El viernes 3 de mayo se ha celebrado en la Sala Mudéjar del rectorado de la Universidad de Córdoba el XV Aniversario de la creación de la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas (UIRCP). La apertura del acto fue a cargo del rector de la UCO, D. Manuel Torralbo Rodríguez, acompañado del Director General de Política Forestal y Biodiversidad, D. Juan Ramón Pérez Valenzuela y del director de la UIRCP, D. Juan Carranza Almansa.
La conferencia invitada estuvo a cargo de D. Juan Delibes de Castro, que dio un repaso a los cambios experimentados por la actividad cinegética durante los últimos 50 años, desde que él mismo cazaba con su padre Miguel Delibes hasta la actualidad. Como elementos a destacar en el cambio ocurrido está el declive de la caza menor y el aumento de la caza mayor, la intensificación, las sueltas de granjas, así como la necesidad de primar la calidad y la sostenibilidad de la mano de la ciencia y trabajando por una mejor imagen de la caza en la sociedad.
La mesa redonda contó con la participación de D. Juan Delibes, D. Juan Ramón Pérez Valenzuela, D. Daniel Toro en representación de la Subdirección General de Producciones Ganaderas y Cinegéticas del MAPA, D. Rafael Cadenas de Llano ex-coordinador de la Dirección General de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía y D. Juan Carranza Almansa, director de la UIRCP que actuó como moderador. La mesa redonda se centró en analizar los elementos a tener en cuenta sobre el mantenimiento de la actividad cinegética en el siglo XXI.
El acto finalizó con la entrega de reconocimientos, por parte de la Vicerrectora de Política Científica de la UCO, a las personas directoras del Instituto Andaluz de la Caza y la Pesca Continental de la Junta de Andalucía, por su trabajo durante todos estos años de colaboración entre las Consejerías competentes en materia cinegética de la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba a través de la UIRCP.
Los temas destacados por los participantes en la mesa e intervinientes en el coloquio pueden resumirse en las siguientes ideas o conclusiones:
- El elemento básico para el mantenimiento de la caza de cara al futuro, es que ésta ha de desarrollarse de forma sostenible, con la mejor información técnica y científica disponible, huyendo de la intensificación y artificialización de su práctica, ya que de lo contrario no se podrá llevar a cabo.
- Los cazadores y gestores cinegéticos deben asumir que la caza hay que cuidarla, en especial las especies cinegéticas migratorias, pero siempre desde la perspectiva de una buena gestión natural de los hábitats y de las poblaciones.
- Debe de huirse de la caza como “cazar cantidad es lo mejor”, cuando en la mayoría de los casos la calidad es mucho más satisfactoria para el cazador y es exigida por la sociedad, entendida como sostenibilidad y conservación. Las sueltas procedentes de granjas son perjudiciales para las especies cinegéticas silvestres, suponiendo problemas de hibridación, introducción de enfermedades, intensificación de la caza o abandono de la gestión y de la conservación de los hábitats naturales.
- Siendo la caza en muchos casos necesaria, y por tanto parte de la solución (el papel de la caza en el control de altas densidades y de los daños sobre perjuicios la agricultura, la ganadería, o el medio natural en general), puede terminar siendo el problema, cuando no se cumplen los objetivos de control de poblaciones o la gestión de los hábitats o especies termina siendo perjudicial, como la falta de respuesta a las demandas de los agricultores en los daños, aumento de enfermedades por traslocaciones o altas concentraciones por alimentación suplementaria, la excesiva intensificación, las sueltas, etc.
- Se ha de cambiar de paradigma y hacer ver a la sociedad que la caza es compatible y beneficiosa para la conservación de los hábitats y de las especies cinegéticas y no cinegéticas, de modo que si no existiera habría que inventarla. Debe resaltarse el papel que la caza tiene en el control de especies sobreabundantes como el conejo (daños en la agricultura) o el jabalí (presencia en zonas urbanas o vehículo de transmisión de zoonosis) y otros ungulados (cuyo control es necesario para la conservación de la vegetación natural y el control de epizootias).
- Ha de cuidarse la imagen de la caza y de los cazadores, la sociedad solo puede aceptar una caza sostenible y respetuosa, y hay que demostrar que es posible, para lo cual los gestores y cazadores responsables son la clave.
- Es imprescindible acometer mejoras en la compatibilización de la agricultura con la caza, en especial en la caza menor, en aspectos como el uso de pesticidas, semillas blindadas o la aplicación de la PAC.
- El sector ha de llevar a cabo una reflexión interna y una catarsis para enfrentar los retos, tanto los de carácter social, de gestión del medio natural o de bienestar animal, de cara a las próximas décadas. Para demostrar que la caza es necesaria y compatible con la sostenibilidad, ha de desarrollarse una narrativa social de lo rural frente a lo urbano, con un relato propio del sector que justifique y demuestre que realmente la caza es social, económica y ambientalmente sostenible. Todo esto no es posible si se enfoca bajo un paradigma de defensa a ultranza de la caza que pueda ir en contra de los principios que la sociedad exige.
- No ha de olvidarse que la caza es uno de los mejores sistemas de lucha contra la despoblación y el abandono del sector primario del medio rural, además de ser un motor socioeconómico de extensas áreas desfavorecidas pero que prestan valiosos servicios ecosistémicos.
- El relevo generacional, así como la incorporación de la mujer en un mundo tradicionalmente masculinizado, son retos de cara al futuro para el mantenimiento de un sector que desarrolla una caza sostenible.