LAS LETRILLAS

Tales conclusiones pueden aplicarse también a las letrillas, que le otorgarán una fama temprana en su propia vida, y donde se ejercita una gama variada de temas, motivos, tonos y recursos expresivos. Las normas del decoro genérico y cotextual o de tradición literaria se sobrepasan desde bien pronto, como en la letrilla “Ándeme yo caliente”, en que los amores trágicos de Hero y Leandro y Píramo y Tisbe son ridiculizados y con ellos toda una literatura: nueva conexión con un sustrato realista nada despreciable en la escritura de Góngora y buena muestra de la variedad más esencial, la que dinamita los límites entre realismo e idealismo como constantes modelizadoras. Pese a sus devaneos cortesanos, tributo a una época donde eran moneda común, el espíritu de Góngora es el del disidente, que más que satirizar moralmente se burla de los grandes conceptos, reivindica el ingenio, se sabe poseedor de una fuerza secreta basada en el ejercicio de la inteligencia verbal.