El pasado 8 de noviembre el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna (CIC) celebró una reunión de máximo órgano de administración en Madrid.
Entre los acuerdos adoptados destacó una declaración a favor de la implantación de mecanismos severos de control de aquellas prácticas de manipulación genética encaminadas a obtener mejores trofeos. El CIC se muestra diametralmente contrario a todo tipo de manipulaciones artificiales como los cruces entre especies animales distintas, la hibridación de subespecies, la inseminación o la implantación de embriones en animales salvajes con fines cinegéticos. En palabras de Bernard Lozé esta resolución ha sido «muy pensada, meditada y discutida, aprobada por unanimidad sobre la manipulación genética de animales salvajes y consideraciones sobre la caza ética». En definitiva, se trata de evitar que se mezclen genéticamente distintas especies y se pierdan las especies puras, una medida que ya se está llevando a cabo en España con el ciervo ibérico, para preservar la especie.