GRUPO TOXICOLOGÍA VETERINARIA
Responsable del grupo: M. Rosario Moyano Salvago
Este grupo de investigación tiene la seguridad por bandera. Su actividad de transferencia está enfocada en la evaluación de la toxicidad de diferentes sustancias con el objetivo de garantizar la protección de la salud de los seres vivos, así como de su entorno. Desarrollan proyectos con empresas del sector biomédico, farmacéutico, agroalimentario, además de colaborar con las administraciones públicas. Su línea prioritaria de trabajo está relacionada con el estudio del Bisfenol A (BPA) como contaminante ambiental y alimentario y sus efectos nocivos.
¿En qué sector desarrolla su equipo la transferencia?
Nuestro grupo de investigación AGR 215, trabaja en evaluación de la toxicidad de contaminantes ambientales, alimentarios, fármacos, biomateriales etc… que puedan producir efectos adversos sobre la salud humana, animal y medioambiental. Este tipo de evaluación se hace mediante ensayos de toxicidad, fundamentalmente “in vivo” en distintos modelos siguiendo, en muchos casos, las directrices de la OCDE (Dosis Letal 50, toxicidad de 90 días, estudios multigeneracionales, etc.) y se lleva a cabo en nuestros laboratorios de Toxicología y en el Servicio de Animales de Experimentación (SAEX) de la UCO, del que somos usuarios.
Por ello, el sector en el que nuestro grupo desarrolla transferencia es muy amplio ya que se trata de evaluar la seguridad de distintas sustancias. Se nos requiere por parte de empresas del sector biomédico, farmacéutico, agroalimentario y, a veces, por parte de la administración para estudiar distintos contaminantes medioambientales evaluando sus efectos sobre los distintos eslabones de la cadena trófica.
¿Desde cuándo hacen transferencia?
Desde hace más de 30 años nuestro grupo lleva a cabo labores de transferencia.
¿Qué resultados de investigación han sido claves para que puedan tener una labor tan activa en transferencia?
Nuestra línea prioritaria y de la que hemos obtenido resultados claves es el estudio del Bisfenol A (BPA) como contaminante ambiental y alimentario y sus efectos fundamentalmente sobre el eje hipotálamo-gonadal. La presencia de este contaminante en gran cantidad de productos de consumo (plásticos, materiales médicos, envases alimentarios,…) hace que exista una gran preocupación por la repercusión sobre la salud y que la regulación sea cada vez más exigente, sobre todo por su acción como disruptor endocrino y sus efectos sobre la reproducción y otro tipo de enfermedades asociadas. Para ello se requieren nuevos conocimientos para evaluar la toxicidad de este compuesto. Además, somos expertos con una amplia trayectoria en investigación sobre evaluación de la seguridad de distintos compuestos.
Por esta intensa actividad de transferencia derivada de estas líneas de trabajo antes mencionadas hemos recibido reconocimientos y premios, así como ayudas del Plan Propio Galileo de la UCO gestionado por la OTRI.
¿Con qué empresa/s suelen trabajar más? ¿son todas ellas del mismo sector?
Trabajamos con numerosas empresas, muchas de ellas son industrias farmacéutica especializadas en el desarrollo, fabricación y comercialización de productos farmacéuticos, biomateriales y otros productos sanitarios, como es el caso de Laboratorios Hipra, Rovi, ZurKo Research, Biovet, etc.. También lo hacemos con empresas relacionadas con productos agrícolas, tales como fertilizantes, bioestimulantes, etc… como es el caso de Econatur Biocience, así como de firmas del sector de alimentos como es el caso de Fitoplancton marino S.L.
¿Cómo compaginan el trabajo de investigación con las tareas de transferencia? ¿Tienen tiempo para llevar las dos tareas en paralelo?
Las líneas que llevamos de transferencia y de investigación están relacionadas y usamos para ellas metodologías similares, no obstante, la carga de trabajo en el laboratorio es intensa. Además, las tareas administrativas que conlleva este tipo de contratos con las empresas son muy intensas.
¿Cuántas personas forman parte de su grupo de investigación?
Cuatro profesores/investigadores, un becario y una técnico de laboratorio. Además, contamos con la colaboración del Personal del SAEX, al ser usuarios de este Servicio, que cuenta con un personal altamente cualificado en el desarrollo de ensayos “in vivo”.
¿Cuántas personas hay contratadas en su grupo gracias a estos proyectos de transferencia?
En algunos casos estos contratos con las empresas conllevan una partida para contratar algunos investigadores de forma puntual a través de art- 83, pero lo cierto es que muchas veces es insuficiente, ya que estos investigadores tienen que estar bien formados y los contratos son a veces precarios. Necesitaríamos un personal más estable y con buena formación.
¿Tienen alguna patente o están en proceso de petición o concesión?
En colaboración con la Universidad de Sevilla, hemos llevado a cabo cinco patentes ya concedidas relacionadas con la seguridad alimentaria. Éstas se refieren al uso de varias composiciones que comprenden N-acetilcisteína (NAC), vitamina E, selenio, L-carnitina, etc… para el tratamiento, prevención y/o recuperación de los efectos en peces destinados al consumo y que pueden estar expuestos a determinados tóxicos como, por ejemplo, las microcistinas, y que suponen un riesgo para el consumidor. Dicha composición se utiliza para la fabricación de un alimento funcional, un complemento vitamínico, o un complemento nutricional en peces.
¿Han pensado crear Empresas de Base Tecnológica gracias a los proyectos de transferencia?
Sería interesante, quizás más adelante.
¿En qué piensa que la UCO puede ayudar a los grupos que hacen transferencia para seguir potenciando y si es posible incrementando esta tarea?
Ya se hace, pero no todo lo que se necesita. Se requiere apoyo económico, dotación de personal investigador, administrativo y de gestión, y hacer una gran difusión de los grupos que hacemos transferencia y las principales líneas de actuación que llevamos a cabo.
Conoce más detalles de este grupo en su web