Coque Malla reivindica atención a sus canciones nuevas sin olvidar su «ronaldía»

Con 10 minutos de retraso sobre la hora marcada inicialmente (20,30h) y tras la intro del Space Oddity de David Bowie (con luces aún encendidas), hacían aparación en el escenario: Mac Hernández al bajo, Charlie Bautista a la guitarra, Gabriel Marijuan a la batería, David Lads a los teclados y Jorge Malla Valle (Coque Malla). Comenzó el show con «La mujer sin llave» y «Solo queda música». En «Escúchame» Coque ya presentó a su excelente banda, para continuar con «Abróchate» y «Extraterrestre». Le siguió una de sus canciones más densas y oscuras «La carta». El madrileño cambiaba de guitarra con frecuencia acompañando el espectáculo de sus clásicos bailes a lo Dave Gahan, con gran elegancia, rock and roll y muchas tablas. «La señal» de su álbum El Último hombre en la Tierra (2016) fue el tema que precedió a su archiconocido «No puedo vivir sin ti» que hizo cantar a un Gran Teatro totalmente lleno (sold out hacía semanas). Coque, siempre risueño y conectando con el público en todo momento, dio paso a «Todo el mundo arde» y «Me dejó marchar», alcanzando con esta última uno de los momentos más emocionantes de la noche. A continuación hizo un llamamiento para que se prestara más atención a las canciones nuevas, diciendo «dadles una oportunidad, sin canciones nuevas no hay futuro», para interpretar «Una sola vez», un tema con aires bossanova cuyo videoclip repasa de forma cinematográfica fragmentos de todo su periplo profesional y vital.



Las tres canciones siguientes fueron «Para toda la vida», «El último hombre en la Tierra» y su mexicana «Hace tiempo», las cuales antecedieron al repertorio nostálgico que en broma «criticaba» el propio Coque Malla: «Adiós Papá» (con el público enloquecido de pie bailando), «Guárdalo» y «Por las noche». Este primer bloque finalizó con «Hasta el final» despidiéndose del público de Córdoba, comentando en varias ocasiones que era un honor y un placer tocar en este Festival.


Los esperados bises dieron por concluido el concierto con «El Árbol» y «Un lazo rojo, un agujero», este última sin la presencia del gran Kase.O pero con un rap interpretado con sobrada solvencia por el maestro Malla. En resumen, un gran artista y un gran concierto, un músico que navegando entre el rock, el pop, el blues, toques de bossa o bolero, deja patente su compromiso con las canciones intentando dar una vuelta de tuerca en cada disco, sin caer en la facilona repetición de clichés basados en sus singles más conocidos. Sus influencias son diversas, desde Bowie, Richard Hawley, Van Morrison hasta Neil Hannon, y se notan, claro que se notan, ¡benditas influencias! Pero Coque ha desarrollado una versatilidad y un sello propio que cubre un amplio espectro musical. Su actitud, con y sin guitarra, sobre el escenario es de frontman de rock, disfrutón, alegre, visceral, valiente y con mucha personalidad. ¡Bravo Coque, bravo!