La competitividad entre las escuelas

Revisión de la cuestión en las escuelas estadounidenses

 

Lourdes GARCÍA CABEZAS

      Ángela MÁRQUEZ MELLADO

Mª Sierra ROLDÁN RUIZ

Mª José TRENADO PÉREZ

 

 

 

 

 

DESCONTENTO SOCIAL SOBRE LAS ESCUELAS PÚBLICAS ESTADOUNIDENSES

 

En EE.UU. existe un descontento general con los resultados obtenidos en las escuelas públicas. Los problemas existentes en ellas pueden enumerarse como los siguientes: una ratio elevada, los alumnos/as no consiguen un trabajo remunerado adecuado, no existe una participación e implicación real de la comunidad local, no se ofrecen recursos para disminuir las diferencias que discriminan a los sectores minoritarios...

 

Frente a esta situación, son numerosos los ejemplos que demuestran el fracaso de las escuelas gubernamentales. Uno de cada cuatro estudiantes pertenecientes al nivel de secundaria abandona sus estudios antes de la graduación, situándose así a la cabeza en el ranking del absentismo escolar del mundo occidental. Así mismo, el número de matriculados desciende lentamente de manera progresiva y con él el número de escuelas públicas. En el siguiente gráfico se puede observar dos aspectos significativos. En primer lugar, aparece un drástico descenso del número de escuelas públicas entre los años 1937 al 1970. En segundo lugar, la gráfica muestra a partir de los años 70 un mantenimiento del número de escuelas públicas de manera que el leve aumento que se puede apreciar es muy inferior proporcionalmente al ascenso que sufren las escuelas privadas.

 

 

 


Figura 1: Gráfico de escuelas elementales públicas y privadas de EE.UU. (El número de colegios corresponde a la media por distritos)

 

 


En lo referente a la universidad, los estudiantes que solicitan intercambios o acceso a bolsas de trabajo internacionales siempre quedan fuera de los baremos, debido a su bajo nivel.

 

Algunos especialistas en educación, pertenecientes al equipo de gobierno, subrayan la necesidad de establecer relaciones entre los problemas educativos y el monopolio que el Estado ejerce sobre las escuelas gubernamentales, con el objetivo de soslayar los déficits que le invaden. Para ello, proponen formar especialistas que busquen soluciones a las situaciones de burocratización, ausencia de organismos que regulen la actuación y destruir las barreras que impiden la participación de las familias en la escuela.

 

 

 

LA CALIDAD COMO BASE DE LA COMPETITIVIDAD ENTRE ESCUELAS

  

            El objetivo de buscar una enseñanza de calidad es el que promueve las diferentes iniciativas de escuelas privadas. Es entonces cuando la competitividad entre escuelas, por la obtención del máximo rendimiento, surge como un movimiento que en la actualidad domina la mayoría de las instituciones escolares estadounidenses.

 

            Algunos criterios comúnmente utilizados para evaluar la calidad de la enseñanza son las puntuaciones obtenidas por los alumnos/as de estas escuelas para un acceso a grados superiores, y la dotación y disponibilidad de los recursos (bibliotecas, salas de estudios, seminarios de trabajo, de recreación,...).

 

            Debido al avance tecnológico producido en la sociedad en los últimos años, hay un indicador de nuevo ingreso relativo a las nuevas tecnologías aplicadas a las escuelas. El número de ordenadores por alumno, el libre acceso a Internet, el dominio efectivo por parte del alumnado de las nuevas tecnologías como uso didáctico y lúdico, e incluso los programas de colaboración entre colegios mediante la conexión a la red, son patrones que marcan una profunda competitividad entre las escuelas.

 

            En definitiva, se trata de que el alumnado junto con sus familiares valoren los programas educativos ofertados por los diferentes centros que más se correspondan con sus propias necesidades e intereses formativos.

 

         Para obtener una mejora de la calidad, se  ha creado en los EE.UU. el Instituto de Educación de Calidad, una organización independiente y no lucrativa, que ayuda a los educadores, padres, políticos, periodistas y a la sociedad en general, a llevar a cabo exitosamente los programas educativos.

 

            La sociedad americana y sus representantes se han planteado una meta significativa en el aumento de los resultados académicos de todos los estudiantes. Son tres los principios que conducen a la política educativa deseada para lograr este objetivo: aumento de la flexibilidad y elección; responsabilidad ante los resultados, especialmente para la reforma de los colegios con bajo rendimiento; y un hábito de búsqueda de resultados óptimos para guiar la toma de decisión.

 

            La misión del Education Quality Institute (EQI) es ayudar a todas las personas involucradas en el mundo educativo a seleccionar los mejores modelos de enseñanza y a promover su implantación en el resto de las escuelas.

                       

 

UN EJEMPLO DE ESCUELA COMPETITIVA: “CHARTER SCHOOL”

 

            Un claro ejemplo de escuelas competitiva que surgen como respuestas al fracaso de las escuelas públicas tradicionales del Estado son las escuelas charter de EE.UU.

 

            Es patente la competitividad, cada vez mayor, en todos los ámbitos de la vida y en todos los campos profesionales, y esta competitividad se reproduce en la escuela. Esta es la causa de que los padres y tutores del alumnado opten por la vía privada, ya que valoran su efectividad y su mejor productividad, establecida en base a las relaciones de competitividad entre las instituciones escolares privadas.

 

            Las escuelas charter son escuelas concertadas alternativas  que rompen con los moldes y el reglamento de las escuelas públicas tradicionales,  probando nuevas formas de enseñanza que mejoren el nivel de calidad de la educación de sus alumnos-as, ofertando una formación especializada o un enfoque cultural determinado.

 

            La organización de las escuelas charter corre a cargo de grupos de padres, profesores-as, administradores escolares o negocios privados. Se trata de escuelas de titularidad privada o pública  cuya gestión, en todos los órdenes (pedagógico, de plantilla, financiero), es entregada bajo un régimen de contrato a una entidad privada, pero que están subvencionadas con fondos públicos.

 

            Estas escuelas son responsables y autónomas en su actuación por lo que deben captar, “como de si un negocio se tratara”, el mayor número de alumnos-as y atraer a sus familias en orden a prosperar. Para ello se ponen en marcha ambiciosas campañas publicitarias en los medios de comunicación, dirigidas por empresas de marketing. Las Charter School están sometidas al control directo del Estado, y su contrato es revisado periódicamente y puede llegar a ser revocado si los resultados de los centros no alcanzan los objetivos pactados en el contrato.

 

            Los que defienden este tipo de centros es que al haber menos burocracia se consigue una mayor flexibilidad y una mejora ostensible de la calidad, lo que se traduce en una competencia que genera innovación en todos los ámbitos, desde la gestión del personal docente hasta los recursos utilizados para conseguir un mejor éxito académico.

 

            Una prueba del éxito obtenido en EE.UU. con las escuelas charter, es la rápida difusión internacional que ha tenido la propuesta. El primer ministro británico, Tony Blair, ha empezado a utilizar la experiencia estadouniodense como punto de referencia en sus discursos acerca de la renovación de la administración educativa. Algunos condados como el de Surrey han empezado a dar los primeros pasos para atraer a empresas privadas hacia la gestión de centros escolares que presentan déficits o que no cumplen las expectativas de familiares o de la administración.

 


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