Philosophical Skepticism

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Academic Tradition / Metrodorus of Stratonicea

Metrodoro de Estratonica, del jardín al escepticismo

Entre todas estas voces menores académicas merece una mención particular el “cuasi” divergente Metrodoro de Estratonica. Aunque hay muy pocos datos de este filósofo, parece que al principio era seguidor de la secta epicúrea, al principio, pero que con posterioridad dejó el Jardín para ingresar en la Academia1. Esta operación de transfuguismo filosófico no era muy común, al contrario sí, recordamos que cuando a Arcesilao le preguntaban por qué de otras escuelas se pasaban al epicureísmo, pero no se daba el efecto contrario, pasarse de ser discípulo de Epicuro a otras escuelas,  Arcesialo respondía entre irónico, sarcástico y cruel que: “cuando uno es un hombre se puede convertir en eunuco, pero si eres eunuco no te puedes convertir en hombre”2. Metrodoro conocía bien a Carnéades según Cicerón3, pero difería de la interpretación4 que de él hacía Clitomaco, sobre todo en un punto muy sensible para el futuro de la escuela5. Según Clitómaco la suspensión del juicio era definitiva, y el sabio no podía tener opiniones, por lo que la abstención de todo juicio era lo correcto. Pero Metrodoro, más en la línea de Carnéades según nos parece, creía que la suspensión del juicio sólo tiene sentido en aquello que no tiene que ver con el orden práctico6. Es decir, para Metrodoro, el asentimiento era posible, con tal que no fuese dado con certeza absoluta. Dicho de otra manera, el sabio podía tener opiniones a condición de que éstas no fuesen dadas con absoluta certeza. Lo más interesante de esta lealtad a la doctrina de Carnéades es el testimonio también de Cicerón7, ya que dice que cuando Filón se separó de su maestro Clitómaco, se adhirió a las interpretaciones de Metrodoro. Dice Brochard que quizá en Metrodoro comenzase esa tradición que recoge con posterioridad Agustín de Hipona y según la cual los académicos también defendían como doctrina cierto dogmatismo escondido, esotérico en su afán de lucha dialéctica contra los estoicos. Este testimonio agustiniano8 ya ha sido discutido, llegando a la conclusión de que esta idea se trataba de una conjetura personal del santo poco fundamentada o fundamentada erróneamente en textos confusos de Cicerón. Además, la idea que preside en el de Hipona la crítica al escepticismo identifica la duda con la desperatio veri, la idea misma de la suspensión del juicio es reconocida como un estado del alma empobrecida y abatida por la presencia negativa del error. Con pocas palabras, la duda es un pecado contra Dios, contra la filosofía y la ciencia y contra la razón teleológica de la evocación en el hombre a la bondad. La duda sólo puede entenderse como estado transitorio de la consciencia pasada del error inconsciente del pecado a la certeza de la verdadera fe9.

Como ya dijimos al principio, después de Metrodoro sólo aparecen un número impreciso de nombres aislados en el Index Herculanensis, como discípulos de Carnéades.  No poseemos informes sobre las doctrinas de estos filósofos, tendemos a pensar que la mayor parte de las enseñanzas académicas fueron acercándose a posiciones eclécticas que resumían las teorías de Aristóteles, Zenón y la Academia10.


  1. Cf. CICERÓN, De orat., I, II, 45.
  2. D.L., IV, 43.
  3. CICERÓN, Acad., II, VI, 16 y De Orat.. I, XI, 45. Cicerón nombra a los discípulos de Carnéades, mencionando explícitamente a Metrodoro como que conocía bien las doctrinas del maestro.
  4. Cf. BROCHARD, V., Op. Cit., p. 188.
  5. Ya hemos dicho que de él parte la corriente que con posterioridad le llevará a decir a Agustín de Hipona  (nota 319) que el escepticismo de los académicos no era ontológico o gnoseológico (podríamos decir ahora) sino exclusivamente metodológico. Es decir, tanto la duda como la suspensión del juicio eran usadas, exclusivamente, como armas dialécticas contra los estoicos.
  6. He defendido en mi artículo “El escepticismo antiguo: Pirrón de Elis y la indiferencia como terapia de la filosofía”, Daimon. Revista de Filosofía, 36, 2005, pp. 27-43, que esta misma fue la posición de Pirrón de Elis. Uno puede ser indiferente ante tods las cosas, excepto ante tu familia o la ciudad (la patria).
  7. Acad., II, XXIV, 78.
  8. AGUSTÍN DE HIPONA, Contra Acad., III, VI, 37, ver supra nota 57, pp. 23-24.
  9. El escepticismo forma parte, según el santo, de la oscuridad de la historia, es un error que se anula a sí mismo como punto de paso obligado de toda conciencia en busca de la verdad, ver entre otros pasajes, Contra Acad., III, 8,17
  10. Cf. D.L., IV, 67, aquí se dice que Clitómaco conocía varios sistemas filosóficos, parece que aquí se inicia en la academia una marcha lenta e inexorable hacia el dogmatismo abiertamente estoico con Antíoco.