TEATROS
Coliseo de la Cruz
Las Bizarrías de Belisa, de Lope de Vega Carpio
que arrimado los frisones
miraba a pie la pendencia,
Todo tabaco y bigotes,
Temerario pensamiento,
que, teniendo el mundo en poco,
junto a la luna a ser loco
sobre las alas del viento
colocaste vuestro asiento. [5]
¿qué desdicha, qué cuidado
hoy os ha puesto en estado,
que habéis tan hermosas plumas
entre las blancas espumas
del mar de amor sepultado? [10]
......
Sale vestida la nave
de jarcias y de banderas,
con las velas tan ligeras,
que el viento piensa que es ave;
mas el de popa suave [15]
vuelve con fácil mudanza
en huracán la bonanza,
porque no pueda ninguna
del rigor de la fortuna
asegurar la esperanza. [20]
Florece un árbol temprano
cuando el ruiseñor suspira;
la primavera le mira
llena de flores la mano;
mas llega el hielo tirano [25]
y con intensos rigores
los pimpollos y colores
cubre de tristeza y luto,
porque hasta tener el fruto,
no están seguras las flores. [30]
Por más que en el nido esconda
el ave sus pajarillos
como los fuertes castillos
con su cava, muro y ronda,
dispara el pastor la honda [35]
y con violencia importuna,
sin dejar pluma ninguna,
le arroja piedra villana,
que no hay resistencia humana
al golpe de la fortuna. [40]
Nave en el mar parecía
mi libertad en amor;
árbol vestido de flor,
mi locura y bizarría;
nido que el ave tejía [45]
era mi seguro olvido,
mas vino amor atrevido,
y con el galán Cardona
puso al pie de su corona
la nave, el árbol y el nido. [50]
Vencedor de estos despojos,
me mata sin ser culpado,
que no sabe mi cuidado,
aunque le dicen mis ojos
con amorosos enojos: [55]
soy mariposa en llegarme
a la llama y retirarme,
y tanto amor me desvela,
que doy tornos a la vela
y no acabo de quemarme. [60]
Quedose en un balcón, donde solía
desde las doce de la noche al día
hablar cierto galán a una casada,
por cerrar la ventana su criada,
el animal que más imita al hombre, [5]
aunque él sabe también tomar su nombre;
la mona, con el frío, en la cabeza
púsose un paño que tendido estaba,
con que la dicha moza se tocaba.
Vino el galán y, atento a su belleza, [10]
tirábale al balcón de cuando en cuando
chinas, con que la mona, despertando,
salió ligera y, en lo alto puesta,
le daba algunos cocos por respuesta.
Pensó que hablaba así por su marido, [15]
y la reja trepó del hierro asido;
mas, queriendo besarla, de tal modo
le asió de las narices, que, temiendo
que pudiera sacárselas del todo,
se estuvo lamentando y padeciendo [20]
hasta que el alba hermosa,
vestida de jazmín con pies de rosa,
de ver los dos amaneció riendo;
ella, del monicidio temerosa,
al pobre amante en vez de los amores [25]
de arriba a abajo le sembró de flores.