Las escuelas “charter”

El prototipo del colegio neoliberal

 

Carmen Vanessa HIDALGO MOLERO

                                                                                   María del Pilar MORALES MESONES

                                                                       Purificación REINA PACHECO

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

Para acercarnos a la idea de los “charters school” o “colegios contratados”, vamos a partir de la descripción de las características principales que definen a este tipo de colegios. No obstante, se hace necesario, además, una reflexión crítica sobre qué es lo que realmente representan estos centros, cuáles son sus ventajas y cuáles sus inconvenientes fundamentales. Por ello, hemos incluido un último apartado a partir del cual se pretende dar una visión global  de los principales argumentos a favor y en contra de la creación y existencia de los colegios contratados, visión que, por otro lado, nos va a permitir desvelar los principios ideológicos que subyacen tras estas posiciones opuestas.

 

 

 PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEFINITORIAS

 

Ø      Se trata de escuelas financiadas públicamente, pero no administradas por el Estado.

 

Ø      Aunque son financiados por el Estado, pueden tener también ingresos a través de donaciones particulares de otras organizaciones. Asimismo, otras fuentes de ingreso pueden provenir de inversiones realizadas por los propios creadores del centro.

 

Ø      Pueden ser creadas por profesores, padres y otros miembros de la comunidad educativa (sin finalidad lucrativa).

 

Ø      Presentan una gran autonomía ya que están libres de la mayoría de reglamentaciones que regulan la actividad de las escuelas públicas (organización, currículum, etc.).

 

Ø      No obstante, el Estado es en última instancia el encargado de controlar  que las escuelas realicen sus funciones de manera adecuada. Este control del Estado es ejercido mediante la otorgamiento de una licencia temporal (cuya vigencia oscila entre 3 y 5 años) o “charter”, que es renovada sólo si se demuestra que ha existido un avance en el aprendizaje y se han conseguido los objetivos que se marcó la escuela en el momento de su constitución.

 

Ø      Estas escuelas “charter” fueron creadas principalmente (en su origen) para atender a “grupos de riesgo”, es decir niños y niñas con problemas de aprendizaje, de zonas marginales y que abandonan la escuela, si bien hoy en día este tipo de alumnos representa una minoría.

 

Ø      En este contrato negociado o “charter” se contempla cómo será gestionado el centro, qué se va a enseñar y como se medirá el logro académico.

 

Ø      Son gratuitas y no pueden excluir a ningún tipo de alumno.

 

Ø      Suelen ser pequeñas en comparación con las escuelas públicas (media de alumnos matriculados 150 aprox.)

 

Ø      En pocas de ellas existe el tradicional equipo directivo. En cambio, encontramos que la función directiva se delega en :

 

-         Figuras carismáticas que sin embargo, no detentan de manera oficial ningún cargo directivo.

-         Juntas directivas con rol de liderazgo interno.

-         Individuos contratados que suelen considerarse “gerentes generales”, los cuales desempeñan  un rol fundamental en la institución.

 

 

 

Figura 1. Número de escuelas “charter” creadas en Estados Unidos desde 1992 hasta 1997.

 

 

 

¿SÍ O NO A LAS ESCUELAS “CHARTER”?

 

            Quienes se muestran a favor de estas escuelas afirman que gracias a la existencia de ellas:

 

Ø      El Estado abandona su monopolio de enseñanza, dejando de ser el único ofertante de educación. De este modo, se consigue una situación de competencia en la oferta de escuelas gratuitas, no religiosas y universales (toda clase de alumnos y alumnas pueden tener cabida en ellas). Todo esto repercutirá en una mejora de la calidad de la enseñanza, ya que esta situación de libre mercado originaría una competencia entre los distintos tipos de escuela por captar alumnos y alumnas, ofertando para ello una enseñanza de mayor calidad.

 

Ø      Asimismo, la caída de este monopolio estatal permite un libre juego de mercado, lo que favorecería no sólo la competencia, sino también el espíritu de iniciativa y la creatividad individual. Con ello, se favorece la creación de un mayor número de escuelas. Por otro lado, debido al alto grado de autonomía presente en este tipo de escuelas, se permite el desarrollo de programas educativos novedosos e innovadores.

 

Ø      Esta libertad de mercado permitiría que triunfasen los “mejores”, favoreciéndose, por tanto, la calidad de la enseñanza.

 

Ø      En definitiva, las escuelas “charter” se pueden considerar como un nuevo tipo de escuela pública, ya que, al igual que éstas, son gratuitas, universales, no religiosas y poseen una financiación pública.

 

Por otro lado, aquellos que rechazan este tipo de escuelas, argumentan lo siguiente:

 

Ø      La creación de este tipo de escuelas refleja una desresponsabilización del Estado en materia educativa, permitiendo la intervención cada vez mayor del sector privado en este ámbito en el que aún no ha conseguido introducirse con toda su fuerza.

 

Ø      El libre juego de mercado favorece a aquellos que poseen mejores condiciones (recursos materiales, humanos, económicos, etc..) para producir proyectos creativos e innovadores. Esto puede llevar a la existencia de distintas categorías de escuelas financiadas públicamente: unas,  “de primera” –las escuelas “charter”-, dotadas de unos mejores recursos, y otras, de “segunda”, que se corresponderían con el resto de las escuelas públicas.

 

Ø      Este libre juego de mercado, por otro lado, generaría una situación de conflicto en la cual se situarían en un frente los docentes, padres y alumnos, y en el contrario, las grandes empresas y organizaciones.

 

Ø      Este tipo de centro responde a una política que estimula la competitividad, dejándose a un lado valores fundamentales como la tolerancia, solidaridad, etc...

 

Ø      En definitiva, la concesión de escuelas públicas por parte del Estado, supondrá a largo plazo el final del sistema educativo público.

 

Bajo estas posiciones en contra y a favor de la existencia de las “charter schools” encontramos, en definitiva, la dicotomía CENTRALIZACIÓN / DESCENTRALIZACIÓN del sistema educativo.

 

            Aún más, si seguimos profundizando en la ideología que subyace bajo estas posturas opuestas, podemos identificar dos modelos diferentes  que representan dos formas de entender la democracia:

 

+ Aquellos que se manifiestan partidarios de la existencia de las escuelas “charter” se acercan al modelo de democracia de mercado, caracterizado por los siguientes principios básicos:

 

Ø      Un  nivel bajo de intervención del Estado. Éste no garantiza los servicios básicos, sino que éstos deben ser asegurados por cada ciudadano.

 

Ø      Por tanto, desde el poder central, no se han de tomar decisiones de política educativa. Se delega este poder decisorio en delegaciones locales.

 

Ø      Se favorece la iniciativa individual.

 

Ø      La autogestión de los centros educativos es básica para que se produzca un mayor rendimiento. Esto lleva a la competitividad.

 

Ø      Las decisiones se han de tomar sobre la base de las leyes de la oferta y la demanda.

 

+ Quienes se sitúan en contra de la existencia de este tipo de escuelas parten de un modelo moral de democracia, en el cual:

 

Ø      El Estado adquiere un papel fundamental en la toma de decisiones, interviniendo en el funcionamiento social para garantizar todos los servicios que suponen derechos de los ciudadanos (educación, sanidad, etc.).

 

Ø      Se parte de un sistema moral, fundamentado en valores como la igualdad, justicia....., consensuados por toda la sociedad.

 

Ø      Las decisiones educativas se toman desde el poder central, aunque pueda darse cierta libertad a delegaciones locales.

 

 

Al margen de la polémica establecida por la adscripción a un modelo de democracia u otro, tenemos el hecho indiscutible de que, efectivamente, las escuelas “charter” representan una tendencia hacia la descentralización del sistema educativo estadounidense, descentralización que corre paralela a otras tendencias ideológicas y políticas de ese país.

 

En definitiva, la  compleja cuestión que nos planteamos es la que se refiere a si deben existir o no las escuelas “charter”. Obviamente, no existe una respuesta sencilla a esta cuestión, si bien, si partimos de un argumento claro: Los intereses individuales no deben ponerse por encima del bien común.

 


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