Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Teatros. Coliseo de la Cruz. Las bizarrías de Belisa, de Lope de Vega Carpio”
Autor del texto editado:
Olive, Pedro María de]
Título de la obra:
Minerva o El revisor general, t. V, nº 16, 1807-02-24
Autor de la obra:
Olive, Pedro María de (dir.)
Edición:
Madrid: Imprenta de Vega y Compañía, 1807


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TEATROS

Coliseo de la Cruz

Las Bizarrías de Belisa, de Lope de Vega Carpio


Sumo ingenio y suma desenvoltura constituyen el elogio y la crítica de esta comedia, que viene a ser una pintura de las costumbres de la corte en los tiempos de Lope, sin duda peores que las de ahora, pues, a lo menos, el vicio se encubre bajo cierto decoro y decencia exterior.

Redúcese el enredo a dos damas y dos galanes, disolutas y desenvueltas aquellas, enamoradizos y pendencieros estos. El conde Enrique está neciamente enamorado de Belisa, quien le desprecia a las claras, pues, como dice su criada, hace de su oído arracadas de diamante. Belisa, que es un verdadero marimacho, ha visto a un caballero perseguido por tres o cuatro hombres y haciendo, del don Quijote en tal pendencia, salta de su coche, quita la espada al cochero,

que arrimado los frisones
miraba a pie la pendencia,
Todo tabaco y bigotes,


y, poniéndose al lado del perseguido, le ayuda a salir del lance. Se enamora de él y, para mayor confusión y vergüenza suya, sabe de su propia boca que está enamorado de Lucinda, por la cual es la pendencia. Este caballero se llama don Juan de Cardona, y su dama es una verdadera garduña, que, habiéndole sacado todo el caudal, le desprecia ahora dándole celos.

Belisa tiene que abatirse a servir de pretexto y medio para que don Juan procure ganar el corazón de su dama dándola celos con ella.

Por lo tanto, la comedia viene a reducirse a que don Juan está celoso de Lucinda y es despreciado por ella; a que Belisa se ve poco o nada estimada de don Juan; que este prefiere a Lucinda, y la hace servir de tercera de sus amores,

Al fin, las finezas de Belisa ganan el corazón de don Juan, y determinan casarse los dos; entonces, viéndose Lucinda despreciada, ama a don Juan, y, no pudiendo hacer otra cosa, intenta vengarse; pero, en lugar de lograrlo, sucede lo contrario, que Belisa y don Juan se burlan de ella.

Belisa principia la segunda jornada pintando con gracia la extraña mudanza que en ella ha hecho el amor y cuál es la inconstancia y breve duración de las cosas humanas en estos términos:

Temerario pensamiento,
que, teniendo el mundo en poco,
junto a la luna a ser loco
sobre las alas del viento
colocaste vuestro asiento. [5]
¿qué desdicha, qué cuidado
hoy os ha puesto en estado,
que habéis tan hermosas plumas
entre las blancas espumas
del mar de amor sepultado? [10]

......

Sale vestida la nave
de jarcias y de banderas,
con las velas tan ligeras,
que el viento piensa que es ave;
mas el de popa suave [15]
vuelve con fácil mudanza
en huracán la bonanza,
porque no pueda ninguna
del rigor de la fortuna
asegurar la esperanza. [20]

Florece un árbol temprano
cuando el ruiseñor suspira;
la primavera le mira
llena de flores la mano;
mas llega el hielo tirano [25]
y con intensos rigores
los pimpollos y colores
cubre de tristeza y luto,
porque hasta tener el fruto,
no están seguras las flores. [30]

Por más que en el nido esconda
el ave sus pajarillos
como los fuertes castillos
con su cava, muro y ronda,
dispara el pastor la honda [35]
y con violencia importuna,
sin dejar pluma ninguna,
le arroja piedra villana,
que no hay resistencia humana
al golpe de la fortuna. [40]

Nave en el mar parecía
mi libertad en amor;
árbol vestido de flor,
mi locura y bizarría;
nido que el ave tejía [45]
era mi seguro olvido,
mas vino amor atrevido,
y con el galán Cardona
puso al pie de su corona
la nave, el árbol y el nido. [50]

Vencedor de estos despojos,
me mata sin ser culpado,
que no sabe mi cuidado,
aunque le dicen mis ojos
con amorosos enojos: [55]
soy mariposa en llegarme
a la llama y retirarme,
y tanto amor me desvela,
que doy tornos a la vela
y no acabo de quemarme. [60]


Vaya ahora por el estilo burlesco el siguiente chistoso chasco que cuenta el gracioso Tello a Belisa:

Quedose en un balcón, donde solía
desde las doce de la noche al día
hablar cierto galán a una casada,
por cerrar la ventana su criada,
el animal que más imita al hombre, [5]
aunque él sabe también tomar su nombre;
la mona, con el frío, en la cabeza
púsose un paño que tendido estaba,
con que la dicha moza se tocaba.
Vino el galán y, atento a su belleza, [10]
tirábale al balcón de cuando en cuando
chinas, con que la mona, despertando,
salió ligera y, en lo alto puesta,
le daba algunos cocos por respuesta.
Pensó que hablaba así por su marido, [15]
y la reja trepó del hierro asido;
mas, queriendo besarla, de tal modo
le asió de las narices, que, temiendo
que pudiera sacárselas del todo,
se estuvo lamentando y padeciendo [20]
hasta que el alba hermosa,
vestida de jazmín con pies de rosa,
de ver los dos amaneció riendo;
ella, del monicidio temerosa,
al pobre amante en vez de los amores [25]
de arriba a abajo le sembró de flores.






GRUPO PASO (HUM-241)

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