Gamo (Dama dama) Linnaeus, 1758

Orden: Artiodactyla

Familia: Cervidae

Características Generales

Se trata de un rumiante que presenta una dentición modificada, caracterizada por la ausencia de incisivos superiores, que han sido sustituidos por un paladar muy duro o cornificado; además, los caninos inferiores han adquirido forma de incisivos. El gamo es de menor tamaño que el ciervo; Las hembras alcanzan 70-80 cm de cruz y pesan entre 35 y 60 kg. Los machos, de mayor tamaño, superan los 90 cm de cruz y pesan entre 70 y 100 kg.

Este cérvido presenta dos pelajes o libreas, una en verano y otra en invierno. En general, el color de la época estival posee un fondo cervuno ligeramente rojizo, moteado de manchas blancas. En ambos flancos, cuando se aproximan a la zona ventral, dichas manchas se van alargando y tienden generalmente a unirse entre ellas para terminar formando una banda longitudinal blanca. Asimismo, a lo largo del dorso aparece una lista sepia que se va oscureciendo según se acerca a la cola. La cabeza suele carecer de manchas. El vientre y la cara interior de sus miembros son blancos. En invierno la coloración se torna más oscura y las manchas blancas desaparecen por completo. Las partes superiores, entonces, suelen ser de un color pardo más pálido y más gris en los flancos y cuello.

Como en la mayoría de los cérvidos, el aspecto externo de machos y hembras es muy distinto, con dimorfismo sexual muy acentuado, sobre todo cuando alcanzan la edad adulta, ya que sólo los machos tienen cuernas. Éstas, echadas hacia atrás e implantadas sobre pedúnculos muy cortos, presentan tres candiles y una ancha palma que se rasga en varias puntas, característica de esta especie. El tiempo medio de desarrollo de la cornamenta suele ser de 12 a 13 semanas. Durante este intervalo el gasto mineral es enorme, por lo que han de doblarse las reservas de dichos elementos; para ello, ingieren la vegetación que crece en suelos ricos en minerales e incluso roen y mordisquean otras cuernas caídas el año anterior como suplemento dietético.

El gamo es una especie que consume principalmente alimento herbáceo durante todo el año. Sin embargo, cuando la disponibilidad de este tipo de alimento es escasa, puede explotar otras fuentes alternativas de alimento, como distintos tipos de frutos silvestres, hojas y tallos arbustivos.

La rapidez de reflejo y la posibilidad de alcanzar grandes velocidades constituyen, en el gamo, dos características fundamentales para huir de sus depredadores. Para este fin, este cérvido está dotado de una gran agudeza sensorial y de un cuerpo perfectamente preparado para la carrera. Antiguamente, además del hombre, el gran depredador del gamo debió ser el lobo (Canis lupus). En la actualidad, únicamente el lince (Lynx pardinus) es capaz de matar a crías y hembras y, donde conviven ambas especies, los cérvidos puede llegar a representar el 5% de la biomasa que consume este felino.

El gamo es, por regla general, una especie bastante resistente a las enfermedades infecciosas y parasitarias. Se han citado los siguientes protozoos: Babesia sp., Theileria sp., Sarcocystis sp., Cryptosporidium sp., trematodo Dicrocoelium dendriticum, nematodos: Ostertagia leptospicularis, Ostertagia kolchida, Ostertagia ryjikovi., Protostronglus sp., Muellerius sp. y el ácaro Ixodes ricinus .

El gamo, entre otros cérvidos, presenta un acusado gregarismo, con integración de animales adultos en grupos unisexuales gran parte del año y reunión de animales de distinto sexo durante el celo. En el comportamiento social del gamo, el canal olfativo juega, pues, un importante papel dada su extraordinaria sensibilidad en la captación de olores y la presencia de glándulas odoríferas distribuidas por todo el cuerpo.

Asimismo, las cuernas de los machos, dado el carácter agresivo de éstas y su relación con la fuerza corporal y el estatus reproductivo, se interpretarán como desencadenantes sociales indicadores del rango jerárquico y reproductivo.

 

Habitat y Distribución

Se reconocen en el mundo dos gamos, uno europeo y otro mesopotámico o persa. Aunque muchos autores los diferenciaron como dos subespecies, D. dama dama y D. dama mesopotamica respectivamente, recientemente se consideran estas dos formas como dos especies distintas: D. dama (Linnaeus, 1758) y D. mesopotamica (Brooke, 1875), respectivamente.

Aunque el gamo persa (Dama mesopotamica) originalmente llegó a habitar zonas de Irak, Jordania, Líbano, Palestina, Siria, Irán y Turquía, sus poblaciones sufrieron una drástica reducción, quedando prácticamente restringidas a Irán. En cuanto al gamo europeo (Dama dama), existían poblaciones por toda Europa pero, salvo en algunos puntos del Mediterráneo (Turquía, Italia, Sicilia y sur de los Balcanes), llegaron casi a su extinción durante la última glaciación. A partir de ahí, gracias principalmente a las introducciones realizadas en diversas épocas y por diversas culturas, el gamo volvió a extenderse por toda Europa. Durante el periodo de colonización inglesa fue introducido además en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Hoy se encuentra presente también en países como Madagascar, Japón, Estados Unidos, Canadá, Islas Fidji, Argentina, Chile, Perú, Uruguay, en Sudamérica, así como en bosques tropicales de las islas Leedward. En España fue introducido en la antigüedad, pero se desconocen los detalles concretos. A finales del siglo XIX vivía en estado salvaje en Sierra Morena, Cuenca del Tajo y Montes de Toledo, así como en diversos cazaderos reales.

En Doñana, aunque hay datos de su existencia durante la Edad Media, no se sabe si llegaron a desaparecer del todo o no, pero hay constancia de reintroducciones a principios del siglo XX y en la actualidad ocupa numerosas áreas pequeñas y aisladas, gestionadas en general con fines cinegéticos. A pesar de estar presente en casi todos los tipos de clima, excepto en el polar, durante la última glaciación el gamo fue uno de los primeros cérvidos en desaparecer de Europa y uno de los últimos en regresar a ella, indicando que la nieve es un factor limitante para esta especie, a pesar de su elevada capacidad adaptativa.

La descripción de su hábitat suele ser algo complicado dado el amplio abanico de especies vegetales de las que el gamo se alimenta. No obstante, por alimentarse casi exclusivamente de vegetación herbácea, el gamo está muy asociado a los biotopos de praderas, ya sean en claros o bordes de bosque o próximos a los caños y ríos.

Reproducción

Los machos alcanzan la madurez sexual a los 15-16 meses de edad, aunque no participan en la reproducción hasta, al menos, su quinto año de vida. Las hembras, sin embargo, se pueden reproducir tras alcanzar los 16-17 meses de vida.

El gamo es una especie polígama. El celo tiene lugar a principios del otoño, finales de septiembre – octubre, con cierto rango de variación en función de la latitud. En esta época, los machos adultos se dedican a marcar el territorio, competir con otros machos y cortejar a las hembras. Emiten, además, un sonido grave entrecortado característico, similar en parte a un rugido, para atraer y cortejar a las hembras y a la vez disuadir a otros machos posibles competidores; es la conocida «ronca». Asimismo, estos machos están en vigilancia permanente y casi no comen ni duermen. También, las secreciones de ciertas glándulas juegan un importante papel como señales de comunicación. En la competición por el acceso a las hembras, los machos adoptan diferentes comportamientos de amenaza, pudiendo llegar a la lucha mediante el choque de sus cuernas. Aunque las luchas pueden darse de forma leve, a modo de juego o entrenamiento, en machos de todas las edades y en todas las épocas del año, de forma intensa sólo se darán entre los machos adultos durante la época de celo.

Dentro de los gamos se han observado distintas estrategias reproductivas: machos seguidores, machos dominantes, defensores de harenes y machos territoriales, dependiendo de las condiciones ambientales en las que viva la población, las condiciones de vida individuales, así como las condiciones físicas de cada individuo.

Tras un periodo de gestación de unos ocho meses, las hembras paren una sola cría en primavera (mayo-junio), después de haberse aislado del grupo en los días previos al parto. Esta época de nacimientos resulta ventajosa para la supervivencia de las crías, tanto por la disponibilidad de alimento como por las condiciones climáticas favorables. Las hembras defienden activamente el área inmediata al lugar del parto; así, cuando está con su cría recién nacida, ante la aproximación de visitantes extraños o de otros gamos, ésta se muestra agresiva realizando amenazas y persecuciones. Se puede afirmar, de este modo, que las hembras gastan la mayor parte de su energía en el cuidado de sus crías (embarazo, parto y lactancia), mientras que los machos lo hacen en conseguir el mayor número de parejas posibles.

Bibliografía

Braza, F. (2003). Gamo – Dama dama. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Carrascal, L. M., Salvador, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/

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