P r e s e n t a c i ó n    

     Con independencia del mandato legal existente, tenemos el convencimiento personal de que un Plan Estratégico es, en el momento actual, la mejor herramienta para adaptarse al profundo cambio que ha empezado a operarse en el entorno universitario.

     La Universidad de Córdoba cuenta con treinta años de historia.  Al cabo de este tiempo se puede fácilmente convenir que es una universidad joven, dinámica y emprendedora en muchos aspectos y, sin embargo, muy consolidada. Constantemente se enfrenta al futuro con esa mezcla del poso que ya le da la importante experiencia de sus miembros y la ilusión del que empieza.  Esto ha hecho que en singulares aspectos sea un referente de calidad en Andalucía, e incluso en España, y que su impacto científico se enmarque en un segmento significativo de eficiencia.  Como contrapunto, estas fortalezas no nos han permitido evitar la caída del número de estudiantes, que se ha correspondido en grandes números con la caída de la pirámide de población.

    El nuevo marco jurídico derivado de las leyes -orgánica y andaluza- de universidades (L.O.U. y L.A.U. respectivamente), junto con todo el proceso de convergencia europea, han venido a modificar el entorno en que se haya de desenvolver esta universidad. Como consecuencia, existen hoy tales incertidumbres que resulta imperiosa una seria reflexión acerca del futuro y, tras ella, una labor de planificación.

    ¿Hacia dónde va la Universidad de Córdoba? A veces, no se sabe –o no se ha explicitado suficientemente- hacia dónde, lo cual es preocupante. Todos tenemos muchas y grandes ideas acerca de su futuro, pero ¿son tales ideas convergentes? ¿caben en un mismo modelo de universidad? ¿se suman o se contrarrestan en sus efectos? ¿son las que demanda la sociedad que nos sustenta? ¿cómo son los resultados de nuestra actividad? Pasando de estas grandes cuestiones a otras más cercanas: ¿encuentran trabajo nuestros titulados? ¿está nuestra investigación orientada en consonancia con las necesidades de nuestra sociedad? ¿resultan adecuados los canales de retorno a aquella del fruto de nuestra investigación? ¿estamos asegurando convenientemente la generación de relevo en nuestra propia comunidad universitaria? ¿somos suficientemente eficientes?  O, ya en lo más tangible: ¿reincorporamos en condiciones adecuadas a nuestros jóvenes investigadores que marcharon fuera a formarse?  ¿facilitamos prácticas en empresa de calidad y en cantidad suficientes?  ¿ofrecemos a nuestros estudiantes los servicios universitarios que demandan?

    Las preguntas, y sobre todo las respuestas, deben darse como fruto de la reflexión y ser ordenadas.  La ley nos ha abocado a un sistema de dirección estratégica y a un Plan Estratégico y ofrece la oportunidad de que la Universidad lidere sus propios cambios frente a una alternativa poco halagüeña: que se nos lidere desde fuera o, aún peor, que no se lidere desde ningún sitio.

    Un sistema de dirección estratégica (planificación, dirección, evaluación, redefinición del plan) es la herramienta adecuada para buscar esa optimización de nuestra actividad que mejore nuestros resultados por encima de la media y que nos haga, en suma, más competentes para así ser más competitivos. Planificar no es sólo saber qué decisiones debemos adoptar mañana para alcanzar nuestros objetivos; planificar es, sobre todo, saber qué decisiones hemos de adoptar hoy para que ese futuro se aproxime al deseado.

    Por todo ello, la Universidad de Córdoba se dota de su primer Plan Estratégico con una doble perspectiva: la del corto-medio plazo, que permita abordar las cuestiones más candentes, y la del largo plazo, que establezca las bases del futuro para una década desde una visión consensuada para vislumbrar qué será nuestra universidad en el futuro o, mejor aún, qué queremos que sea.

   ¿Hacia dónde hemos de ir? La respuesta no es simple. No basta con decir qué queremos hacer; antes hay que conocerse y conocer bien el entorno: ¿qué sabemos hacer? ¿qué necesita la sociedad que nadie le dé y nosotros sepamos hacer? ¿qué pensamos que podemos hacer que pueda mejorar la calidad de vida, material e intelectual en un futuro aunque todavía nadie lo demande?

   Aunque nuestros grandes objetivos vienen derivados de la Ley y de la voluntad de nuestros representantes políticos en los parlamentos nacional y andaluz, la autonomía propia de las universidades nos permite un enorme abanico de posibilidades para decidir actuaciones concretas, y no tan concretas, en orden a la consecución de los fines públicos. Si a esto añadimos que el crecimiento de una universidad supone el declive de otras, al depender su financiación en buena parte del número de alumnos, resulta que los comportamientos meramente vegetativos llevarán a quien los adopte a una situación de empeoramiento relativo, pues el estudiante y la empresa acudirán a la universidad que mejor atienda sus demandas.

   El Plan Estratégico es responsabilidad y compromiso de todos cuantos formamos parte de la comunidad universitaria en calidad de agentes de ella y de todos aquéllos que se sientan de una u otra forma vinculados a la Universidad de Córdoba y aspiren a mejorarla en beneficio de la sociedad.

Eugenio Domínguez Vilches

Rector de la Universidad de Córdoba

 

     

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