Dos años es el plazo en el que un equipo científico de las Universidades de Córdoba, Granada, Sevilla, Murcia, Extremadura, UNED y Fatih de Estambul espera ver publicada la primera enciclopedia dedicada a los moriscos andalusíes expulsados de España en el año 1609. Coordinado por el profesor de la UCO Enrique Soria Mesa, el proyecto de excelencia “En los orígenes de la Andalucía Multicultural. Integración y rechazo de los moriscos”, incentivado por la Consejería de Economía, mantiene abierta una línea de investigación gracias a la cual ya se han podido probar documentalmente cómo miles de andalusíes prefirieron ocultar su identidad para poder seguir viviendo en su país.
Entre las decenas de linajes de moriscos ocultos en el reino de Granada que Soria ha descubierto en los últimos años, se encuentran numerosos mercaderes de seda, médicos, boticarios, abogados, notarios e incluso clérigos. Según el estudio, en los reinos de Córdoba, Jaén y Sevilla debieron permanecer igualmente muchos centenares, acaso miles, de moriscos. Unos lo hicieron con permiso regio; otros, escondidos, cambiando de localidad y a veces de nombre y apellidos; bastantes fueron protegidos por los poderosos locales, que los necesitaban para el trabajo de la tierra y la artesanía; muchos debieron regresar tras ser expulsados, en un goteo imposible de cuantificar. Finalmente, un buen porcentaje elevó pleitos a las distintas instancias judiciales de la época, consiguiendo en su mayoría eludir con el paso de los años los decretos de expulsión.
La recuperación de toda esa historia será posible ahora gracias al trabajo de los investigadores, que además analizarán la vida cotidiana de los moriscos entre 1570 y 1610, es decir entre que son expulsados del reino de Granada por Felipe II y repartidos en las distintas ciudades y pueblos de Andalucía, y su definitivo exilio por orden de Felipe III. En este sentido, los primeros resultados publicados apuntan a una sorprendente capacidad de adaptación al medio por parte del pueblo morisco, que en algunos casos llegaron en la más absoluta miseria y en medio de un clima de rechazo étnico y religioso, y poco a poco consiguieron prosperar. Los más hábiles y afortunados de ellos consiguieron acumular en esos escasos cuarenta años considerables fortunas, convirtiéndose en prósperos mercaderes o arrendadores de tierras y de rentas.
De Andalucía Investiga