Patrimonio Provincia Patrimonio Natural: Parque Natural de las Sierras Subbéticas

El papel del agua

ciclo

Para entender el proceso de formación de las Sierras Subbéticas es necesario comprender el ciclo del agua y su acción sobre la piedra . El dióxido de carbono del aire o suelo crea, al mezclarse con el agua, ácido carbónico, caracterizado por su gran poder para disolver la piedra caliza, dando lugar al bicarbonato cálcico. Este proceso de modelaje de la roca caliza recibe el nombre de karstificación, siendo el principal responsable de la mayor parte de los relieves que se observan en las sierras Subbéticas.

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Las precipitaciones que caen sobre el macizo calcáreo subbético se encuentran con un relieve de roca casi desnuda, de escasa pendiente y muy agrietado, por donde se filtra. Una de las huellas más claras de este proceso es la presencia de pequeños huecos en el suelo que forman hendiduras que se van disolviendo hasta conseguir horadar la piedra. Esta acción, prolongada a lo largo de miles de años puede producir fenómenos como las dolinas (como la de Los Hoyones). Cuando estas depresiones alcanzan grandes dimensiones, puede producirse un fenómeno de unión de varias dolinas, formando auténticas cubetas donde se acumulan sedimentos de naturaleza impermeable. Este fenómeno es el de las navas, que en su más amplia extensión dan lugar al polje (como el de la Nava). Los poljes se pueden definir como extensas depresiones de fondo plano encerradas entre montañas.paisa

El proceso del agua afecta también a las elevadas pendientes de las laderas desnudas, continuando igualmente el proceso de disolución de las rocas, formado surcos y crestas irregulares. Este tipo de formaciones recibe el nombre de lapiaces: pequeñas cordilleras acanaladas en las que las aguas de escorrentías actúan sobre la superficie creando caprichosas formas . Un ejemplo de esta actividad del agua es el Lapiaz de los Lanchares.

Cuando el agua penetra en el interior del macizo calcáreo, provoca la disolución de las rocas formando galerías y simas de gran profundidad, como puede ser el caso de la famosísima sima de Cabra. Esta labor de erosión en el subsuelo, continúa imparable formando cavidades, grutas y cuevas, como la de Los Murciélagos.

Tras su camino subterráneo, el agua abandona este camino para asentarse sobre otro tipo de materiales: margas arcillosas impermeables a través de las cuales el agua no puede circular. El contacto entre calizas y margas hace que el líquido emerja de nuevo a la superficie. Esta mezcla de propiedades permiten el desarrollo de acuíferos y de terrenos ricos en nutrientes que favorecen cultivos como el del olivar.

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