TEATROS
Coliseo del Príncipe
La Presumida y la Hermosa, de don Femando de Zarate
Doña Leonor de Guzmán,
que así dicen que se llama
la que pretendes, es dama,
pero dama sin galán.
Tiene de renta segura, [5]
por los días de su cara,
si el tiempo no lo cobrara,
dos ducados de hermosura.
Es de superior esfera
y, aunque, muy devota, trata [10]
con una y otra beata,
nunca ha admitido tercera.
Si con damas de gran nombre
juega por conversación,
ha de ser con condición [15]
que no han de jugar al hombre.
Llámanla la presumida,
y algunos, la recoleta;
tiene tanto de discreta
como de bien entendida. [20]
Si la hablan, con razón,
de que ha de tomar estado,
en nombrándole al velado,
le da mal de corazón.
Tiene de dote contados, [25]
por caja del testamento,
sospecho que no te miento,
sus cuarenta mil ducados.
Desde que murió su tía,
que fue una santa mujer, [30]
dice que monja ha de ser,
y nunca llega este día.
DoñaViolante, su hermana,
echa por otro camino,
pues con un rostro divino [35]
se precia de más humana.
Dale notable disgusto
cuando la dicen, celosa,
que su hermana es más hermosa;
es loca de lindo gusto, [40]
y, por que mejor se crea
su locura singular,
estuvo para olear
porque la llamaron fea.
Don Diego, mi gravedad,
mi prudencia y discreción,
son los polos de mi sangre,
los ejes de mi valor,
los atlantes de mi fama [5]
y luces de mi opinión;
mi científica cordura
amplifica mi candor,
y a los vulgares conceptos,
el ente de mi razón [10]
no se inclina, porque tengo
ideas que en el fulgor
de mi espíritu producen
luces, si tinieblas no...
Leon.
Como la hallé poco sabia,
no me di por entendida.
Viol.
¿Pues no se mostró sapiente
en cualquier definición?
Leon.
Fáltale la indicación [5]
por el acto indiferente,
y cuando habló del amor,
crítica espuma del mar,
no supo bien transformar
los lustros del amador; [10]
porque el amante ideal
que la intensa luz amó
ente de razón formó
en rayo piramidal.
Viol.
¿No hizo la definición [15]
del amor?
Leon.
No supo hacella,
porque es celestial estrella
la luciente elevación;
fuera de que los diluvios
que forman los ideales [20]
son fulgores actuales
y platónicos preludios.
Viol.
Señor don Juan ¿no llegáis?
Juan.
A vista del sol y el alba
se brujulean las luces,
que, como rayos se exhalan,
perpendicular la vista [5]
padece eclipse en el alma.
No sé apropincuar fulgores
a materia vinculada
en terrestre oposición;
porque la flamante llama [10]
destila, si no alambica,
porque toda esfera opaca,
cambiantes etnas febeas
que los vitales abrasan.
Viol.
¿Oyes, hermana? Responde [15]
a esas críticas palabras.
Leon.
Distinguid, señor don Juan,
de esta retórica intacta
quien es el alba y el sol,
porque cuando se levanta [20]
de la cuna de la aurora
la deifica luz es clara
consecuencia visual
que el alba, nevado mapa,
cadáver de cristal muera [25]
en monumentos de plata;
y, así, en crepúsculos rizos,
donde se angelan las claras
pavesas del sol, es fuerza
que el sol brille, y fine el alba. [30]
Juan.
Señora, vos sois e1 astro
que da el fulgor a Diana;
y Violante es el candor,
que se deriva del aura.
Y, si el candor matutino [35]
cede la náutica brasa
al Zodíaco austral,
palustre será la parca,
avasallando las dos
a las ráfagas del alba. [40]
Vive Cristo. ¿Somos indios,
pues de esta suene se habla
entre cristianos? Por vida
de la lengua castellana,
que, si mi hermana habla culto, [5]
que me oculte de mi hermana
al inculto barbarismo,
o a las lagunas de Parla
o a la nefrítica idea;
y, si algún critico trata [10]
morir en pecado oculto,
Dios le conceda su habla,
para que confiese a voces
que es castellana su alma.