Son muchos los casos de censura que se han dado en el campo de los productos audiovisuales desde el momento en que llegaron a nuestras vidas. No solamente las películas han pasado por estas tijeras, sino que también los videojuegos las han experimentado de una forma u otra, ya sea cambiando algo del guión o incluso prohibiendo un juego en algún país. Todo esto se debe a las diferencias culturales que abundan en nuestra sociedad. Los motivos de censura más comunes son el sexo y la violencia, pero también la religión o la política pueden ser la causa.
Es mucho más común encontrar fallos “llamativos” en la traducción de este tipo de productos multimedia, como el que podemos apreciar en la siguiente foto perteneciente al videojuego Terraria, donde se tradujo save por ahorrar y close por cerca, sin obviar esa risa un tanto extraña con G, en lugar de con J. Podéis juzgar vosotros mismos:
Pero no queremos centrarnos en los fallos, sino más bien en las soluciones propuestas a la hora de sortear los obstáculos que la censura lleva imponiendo en este campo en continuo auge desde sus comienzos hasta la actualidad.
El primer caso que vamos a presentar no es interesante por su traducción en sí, sino por el hecho de que un juego moderno (2017) haya sufrido censura en nuestro país. Se trata de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, en cuya versión española se evita un diálogo centrado en el suicidio, a diferencia de en Reino Unido o Japón. Nintendo quiso abordar este delicado tema que preocupa en la sociedad nipona a través de una serie de interacciones con uno de los personajes que te anima a seguir viviendo, mientras que en España se optó por hablar de la temeridad de los jóvenes de hoy en día y pasar a otra cosa.
Otro ejemplo de adaptación que ha captado nuestra atención lo hemos encontrado en el juego Metal Gear Solid Peace Walker, un juego que salió a la venta en 2010 para PSP. Perteneciente a la saga de juegos del mismo nombre, presenta una escena muy recurrente en la que el protagonista es atrapado por el malo de turno, quien lo tortura para sacarle información. La acción en cuestión llegó a Europa fiel al original, capturan a Snake (el protagonista) y lo someten a tortura aplicándole descargas con unas barras eléctricas. Sin embargo, en Japón esta escena fue cambiada, de forma que la tortura no consistía en dar descargas, sino en hacerle cosquillas al protagonista con “bastones de la risa”. Se tuvo que alterar tanto el guion como el doblaje del juego para reflejar esto.
Y, por último, el ejemplo de adaptación a la censura que nos ha parecido más ocurrente lo hemos encontrado en el Final Fantasy Legend II, un juego para Game Boy que vio la luz en 1990. En este caso, la censura viene ligada al tema de las drogas, un personaje nos advierte de que “el opio prohibido está circulando en secreto”. Una mención tan clara a los narcóticos es algo delicado que mencionar, sobre todo en juego dirigido a un público joven. ¿Cuál fue la solución para esto? Cambiar opio por plátanos. Nos resulta tan divertido y absurdo imaginar un tráfico de plátanos que pese a ser un caso de censura, nos encanta la propuesta del traductor.
En conclusión, podemos destacar la labor encomiable de los traductores de videojuegos que no solamente se enfrentan a las pautas de localización impuestas por las empresas, sino que también tienen el reto de hacer que los videojuegos pasen el control de cada uno de los países en los que se va a comercializar el producto.
- Traduciendo la censura “gaming” - 10 abril 2021