El consumo de productos ecológicos aumenta en Catalunya de manera destacada; también hay un incremento de las ventas del comercio justo. Se ha pasado de consumir 330 bolsas de plástico per cápita (en el 2007) a 204 bolsas por persona (2016), aunque se registra un repunte reciente (sobre todo en el pequeño comercio urbano). Entre el 2009 y el 2013 bajó el consumo de pañales de un solo uso (niños de 0 a 2 años); y aunque desde entonces sube ligeramente, no se alcanza el tope del 2009 (73.273 toneladas). No obstante, con la perspectiva de 20 años, la producción ha aumentado un 58%. Por su pare, las cápsulas ya representan el 15% del café consumido, cuando en el 2004 sólo eran el 2%. Actualmente las cápsulas de café no se reciclan.
“Cada vez hay más diversidad de productos de usar y tirar sin que se penalice su impacto y, por otra parte, se deja de fomentar los productos que son reutilizables, compostables o fácilmente reciclables que puedan reintroducir a la economía productiva”, señala el informe. Un ejemplo claro de cómo no se está consiguiendo incidir en la prevención de los residuos es la caída de los envases reutilizables, que resulta “constante e imparable”. En el sector de hoteles, restaurantes y café (Horeca), la distribución mediante logística de retorno pierde peso respecto al envase de un solo uso. Prohibir ciertos artículos de usar y tirar, impuestos verdes y retorno de envases al comercio, soluciones propuestas “Todo indica que a este paso, en pocos años, la presencia de envases reutilizables será anecdótica, pese a que diversos análisis del ciclo de vida han puesto de manifiesto los beneficios ambientales de las botellas reutilizables frente a los envases de un solo uso”, dice el informe.
La cuota de los envases reutilizables no deja de disminuir desde el año 2000 en Catalunya. En 1997, uno de cada 3 envases (33%) era reutilizable, mientras que en el año 2017 ya solo aporta el 16% del total de los comercializados en Catalunya. Es algo que se produce en todas las categorías de bebidas (cerveza, refrescos y agua), aunque los envases de refrescos son los que más han disminuido (sobre todo, entre 2010 y 2017, período en que han pasado de un cuota del 36% a solo el 14%. Y lo mismo pasa con los envases de cerveza (pasan del 47% al 30%) y los de agua (del 17% al 8%).
El mercado de la reutilización (muebles, textil, residuos eléctricos y electrónicos, y papel y cartón) muestra un crecimiento general a lo largo de los últimos años. “Pero la tendencia es que el reaprovechamiento se da sólo se da en los artículos en que hay un mercado de segundo mano y donde hay posibilidad de negocio”, destaca el informe. Sólo en esos casos hay resistencia a la dinámica de una economía lineal: de usar y tirar. Estos índices son especialmente bajos en el caso de los residuos voluminosos y los residuos eléctricos y electrónicos. “Estos materiales no son entregados, recogidos y transportados en condiciones que faciliten su reutilización”, se dice. El resultado es que sólo se reutiliza el 7% de los aparatos eléctricos y electrónicos que llegan a estos circuitos. “Hay canales para esta recuperación; pero si las condiciones no mejoran, no puede aumentar la recogida”, añade Elena Díez, directora ejecutiva de Rezero y responsable del estudio. El abandono en la vía pública de los materiales eléctricos y electrónicos sigue siendo muy frecuente, lo que demuestra las carencias del sistema actual. La consecuencia es que los productos que podrían ser reparados o reutilizados sufren daños a lo largo de la cadena; y muchas veces las entidades que se encargan de estas labores sufren falta de personal, de infraestructuras o de medios para realizar las actividades de reparación o de reutilización.