La península de las casas vacías, de David Uclés
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2 semanas 5 días antes - 2 semanas 1 día antes #209
por club-lectura
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La península de las casas vacías, de David Uclés Publicado por club-lectura
05/04/2024. 13.37 h. (De Biblioteca UCO para David Uclés)
Buenas tardes, David. Me presento. Soy Esperanza Jiménez, bibliotecaria de la UCO y quien gestiona la web Escritor@s UCO, que lleva activa en la Biblioteca Universitaria desde 2013 y que reúne a personas vinculadas con la UCO que de una u otra forma escriben (…) Como antiguo alumno de la UCO, si te apetece formar parte de ella, debes enviarnos lo siguiente (….)Un cordial saludo y espero noticias tuyas.
05/04/2024. 19.28 h. (De David Uclés para Biblioteca UCO)
Hola, Esperanza:¡Claro! Me gustaría formar parte de esa red. Te paso los datos. Muchas gracias por contar conmigo. Aquí tienes un PDF y una fotografía con la información.Muchas gracias y un abrazo,David
08/04/2024. 9.11 h. (De Biblioteca UCO para David Uclés)
Buenos días, David. Muchas gracias por la rapidez en contestar. Nosotras también hemos sido rápidas.
www.uco.es/servicios/biblioteca/escritores-uco/ucles-d
En el próximo pedido de libros para la Biblioteca, incluiremos La península de las casas vacías . Saludos y suerte mañana con tu presentación en La Inaudita .
Y así fue como David Uclés (Úbeda, 1990) se convirtió en pocas horas en uno de nuestros Escritores UCO . Desde el mes de abril hasta ahora, creo que ni el propio autor se imaginaba lo que iba a pasar con La península de las casas vacías. Sin temor a equivocarnos, es uno de los libros del año, todo un éxito a nivel de público y de crítica que le ha llevado a un periplo interminable de presentaciones precisamente por esta Península protagonista de la obra ( sólo hay que darse un paseo por sus redes ). Y no es para menos. El libro es una verdadera maravilla: diferente, sorprendente, ameno (¡700 páginas!), e incluso divertido por momentos, a pesar de la tristeza y la crudeza de la historia por todos sabida.
Ha sido definida desde el principio como “una novela total sobre la Guerra Civil en clave de realismo mágico”, a la que no le falta su territorio mágico, Iberia, y más concretamente Jándula (trasunto de Quesada, Jaén, pueblo de origen de la familia de Uclés), y sus protagonistas (inspirados en muchos casos en sus familiares), con un patriarca de nombre inolvidable a la cabeza: Odisto Ardolento. Aunque a estas alturas del siglo XXI es difícil romper moldes en literatura (aquí hay que reconocer que Unamuno lo tuvo más fácil con sus nivolas), David se atreve y lo consigue. Así, el convertirse a sí mismo en personaje que aparece de vez en cuando entre las páginas del libro (incluso llega a reunirse con el mismísimo Franco) es todo un acierto que aligera el contenido dramático de una historia llena de referencias literarias, musicales, pictóricas, unas explícitas y otras no tanto, pero escrita para todos los públicos; como también es un acierto el “regreso al futuro”, es decir, el autor (y el lector) sabe cómo termina la historia y hay veces que quiere cambiarla, pero los propios personajes lo impiden como actores de un destino implacable que tarde o temprano acabará por llegar.
Como decíamos antes, estamos hablando de una obra total, formada por un prólogo, un epílogo, un Interludio, en el que David inventa una preciosa historia de Iberia, y 120 capítulos, agrupados en cuatro partes, además de numerosas y muy pertinentes citas.
En La península de las casas vacías hay poesía a raudales, en capítulos como el 64 (la intensidad poética aumenta si se lee en voz alta escuchando el Andante festivo de Sibelius), o en el capítulo final, “El nicho bajo el almendro”, que nos deja el corazón encogido; pero también mucho realismo, como el del capítulo 72 dedicado al bombardeo de Gernika; y no falta tampoco la pura fantasía, por ejemplo en el capítulo 63, en el que los padecimientos del hambre extrema se mezclan de una forma increíble con los colores del pintor Zabaleta, nacido en Quesada y que también aparece, junto a su hija, en el libro (y no solo en la portada).
Con una escritura minuciosa, llena de símbolos e imágenes, destacan por su intensidad la del volcán que se forma en el centro de la Península y que se alimenta de la sangre de los españoles (el tristemente famoso “millón de muertos”) y la grieta que se abre en Iberia y que nos recuerda a La balsa de piedra, de José Saramago.
En definitiva, un libro único que podéis encontrar en la Biblioteca y que desde aquí os recomendamos que leáis y disfrutéis como lo hemos hecho nosotras. Podéis empezar con el fragmento que muy amablemente nos cedió el propio autor. También os dejamos en adjuntos el cartel que hemos hecho para difusión y que recrea la portada del libro con el fragmento del cuadro "La romería", de Rafael Zabaleta.
Gracias, David.
Buenas tardes, David. Me presento. Soy Esperanza Jiménez, bibliotecaria de la UCO y quien gestiona la web Escritor@s UCO, que lleva activa en la Biblioteca Universitaria desde 2013 y que reúne a personas vinculadas con la UCO que de una u otra forma escriben (…) Como antiguo alumno de la UCO, si te apetece formar parte de ella, debes enviarnos lo siguiente (….)Un cordial saludo y espero noticias tuyas.
05/04/2024. 19.28 h. (De David Uclés para Biblioteca UCO)
Hola, Esperanza:¡Claro! Me gustaría formar parte de esa red. Te paso los datos. Muchas gracias por contar conmigo. Aquí tienes un PDF y una fotografía con la información.Muchas gracias y un abrazo,David
08/04/2024. 9.11 h. (De Biblioteca UCO para David Uclés)
Buenos días, David. Muchas gracias por la rapidez en contestar. Nosotras también hemos sido rápidas.
www.uco.es/servicios/biblioteca/escritores-uco/ucles-d
En el próximo pedido de libros para la Biblioteca, incluiremos La península de las casas vacías . Saludos y suerte mañana con tu presentación en La Inaudita .
Y así fue como David Uclés (Úbeda, 1990) se convirtió en pocas horas en uno de nuestros Escritores UCO . Desde el mes de abril hasta ahora, creo que ni el propio autor se imaginaba lo que iba a pasar con La península de las casas vacías. Sin temor a equivocarnos, es uno de los libros del año, todo un éxito a nivel de público y de crítica que le ha llevado a un periplo interminable de presentaciones precisamente por esta Península protagonista de la obra ( sólo hay que darse un paseo por sus redes ). Y no es para menos. El libro es una verdadera maravilla: diferente, sorprendente, ameno (¡700 páginas!), e incluso divertido por momentos, a pesar de la tristeza y la crudeza de la historia por todos sabida.
Ha sido definida desde el principio como “una novela total sobre la Guerra Civil en clave de realismo mágico”, a la que no le falta su territorio mágico, Iberia, y más concretamente Jándula (trasunto de Quesada, Jaén, pueblo de origen de la familia de Uclés), y sus protagonistas (inspirados en muchos casos en sus familiares), con un patriarca de nombre inolvidable a la cabeza: Odisto Ardolento. Aunque a estas alturas del siglo XXI es difícil romper moldes en literatura (aquí hay que reconocer que Unamuno lo tuvo más fácil con sus nivolas), David se atreve y lo consigue. Así, el convertirse a sí mismo en personaje que aparece de vez en cuando entre las páginas del libro (incluso llega a reunirse con el mismísimo Franco) es todo un acierto que aligera el contenido dramático de una historia llena de referencias literarias, musicales, pictóricas, unas explícitas y otras no tanto, pero escrita para todos los públicos; como también es un acierto el “regreso al futuro”, es decir, el autor (y el lector) sabe cómo termina la historia y hay veces que quiere cambiarla, pero los propios personajes lo impiden como actores de un destino implacable que tarde o temprano acabará por llegar.
Como decíamos antes, estamos hablando de una obra total, formada por un prólogo, un epílogo, un Interludio, en el que David inventa una preciosa historia de Iberia, y 120 capítulos, agrupados en cuatro partes, además de numerosas y muy pertinentes citas.
En La península de las casas vacías hay poesía a raudales, en capítulos como el 64 (la intensidad poética aumenta si se lee en voz alta escuchando el Andante festivo de Sibelius), o en el capítulo final, “El nicho bajo el almendro”, que nos deja el corazón encogido; pero también mucho realismo, como el del capítulo 72 dedicado al bombardeo de Gernika; y no falta tampoco la pura fantasía, por ejemplo en el capítulo 63, en el que los padecimientos del hambre extrema se mezclan de una forma increíble con los colores del pintor Zabaleta, nacido en Quesada y que también aparece, junto a su hija, en el libro (y no solo en la portada).
Con una escritura minuciosa, llena de símbolos e imágenes, destacan por su intensidad la del volcán que se forma en el centro de la Península y que se alimenta de la sangre de los españoles (el tristemente famoso “millón de muertos”) y la grieta que se abre en Iberia y que nos recuerda a La balsa de piedra, de José Saramago.
En definitiva, un libro único que podéis encontrar en la Biblioteca y que desde aquí os recomendamos que leáis y disfrutéis como lo hemos hecho nosotras. Podéis empezar con el fragmento que muy amablemente nos cedió el propio autor. También os dejamos en adjuntos el cartel que hemos hecho para difusión y que recrea la portada del libro con el fragmento del cuadro "La romería", de Rafael Zabaleta.
Gracias, David.
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Última Edición: 2 semanas 1 día antes por club-lectura.
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- Billie
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7 horas 22 minutos antes #210
por Billie
Respuesta de Billie sobre el tema La península de las casas vacías, de David Uclés
Esperanza, hay que ver lo que haces por tu club de lectura. Pero es estupendo que tengamos a David Uclés entre nosotros, este excelente escritor, que nos ha entregado una novela (estoy de acuerdo contigo, Espe), una novela, digo, total, un universo en sí mismo y una obra que debería ser leída por lo menos en las universidades, y no sólo en los estudios de Filología, sino también en los de Historia.La verdad es que a mí me ha costado terminar la novela y no por su extensión. En la página 560 decidí dejarla reposar y así ha estado un tiempo hasta que la vi aquí.La dejé porque no podía más con tanto horror y tanta desgracia. Es lo mismo que me pasa ahora con Palestina, sobre la que no puedo oír nada (aunque eso es imposible), porque el corazón no puede con tanto dolor.Eso me estaba pasando, digo, con “La península…” y, como algunos personajes, tuve que lavarme la cara y el cuerpo que chorreaban sangre.A pesar de que David Uclés no se regodea con las escenas más terribles (pienso en la horrible matanza de la plaza de toros de Badajoz o los asesinatos de Paracuellos), la novela está contando una guerra, la peor de todas, una lucha fratricida que tod@s tenemos todavía muy presente, y la simple descripción de lo ocurrido es ya en sí mismo una descripción del espanto.No sé si me enteré de la publicación de la novela por una reseña en prensa o por la entrevista en Página 2. Me pareció fascinante que la novela se definiera como una historia de la guerra civil “narrada en clave de realismo mágico”. Aunque tiene mucho de verdad, esta afirmación es un poco exagerada. Es verdad que hay muchos elementos de realismo mágico, pero no son la clave. Yo creía que, al igual que la estructura formal (su presentación en capítulos breves) y las recomendaciones musicales, iba a servir para descargar la intensidad de lo narrado. Pero me encuentro con que no: la mayoría de las veces esa magia sorprende, sí, pero refuerza, a mi modo de ver las situaciones desgraciadas.Capítulo aparte merece la irrupción del narrador-autor como personaje, recurso muy bien empleado, y que, como tal (y como Eva-Casandra) sabe lo que va a pasar y no puede hacer nada por evitarlo.Cuento aquí que vi también la breve entrevista que le hicieron en Un país para leerlo. En ella decía que lo que buscaba era despertar emociones en los lectores. Pues, desde luego, en mi lo ha conseguido. Y no sólo emociones como el horror o el dolor, sino también el amor de pareja (Jacobo y José, Odisto y Fuensanta, Ángeles y Pedro) y el amor a la familia y a la tierra, la empatía entre los soldados y la bondad espontánea de la gente corriente.Quedarían muchas más cosas por decir, pero voy a aburrir al Santo Job. Sólo, y por último quisiera agradecerle a David esta magnífica obra, que ha debido obligarlo a un trabajo de documentación amplísimo y agradecerle también que haya mostrado tanta sensibilidad, reflejada en ese buen montón de citas tan bien elegidas, que me han hecho llorar y enrabietarme y aprender de la condición humana. Gracias, David.
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