credulidad, no le valen nada sus plegarias. Cómprales sus discreciones o echa un guante entre tus amigos, porque, si no, han de morir de hambre y de envidia de saber que Torres supo juntar el año pasado 15 mil reales con sus majaderías, sin petardear con las dedicatorias ni mendigar adelantamientos a los impresores; y ellos no pueden acaudalar para recoser los desgarrones del vestido ni para contener los gritos del estómago. No me admiro, ¡que la virtud y la ciencia nunca han tenido premio! ¡Pobres sabios! ¡Dios os dé paciencia, y a mí, bobadas! Vuelvo a rogarte que no hagas caso de mí, que yo me ingeniaré. Coman esos desventurados, a ver si así se les tapa la boca para que no resuellen sátiras ni locuras; y adiós, hasta otro prólogo.


Vale.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera