En las últimas décadas los cambios en el mercado cinegético han producido un cambio en la gestión de las especies objeto de aprovechamiento. El cambio en el sistema productivo está comprometiendo los hábitats sobre los que se desarrolla y el equilibrio de las poblaciones de las especies fruto del aprovechamiento y cabe suponer que esto a la larga redundará negativamente en el sector cinegético en sí mismo. Paralelamente conceptos como sostenibilidad y gestión de la calidad han entrado a formar parte de muchas áreas de actividad y la cinegética no debería ser una excepción.
El documento “Directrices para la gestión sostenible de la caza en Europa” publicado por un grupo de trabajo perteneciente a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). El objetivo del documento es proporcionar un conjunto de directrices para la caza y manejo sostenible de especies de aves y mamíferos silvestres clasificadas como cinegéticas por la legislación Europea.
El documento analiza la sostenibilidad teniendo en cuenta la interacción entre los factores ecológicos tanto de la especie objeto de aprovechamiento como de la flora y la fauna de los ecosistemas donde se enclavan y los factores económicos y socio-culturales asociados a la actividad cinegética.
La escala de aplicación de las directrices de gestión va desde el ámbito territorial más amplio hasta la unidad de gestión particular, el coto en nuestro caso particular. Por lo tanto tales directrices pueden ser adoptadas tanto por entidades públicas, ministerios o consejerías de medio ambiente, así como por titulares de cotos que de forma particular quieran asegurarse la sostenibilidad de sus explotaciones.
Las directrices deben ser vistas como un instrumento para facilitar la identificación de aquellos aspectos de la gestión de la caza y las prácticas actuales que se pueden mejorar y de esta manera contribuir a detener el declive o incluso ayudar a favorecer la conservación de la biodiversidad en los ecosistemas cinegéticos.
La evaluación de la gestión de la caza y las prácticas actuales tiene que llevarse a cabo teniendo en cuenta las posibles interacciones entre la caza por un lado y otras actividades humanas (agricultura, turismo, tráfico, etc.) por otro. Se realiza un análisis del sistema de gestión desde el punto de vista socioeconómico y desde el punto de vista ecológico teniendo en cuenta la interacción entre las especies fruto del aprovechamiento y las comunidades biológicas donde se enclavan.
En caso de conflicto de intereses entre estos tres aspectos, la resolución del conflicto debe basarse en decisiones científicas y en la experiencia de la gestión profesional. Sin embargo, desde un principio en el documento se deja muy claro que se primará el aspecto ecológico frente a los demás aspectos. Es decir, si la caza es insostenible en términos ecológicos no podrá ser compensado por factores económicos ni socioculturales, ya que esto supondría el aprovechamiento no sostenible del recurso.