Entrevista con Goizane Lizarralde, responsable de I+D de Okin
¿A qué se dedica su empresa?
Okin es una empresa que desde hace 30 años se dedica exclusivamente a la fabricación de pan congelado, concretamente pan precocido congelado. Nuestra marca está presente en casi todos los puntos de venta de España y el 15% de nuestra facturación proviene de la exportación a países como Francia, Bélgica e Italia.
Una de las características que nos definen es que todo lo que producimos es Clean Label, es decir, sin aditivos ni conservantes, que es uno de los requisitos a la hora de producir uno nuevo. Nuestra empresa también se caracteriza por el uso de energías renovables en el proceso de producción de nuestros productos.
¿Qué importancia tiene la sostenibilidad para su empresa?
En Okin no entendemos la innovación sin la sostenibilidad y en los últimos años estamos trabajando más activamente en este aspecto. Todos tenemos que ser conscientes, tanto consumidores como compradores, empresas y gobiernos, de que todas nuestras decisiones tienen un impacto en el medio ambiente.
Por ello, desde 2020 contamos con un grupo de trabajo multidepartamental formado por Dirección, Calidad, Logística, I+D, Prevención y Marketing, que defiende y vela porque todos los proyectos se realicen en base a este eje estratégico tan importante para Okin. De esta forma, la sostenibilidad nos ha dado un propósito y una razón de ser.
¿Cuáles son los principales retos y oportunidades del sector cerealista en materia de sostenibilidad?
El sector cerealista en España está dando pasos importantes para identificar los retos del futuro gracias al trabajo que está llevando a cabo la Asociación Española de Técnicos Cerealistas (AETC).
Un ejemplo de ello lo encontramos en las XXXV Jornadas Técnicas de la AETC, cuyo título “Más allá de 2030” dio buena cuenta de los problemas que afectan actualmente al sector. Para ello, durante varios días se celebraron diversas ponencias centradas en los retos a los que se enfrenta el sector, al que cada vez se le exige más sostenibilidad medioambiental y que, al mismo tiempo, lucha por alcanzar la sostenibilidad económica.
¿Cuál es su papel en el proyecto LIFE Innocereal de la UE?
Nuestro papel en el proyecto LIFE Innocereal EU es el de socio beneficiario, evaluando la calidad panadera del trigo blando sembrado durante el proyecto mediante buenas prácticas agrícolas. Así, una vez sembrado el trigo y transformado en harina panadera, nos encargamos de puntuar la calidad panadera del trigo en nuestras instalaciones bajo diversos parámetros, como la proteína o la elasticidad, para que el pan tenga finalmente las características necesarias para su introducción en el mercado.
Del mismo modo, también hemos apoyado en la elaboración del Manual de Buenas Prácticas.
¿Qué supondrá para su empresa colaborar con otras para crear un sistema de certificación de cereales bajos en carbono a escala europea?
Si hay varios eslabones dentro del sector que se comprometan, al final tendremos un buen resultado. Para nosotros, colaborar con otras empresas es enriquecedor; innovamos colaborando con laboratorios, centros tecnológicos, etc.
Además, es importante señalar que la creación de un sello de certificación de cereales bajos en carbono, que identifique la producción sostenible de productos como el pan, daría a los consumidores la capacidad de tomar decisiones informadas sobre la compra de este producto.
Por último, ¿qué beneficios puede aportar este proyecto a las empresas del sector de los cereales?
Este proyecto podrá posicionar al sector como una industria que ha logrado superar un sistema profundamente arraigado.
En última instancia, si no empezamos a trabajar dentro de la cadena de valor de esta manera, basándonos en la producción sostenible de cereales a través de nuevas tecnologías, no sé si tendremos trigo en 2050.