Andrés Calamaro, un inicio «Bohemio» y un final con «Música ligera»

El que fuera muchas décadas atrás el teclista de «Los Abuelos de la Nada» o «Raíces», D. Andrés «para los amigos», ofreció la noche del 2 de julio el recital que por motivos de la pandemia tuvo que aplazarse el pasado 2021, dentro del Festival de la Guitarra de Córdoba. El argentino y su banda deleitaron anoche al público de un Teatro de la Axerquía que bailó y coreó sus canciones más emblemáticas mientras entre tema y tema, vitoreaba al cantante y compositor bonaerense. El show comenzó puntual (22,30h) con «Bohemio», en una onda muy crooner y con un sonido robusto, enérgico y limpio, de la mano de unos excelentes músicos en formato de banda de rock clásico: Martín Bruhn (batería), Julián Kanevsky (guitarra), Mariano Hernán (bajo) y Germán Weidemer (teclados). Calamaro -tras la accidental caída de sus teclados que fue solventada por uno de sus roadies- fue alternando algunos fragmentos como segundo teclista y algún tema como segundo guitarrista, centrándose sobre todo en la voz y en una puesta en escena sencilla y directa, desgranando canción por canción sin más presentación que el sonido de las baquetas o los breaks iniciales de batería.


La banda continuó con «Cuando no estás», «Verdades afiladas», «Crímenes perfectos» y «Me arde». Andrés comentó algo acerca de un «catarro que había pillado por culpa de un queso», un chiste o comentario críptico dijo, y que aún seguimos sin entender. El concierto seguía su curso con «All you need is pop», «Media Verónica», «Rehenes», «Los Aviones» y «Maradona», provocando con esta última canción uno de los momentos más «dance» de la noche. El punto álgido del repertorio vino con «Espérame en el cielo», su maravilloso «Estadio Azteca», «Tuyo siempre» y «Hong Kong», sin la presencia esta vez de C. Tangana. El tramo final del concierto vino con canciones de su etapa con «Los Rodríguez» (Mi enfermedad, A los ojos, Canal 69), «El Salmón», y sus archiconocidas «Flaca», «Alta suciedad» (sonidazo de guitarras y base rítmica en esta gran canción) y «Paloma». Y así se despedía quitándose las gafas de sol D. Andrés. que junto al resto de músicos abandonaban el escenario.


Tras apenas unos minutos, Germán, Mariano, Julián, Martín y Andrés volvían al escenario para hacer unos bises que abrirían con «Sin documentos», donde el público enloqueció con una versión ligeramente distinta a la original de Los Rodríguez, continuando con «Los Chicos» y finalizando definitivamaente el concierto con los grandísimos Soda Stereo y su «Música Ligera». Y con las luces encendidas y sonando un pasodoble, el argentino deleitaba a los más taurinos con su capote. En resumen, un gran show de rock de autor, con una enorme banda que suena de lujo, ejecutando más de una veintena de canciones que de forma secuenciada y sin ningún tipo de conexión con el público más allá de lo musical (al más puro estilo Dylan), hacen que los seguidores y público en general disfruten del show. Si faltaron o sobraron temas dentro de su extensísima discografía es siempre opinable, pero lo que es un hecho es que Andrés es un fabricante de canciones populares realmente brillante.