Acaba de salir hoy, 15 de Julio, en la revista Royal Society Open Science, de Londres, un artículo de Juan Carranza y Vicente Polo que consideramos contribuye considerablemente a resolver la cuestión teórica de por qué se ha mantenido la reproducción sexual a lo largo de la evolución.
El problema del mantenimiento del sexo fué planteado en los años 70 y consiste en que si los organismos sexuales producen machos que no contribuyen a la producción de crías sino que gastan su presupuesto en competir entre ellos por conseguir parejas, el linaje sexual tiene una productividad del 50% comparada con un linaje asexual en el cual todos los individuos producen descendientes. Aunque la reproducción sexual puede llevar asociados ciertos beneficios (por ejemplo relacionados con la variabilidad de la descendencia, etc) no hay ningún estudio que demuestre que el sexo pueda aportar doble de beneficios por generación comparado con la asexualidad de modo que se compense el doble coste. Nosotros lo enfocamos de otro modo. El doble coste existe cuando los machos no contribuyen a producir crías (esto ya es sabido). Lo que nosotros hacemos es poner juntos a competir en el espacio virtual del ordenador tanto a individuos con reproducción sexual tipo «costosa» (es decir que los machos no contribuyen a producir crías, son poligínicos y especialistas en competir por las hembras), asexuales, y también sexuales de tipo «no costoso» es decir que los machos aportan parte de su presupuesto a la producción de crías (aves monógamas por ejemplo en que los machos ayudan a la hembra a alimentar pollos, etc., y muchos ejemplos más que se dan en todo tipo de organismos). Si ponemos a interaccionar a estos tres modos reproductivos ocurre que los de sexo no costoso pueden ser más productivos que los asexuales (con poco beneficio que exista relacionado con la recombinación sexual), luego los de sexo costoso invaden a los de no costoso porque los machos son especialistas en la competencia por los apareamientos y de alguna manera «se quedan con todas las hembras», entonces al predominar el tipo costoso en la población la productividad general baja y pueden invadir los asexuales hasta que luego al haberse reducido los machos poligínicos puede volver a invadir el sexo no costoso y así sucesivamente. El cambio respecto a lo que hay hasta ahora es que nadie ha considerado modelar esta interacción triple. La interacción entre asexuales y sexo costoso no tenía solución (el sexo se extingue), pero cuando pones a los tres se ve que el sexo no se extingue. Es de esas cosas que cuando la ves parece obvia pero que a nadie se le ha ocurrido antes durante más de 40 años.
El problema evolutivo del sexo ha sido calificado con frases como «The masterpiece of nature» o «The Queen of problem in Evolutionary Biology» (Graham Bell 1982) resaltando la importancia del enigma que ha persistido décadas sin respuesta.
Se puede ver una revisión del problema en: http://www.evolutionnews.org/2011/07/spinning_fanciful_tales_about_048281.html
El artículo completo se consigue en: http://dx.doi.org/10.1098/rsos.140383