Título del texto editado:
Al doctor don Tomás Tamayo de Vargas, coronista de Su Majestad
Título de la obra:
Cartas de don Luis de Góngora, natural de la ciudad de Córdoba, escritas a diferentes personas y copiadas aquí por don Gerónimo Díaz del Pulgar y Sandoval. Año 1633
Al
doctor don Tomás Tamayo de Vargas,
coronista
de su majestad
Ha hecho vuesa merced en mis obligaciones tal ejecución con su
carta,
que ni aun palabras me ha dejado con que significar la merced que he
recibido:
acójome al silencio como a templo de falidos, de adonde casi por señas ofrezco de pagar en
admiración
lo que contraje por fe. Pensaba antes que le debía a mi curiosidad el haber solicitado el servicio de vuesa merced, mas ya con lo que vuesa merced me ha escrito de lo que me ha
favorecido
y patrocinado, se ha hecho deuda el afecto; reconocerela siempre y muy firmada de mi nombre, suplicándole a vuesa merced me tenga muy en su gracia, me honre, me enseñe y, enseñado, me
defienda
de tanto crítico, de tanto pedante como ha dejado la inundación gramática en este Egipto moderno. El trabajo que vuesa merced tomó en calificar mi
ignorancia
le diera por pena, si no la tuviera yo, y cuidado de verme desvanecido. Merced hace el águila a la tortuga en dejarla arrastrar su pesadumbre. Yo, señor mío, abrazo mi elemento tan reconocido a lo que soy como al exceso que vuesa merced hace en acordarse de mí, si no es para mandarme. Del padre Juan de Mariana he sido siempre, vendados los ojos, reverente
admirador,
y de manera devoto, que le he votado pasos; a su paternidad beso las manos por esta, mientras no desempeño vocalmente mi deseo. Cualquiera
demostración
que se haga en servicio y defensa de tanta erudición y maestro es muy digna de vuesa merced. Ojalá que me dejase vuesa merced algo que merecer en esta demanda, que no dudaría decir lo que san Ignacio a las fieras, aunque los que
impugnan
ahora al santo viejo son gozques latidores apenas. El señor Bernardo de Aldrete ha muchos meses que está en
servicio
del señor
arzobispo
de Sevilla, ocupado en la judicatura de la iglesia: holgárame tenerlo aquí para enseñarle el capítulo de la carta de vuesa merced, que agradeciera, como quien tiene tanto de honrado y docto. Al señor don Francisco de Córdoba se lo comuniqué, y
sabe
tanto de todo, que es tan malo de vencer en cortesías como en buenas letras. Creo que escribe a vuesa merced, de que resultará la correspondencia que yo deseo entre personas tan bien nacidas y cultas. Es nuestro don Francisco cuanto dirá su merced en lo que ya se está viniendo a los ojos, digo estampando en Francia, y mucho más que saldrá a luz presto
ilustrando
a Córdoba y a su casa, por ser este el sujeto. Deseo merecer algo en el ministerio de este matrimonio: líbrenmelo ambos en la benevolencia. Mucho he cansado a vuesa merced, a quien Nuestro Señor en salud y estado acreciente como deseo. De Córdoba, junio 18 de 1614 años. Don Luis de
Góngora.