El segundo disco en mi vida ya es bastante más complicado de elegir, porque hay muchísimos discos que me han marcado. De esa época primera, el «Highway to Hell» y el «Back in Black» de AC, «The Number of the Beast» de Iron Maiden, los discos en directo de Saxon (los adoraba), Rainbow, Scorpions, Judas, Motörhead y Led Zeppelin («The song remaings the same») me encantaban. Pero tampoco puedo inclinarme por ninguno. Cada uno iba siendo el favorito por épocas, aunque siempre le he tirado mucho a los virtuosos de la guitarra: Ritchie Blackmore (como no), Jimmy Page, Ted Nugent, Van Halen, Uli Roth, y Gary Moore (esto fue siglos antes de que se pasara al blues). Luego vino el descubrimiento del Thrash Metal a finales de los 80. Quizás el «Master of Puppets» o el «Ride the Lightning» de Metallica podrían ser mi segundo disco… pero no estoy seguro, porque Megadeth y Anthrax siempre me gustaron más que Metallica. Y en los últimos años, con la cantidad de estilos (Nu Metal, Progresivo, Black, Death….) que hay, es casi imposible decantarse por un solo disco.
Pero si tuviera que decidirme, podría decir que el segundo disco que más me ha marcado es «Speed Metal Symphony» de Cacophony (1987), el grupo en el que coincidieron Marty Friedman y Jason Becker (¡casi ná!). La primera vez que lo escuché no daba crédito. ¿Cómo podían ser esos tíos mejores que Van Halen? ¿Cómo se compenetraban de esa forma? Increíble. La verdad es que la parte vocal del disco era mejorable, pero los temas básicamente instrumentales como Savage, The Ninja, Concerto o Speed Metal Symphony… Después de escuchar ese disco, ha habido muchísimos monstruos de la guitarra en mi vida: Yngwie Malsteem, Joe Satriani, Steve Vai, John Petrucci, Loomis, Broderick… pero creo que esa combinación, y en ese momento, fue totalmente inigualable.