Por Manuel Torres, director de la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos de la UCO.
Es frecuente que en determinados momentos aparezcan nuevos términos que describen de modo eufemístico realidades que siempre hemos conocido con otra denominación. En realidad, no descubren nada nuevo, pues suelen referirse a hechos que siempre han sido así. La posverdad es el nuevo modo de denominar a la mentira. Especialmente a la mentira en el ámbito de lo público.
Se ha instalado entre nosotros una suerte de realidad alternativa que ha encontrado acomodo en las nuevas formas de interacción social. Si la búsqueda de la verdad ha sido, es y será el único destino que da sentido a nuestra vida racional; la mentira, la posverdad, es un elemento que históricamente ha servido para manipular la relación entre el poder y el sujeto pasivo de éste.
Es tiempo de volver a llamar a las cosas por su nombre. No hablar de posverdad sino simplemente afirmar que es mentira lo que altera la realidad y que no hay hechos alternativos, hay hechos, y en todo caso relato falso de los mismos. Llamemos a las cosas por su nombre. Debemos luchar contra la mentira porque es una forma de violencia estructural y sus consecuencias sí que son reales.
Frente a la mentira sólo caben ciudadanos bien formados con capacidad de análisis sobre lo que se dice que es y lo que realmente es. Porque si la mentira es una forma de violencia estructural, la carencia de educación también lo es. Y tener educación no es solo saber leer y escribir. Es saber pensar.
Cadena Ser. 1 de junio de 2017