Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Ficciones agradables. Historia de Hipólito y Arminta. Por el doctor don Francisco de Quintana (...)”
Autor del texto editado:
Olive, Pedro María de]
Título de la obra:
Minerva o El revisor general, t. VI, nº 46
Autor de la obra:
Olive, Pedro María de (dir.)
Edición:
Madrid: Imprenta de Vega y Compañía, 1807


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FICCIONES AGRADABLES.

Historia de Hipólito y Arminta. Por el Dr. don Francisco de Quintana. Tercera impresión; dos tomos en octavo. Madrid por Repullés, 1807. Se hallará en la librería de Gómez Fuentenebro, calle de las Carretas.


Solo sabemos del autor de estas novelas que era natural de Madrid y que se habla dedicado a los estudios de filosofía y teología: él mismo nos dice que la escribió en los ratos que la juventud permite ocio al descanso de mayores estudios; y según don Nicolás Antonio, a quien debemos las escasas noticias que aquí damos, se imprimió por primera vez en Madrid en 1627 en 4°. Ya antes había escrito y, según él mismo indica, publicado otra historia o novela, con el título de Experiencia de amor y fortuna, aunque con el supuesto nombre de Francisco de las Cuevas. Esta obra mereció ser traducida en italiano.

La presente novela merece leerse por sus ingeniosos lances, muy bien enlazados unos con otros y graciosamente pintados; la pureza y propiedad del lenguaje y la gracia del estilo, aunque cae en los vicios de afectación y pedantería de que ya adolecía la literatura de aquellos tiempos.

Para que el público forme alguna idea de la obra, copiaremos aquí un trozo en prosa y otro en verso de los que van mezclados en la obra.

Descripción de la vanagloria

La vanagloria, si yo no me engaño, es variedad de un ánimo que juntamente tiene algún bien e ignora el modo de poseerle; es un afecto enfermo, con ciertas hinchazones de excelencia; es torbellino de presunción que asiste en ánimos leves; es una imaginación para las cosas mal fundadas apacible, y para las adversas inútil. Esta es la vanagloria brevemente y sus definiciones. Los vanagloriosos son aquellos a quien el viento de la jactancia levanta sobre sí mismos; los que desean que todos los alaben, los que procuran que injustamente los veneren; los que favorecen a los aduladores; los que quieren enseñar cuando para sí no saben; los que intentan ser tenidos por doctos en lo que no entienden; los que se huelgan de que se crean de ellos cosas grandes; los que en las palabras son tan graves que se escuchan; los que son en prometer veloces y en dar limitados; los que para los sucesos prósperos son alegres, y en los adversos frágiles; en los oprobios cuidadosos, en los regocijos inmoderados y para lo honesto difíciles. Estos son vanagloriosos.

Silva en alabanza de la Corte.

Vanamente se ocupa
quien de la soledad glorias previene.
Si injurias apercibe,
a las delicias que la Corte tiene.

Aquí se desocupa [5]
del ejercicio el que contento vive,
el cuerdo cortesano
busca nobles amigos
a quien hacer testigos
ya de sus dichas, ya de sus contentos, [10]
y, mostrando su rostro más humano,
disculpa el ocio vano
con algún pensamiento
o algún concepto que explicó su intento.

El donaire y acaso [15]
provocando el placer mueve la risa;
son los gustos mayores
cesando del cansancio los rigores,
y con esto es forzoso
que corra más aprisa [20]
el tiempo que cansado
a cualquiera en su estado
le tiene descontento y desabrido.

Son las horas más breves.
los cuidados más leves, [25]
pues, estando el ingenio divertido,
por que las penas y pesares pierda,
aun de si no se acuerda,
la vida se le pasa divertido;
y es dicha, porque el mundo está de suerte, [30]
que ha de venir a ser dicha la muerte.

Comunica a discretos,
ríese de ignorantes,
júntase a los perfectos
y, atendiendo a negocios importantes, [35]
su parecer propone;
cuando no hay cosa que a lo opuesto obligue
ve que el suyo se sigue.
La dama se compone
sin que nadie se atreva [40]
a murmurar si lleva
galas que excedan a su humilde estado.

El plebeyo, el soldado,
el oficial, el noble, el caballero,
si bien son desiguales, [45]
en tanta confusión se desconocen;
solo al que tiene más, más le conocen;
el ser patria común los hace iguales;
dichoso, pues, con justa causa llamo
a quien por tantos modos, [50]
siendo inferior, puede igualarse a todos.

Murmura el atrevido,
sátiras torpes hace,
a nadie satisface,
y, aunque de todos hace tal desprecio, [55]
no le tienen por necio,
antes por hombre grave,
que tal vez el temor lisonjas sabe.

Aquí está la riqueza.
aquí la cortesía, [60]
aquí tiene su asiento la belleza,
aquí la variedad causa alegría,
aquí la religión, aquí la ciencia
compiten a porfía;
la política tiene [65]
aquí lugar lucido;
las injurias se acuerdan del olvido;
aquí una novedad otra previene,
y, al fin, quien su quietud aquí codicia
no le hiere el poder ni la malicia. [70]






GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera